La Provincia Caquetía de Barquisimeto

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Cuando revisábamos el magnífico Archivo de la Diócesis de Carora nos encontramos con que estas tierras estaban habitadas por individuos de la etnia de los “caquitios”. De esta manera los amanuenses del siglo XVII escribían el nombre de esta soberbia etnia de la gran familia arawaca que pobló amplias regiones del Occidente venezolano: los indios caquetíos.

Debemos al doctor Reinaldo Rojas, el haber establecido lo que ha llamado el espacio o Provincia Caquetía de Variquicemeto en 1530. Esta es la base aborigen sobre la cual se levantará la formación social y espacial colonial regional. Con ello desmiente Rojas la idea bastante difundida entre los larenses de que nuestro territorio estaba poblado fundamentalmente en el siglo XVI por la etnia de los jirajaras.

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La investigación de Rojas se basa en una lectura muy inteligente que hizo del informe que escribe el capitán alemán Nicolás Federman entre 1530 y 1531. Este tudesco al llegar a Verequecemeto y Vararida se refiere a las provincias, dando con ello a entender y destacar el alto volumen de población que observó, así como la organización espacial que define como confederación de aldeas gobernadas por cacique o principal. Cuatro centros de este tipo destaca el capitán alemán: Variquecemeto, Vararida, Hacarygua e Itabana, todas caquetías y ubicadas en los principales ríos de la región.

La más importante de estas cuatro confederaciones es la de Varequecemeto, por su alta concentración poblacional en el valle del río Turbio, en donde existía una magnífica agricultura de riego. Dice el alemán que eran “una veintena de pueblos que ocupaban la mejor y más fértil y llana tierra y no soportan a ninguna otra nación en la llanura”.

Calcula Federman que los indios asentados en las riberas del Turbio eran unos 4.000, “gentes bien proporcionadas y fuertes por quien fui bien recibido”. El alemán estuvo 14 días entre ellos, acompañados de 226 personas, entre españoles y caquetíos de Coro, lo cual nos da una idea de la capacidad y el crecimiento económico alcanzado, gracias a la utilización del río para el riego permanente de los cultivos del maíz.

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Rojas calcula que hubo allí unos 3.360 habitantes para el valle propiamente dicho (84 kms. cuadrados) y 6.800 habitantes para el valle extenso de 170 kms. cuadrados. A escala regional es Varequecemeto el más importante centro poblacional caquetío de un espacio geohistórico aborigen en los valles turbio-yarcuyanos, lo cual se debe al cultivo excedentario del maíz.

El alemán señala que Vararida era de un número igualmente grande, pero que la desunión los hacía menos poderosos que los de Varequecemeto. Del otro poblado caquetío, Hacayrigua, dice el tudesco que eran unos 16.000 indios de guerra, sin contar las mujeres, los niños y los viejos, que tenían un solo señor llamado Hacayrigua, y habitaban las márgenes del río Acarigua.

Del último poblado, Itabana, refiere Federman que habitaban las márgenes del río Cojedes y estaban gobernados por un solo cacique o señor de muchos pueblos.

De modo pues que estamos frente a una estructura socioespacial aldeana, un espacio geohistórico sustentado en una agricultura de riego, en un proceso de federación de aldeas y la presencia integradora de cacicazgos, a lo que habrá que agregar una red de intercambios comerciales con los caquetíos de Coro, proveedores de la sal a través de los aborígenes xaguas (municipio Urdaneta), relaciones que se extendieron más al sur hasta los llanos de Barinas, Apure, Meta y Casanare, entrando en relación con pueblos andinos de filiación Chibcha.

Esta ruta de los llanos será la que transita en busca del tesoro de los Omaguas el alemán Spira entre 1535 y 1537, llegando hasta el río Guaiviare (Colombia), y Federman entre 1537 y 1539 desde Coro hasta Bogotá. Y es también la ruta que siguió el gran cacique Manaure hasta los llanos del río Meta, movimiento de retirada ante la conquista española de la provincia caquetía de Coro.

Esta estructura socioespacial aborigen fue violentada y desarticulada por los adelantados alemanes encabezados por Spira, Alfinger y Federman de la Casa Welser.

¿Y los caquetíos de Carora que mencioné al principio? Puede que hayan sido trasladados por la fuerza hasta allí, buscando de tal forma la manera de restarles fuerza y cohesión desperdigándolos por la región centroccidental de la Provincia de Venezuela, sometiéndolos al oprobioso régimen de la encomienda.

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