«La inseguridad está en todas partes, lamentablemente, es algo a lo que ya nos acostumbramos», dijo en tono de indignación una persona que por temor a represalias, no reveló su identidad, porque este año ha sido testigo de los atracos, hurtos y situaciones de violencia que a diario se producen en la urbanización del Este.
Esta versión fue sustentada por otros habitantes que prefirieron mantener el anonimato para hablar sin tapujos. Una muestra de ello, fue el robo a mano armada contra la parroquia Santa Teresita, el viernes a las seis de la tarde, en mano de un sujeto que apuntó al párroco y lo obligó a que le entregara la colecta.
Un señor aseguró que hace trece años el sector era uno de los más tranquilos, algunos inclusos querían mudarse hacia este punto por los privilegios que tenían; el resguardo policial era uno de ellos, pero el beneficio lo fueron perdiendo poco a poco. A pesar de la excelente ubicación, habitantes de los conjuntos residenciales se sienten en «la boca del lobo» por todos los peligros que corren al salir o ingresar a sus hogares, tiempo que aprovechan los delincuentes para someter a sus víctimas bien sea a plena luz del día o de la noche, cuando las principales vías de acceso quedan solitarias y oscuras.
«Nadie se salva del hampa, ese es nuestro pan de cada día», expresó molesta la dama que presenció un robo «colectivo» en la panadería de la avenida Monseñor Críspulo Benítez con La Concordia, lugar donde tres sujetos armados (dos hombres y una mujer) entraron la tarde del pasado jueves con el objetivo de sustraer el dinero de la caja y además despojar a los clientes de sus pertenencias. Testimonios como este se escuchan en los alrededores de la urbanización del Este.
Quienes caminan por la avenida Bracamonte hasta la Lara, son presa fácil de los motorizados, de igual forma quienes van a pie hasta las adyacencias del centro de salud privado, a la altura de la calle Bolívar. Ante los altos índices delictivos, la colectividad pide a gritos a los entes gubernamentales y organismos de seguridad del estado, la instalación de puntos de control, al igual que el despliegue de patrullas y operativos especiales por todo el perímetro, esta es la única forma en la que pueden sentirse resguardados.
Descuido total
La desidia es otro de los problemas que debe enfrentar la comunidad, pese a que la vialidad se encuentra en mal estado, la situación empeora por los botes de aguas negras, el alumbrado es deficiente por cuanto se requieren la instalación de transformadores, y al parecer, no están disponibles en el país.
Asimismo, la plaza José Ángel Álamo da cuentas de esta realidad, y a la municipalidad pareciera no importarle el deterioro que usuarios observan a simple vista por eso les cuesta disfrutar de las áreas de esparcimiento. Por su parte, la directora de la Policía Municipal, Marisol de Vargas, autorizó a la comunidad a utilizar el módulo policial para guardar los implementos deportivos de quienes hacen crossfit, y a su vez, ordenó la presencia de uniformados para la seguridad ciudadana en la zona. Una fuente también informó que durante la gestión de Alfredo Ramos, se recuperaron los aparatos de hacer ejercicios, e instaló el parque infantil. Igualmente, Emica procede a la limpieza de la maleza.
