El más importante reconocimiento para los violinistas a escala nacional lo conquistó recientemente el larense Diego José Díaz Coronel, miembro de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Lara y destacado alumno de la Academia Latinoamericana de Violín.
Díaz Coronel de 17 años de edad, se acercó a esta casa editora junto al maestro Francisco Díaz, director de la Academia en Lara, quien nos habló de lo que significa conquistar la decimonovena edición del Concurso Nacional de Violín Juan Bautista Plaza.
“Este concurso se celebra cada dos años en el Colegio Emil Friedman en Caracas. Es el certamen más prestigioso del país y este año contó con la participación de 18 talentosos violinistas de diferentes regiones de Venezuela. Es un galardón que nos honra y enorgullece ya que desde 1991 no alcanzábamos dicho reconocimiento”, expresó Francisco Díaz.
En el pasado, agregó, el repertorio ha abordar durante el Concurso era más sencillo, hoy en día los participantes ejecutan las obras para violín de mayor dificultad. Entre estas Capricho de Paganini.
Asimismo, el jurado lo conformaron exigentes músicos; Alfonso López, concertino de la Sinfónica de Venezuela; Alejandro Ramírez, director de junta directiva de la Sinfónica de Venezuela y los maestros Domingo García y Eddy Marcano.
El Concurso consta de dos rondas eliminatorias y una final. Durante la primera ronda (solista) se ejecuta un repertorio violinístico tradicional, seguidamente se interpreta una obra de Johann Sebastian Bach acompañado por un pianista. Igualmente, se toca una sonata de Mozart y una obra de violín y piano virtuosa. En la ronda final se presenta un concierto de altísimo nivel del repertorio romántico.
Iniciaron 18 participantes, a la segunda ronda clasificaron siete violinistas y finalmente cinco entraron a la final.
“Otro mérito que reafirma el talento de Díaz Coronel y la enseñanza que se imparte en la Academia es que al final compitió con un violinista caraqueño que acaba de ser aceptado en la Manhattan School of Music, es decir, un gran contrincante de reconocida experiencia, no obstante, la provincia logró el ansiado laurel”.
El docente añadió que es muy significativo el reconocimiento ya que da fe de que la dinámica de enseñanza del Sistema Nacional de Orquestas, a título individual, mediante las Academias, es igualmente exitosa.
“Todo aquel que toque violín o aspire hacer una carrera como violinista tiene que medirse en este concurso. Es el valor al esfuerzo durante años”.
Por más metas
Diego José Díaz Coronel, estudiante de la licenciatura en Música en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado recibió un diploma y premio en metálico por su extraordinaria ejecución. El violinista se inició en la música a los 9 años, ejecutando el cuatro, la flauta dulce, la guitarra y la mandolina. A los 11 años se interesó por el violín por insistencia de los maestros Orlando Padilla y Jesús Segovia. Posteriormente, comenzó clases con Francisco Díaz en la UCLA y Academia Latinoamericana de Violín. Perteneció a la Orquesta Nacional Infantil en el año 2010 y a los 15 años comenzó clases con el maestro Sergio Celis, también de la Academia
Latinoamericana de Violín. Asimismo, recibió los consejos del maestro José Francisco del Castillo.
“Todo ha sido un arduo trabajo, incluso mucho antes de preparar el repertorio para el concurso. Todo es producto del estudio y el esfuerzo, de las más de cuatro horas de ensayo que realizó diariamente”. Sobre sus expectativas en el concurso expresó que asistió seguro de sus destrezas, sin embargo, cuando se encontró en la final no lo podía creer.
“Como concursante es importante pensar en grande pero cuando gané no lo creía. Fue una sorpresa muy agradable”. Díaz Coronel aseguró que se siente satisfecho y orgulloso por alcanzar tan prestigioso mérito.
“Me siento muy feliz por haber alcanzado esta meta. Me gusta ser un ejemplo a seguir y demostrar que en Barquisimeto se profundiza el estudio de violín, que hay una gran academia y con excelentes profesores..
Considero que es importante aspirar más cada día, es como pisar tierra firme. Se subió un escalón pero queda toda una escalera por andar. Es una motivación para seguir estudiando y alcanzar otros objetivos”. Finalmente, el joven violinista manifestó que le gustaría hacer cursos del instrumento en el exterior, específicamente en el Conservatorio de París.
