La libertad no es una filosofía

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Tratando de justificar la situación que afronta nuestro barco en la ya larga travesía que vivimos los venezolanos. Tomo los conceptos de Fernando Savater, pero no creo que la ética sirva para zanjar ningún debate, aunque su oficio sea colaborar a iniciarlos todos… La pobre ética no ha venido al mundo para dedicarse a apuntalar ni a sustituir gobiernos… Hablando de las termitas, esas hormigas blancas que en África levantan impresionantes hormigueros para protegerse de ciertas hormigas enemigas, mejor armadas que ellas. Pero a veces un elefante viene a rascarse los flancos y los derrumba. En seguida las grandes hormigas enemigas se lanzan al asalto. Las termitas- soldado  se cuelgan de las asaltantes intentando frenar todo lo posible su marcha mientras las feroces mandíbulas de sus asaltantes las van despedazando. Ellas sacrifican su vida por la seguridad de las demás. En la Ilíada, Homero cuenta la Historia de Héctor, el mejor guerrero de Troya, enfrenta a Aquiles, el enfurecido campeón de los Aqueos, aun a sabiendas de que éste es más fuerte y que probablemente va a matarle. Lo hace por cumplir su deber, que consiste en defender su familia y a sus conciudadanos del terrible asaltante. ¿Es Héctor heroico y valiente del mismo modo que las termitas-soldado? ¿Cuál es la diferencia entre un caso y otro? Las termitas-soldado luchan y mueren porque tienen que hacerlo, están programadas necesariamente por la naturaleza para cumplir su heroica misión.  El caso de Héctor es distinto, sale a enfrentarse con Aquiles porque quiere. A diferencia de las termitas, decimos que Héctor es libre  y por eso admiramos su valor. Y así llegamos a la palabra fundamental de todo este embrollo: Libertad. Por mucha programación biológica o cultural que tengamos, los hombres siempre podemos optar por algo que no esté en el programa, podemos decir sí o no, quiero o no quiero. En realidad existen muchas fuerzas que limitan nuestra libertad, desde terremotos o enfermedades hasta gobiernos dictatoriales. Pero también nuestra libertad es una fuerza en el mundo, nuestra fuerza. Si hablas con la gente, sin embargo, verás que la mayoría tiene más conciencia de lo que limita su libertad que de la libertad misma. Te dirán: ¿libertad? ¿Pero de qué libertad me hablas? ¿Cómo vamos a ser libres si nos quitan los medios de comunicación, si nos engañan y nos manipulan, si además estoy limitado por mi escaso sueldo, con alimentos escasos ni siquiera papel higiénico, sin dólares para importar, corrupción, censura y represión. Este pueblo está muy consciente de saber que no es libre.   Nadie acepta, sin más, que funciona como un mecanismo inexorable de relojería o como una termita.  Uno puede considerar  que optar libremente por ciertas cosas en ciertas circunstancias es muy difícil, como entrar a un edificio en llamas para salvar a un niño  o enfrentarse con firmeza a un gobierno tirano, y que es mejor decir que no hay libertad para no reconocer que libremente se prefiere lo más fácil, es decir, esperar a los bomberos o lamer la bota que le pisa a uno el cuello. Pero dentro de las tripas hay algo que  insiste en decirnos: “Si tú hubieses  querido, si tú hubieses votado” Por lo general, uno se pasa la vida dando vueltas a lo que nos conviene a no conviene hacer. La verdad es que no somos como las termitas, que tienen que salir en plan de Kamikaze quieran o no porque no les queda otro remedio que obedecer a los impulsos de su naturaleza. O del comandante nazi del campo de concentración al que acusan de una matanza de judíos, quién se excusa diciendo que “cumplió órdenes”. O del comandante que tiene que salir a gritar consignas políticas para ascender a general. Cuando somos niños inmaduros con poco conocimiento de la vida y de la realidad, basta el palo y la zanahoria. Libertad es poder decir “Sí” o “No”, lo hago o no lo hago, digan lo que digan mis jefes o los demás; esto  me conviene y lo quiero, Libertad es decidir, pero también, no lo olvides darte cuenta de que estás decidiendo, No habrá más remedio, para ser hombres y no borregos (con perdón de los borregos), que pensar dos veces lo que hacemos. La verdad es que cuando me doy cuenta de que todos los venezolanos vamos en el mismo barco que amenaza con hundirse debemos unirnos para enfrentar la tempestad y decir con Octavio Paz: “La Libertad no es una filosofía ni siquiera es una idea: es un movimiento de conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: Sí o No. En su brevedad instantánea, como a la luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de la naturaleza humana”.

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