La importación acaba con producción y empleo

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De toda oportunidad nace un negocio. Esta, quizás, ha sido la premisa de muchos venezolanos que han obtenido beneficios de situaciones provechosas. Pero, qué dice la conciencia cuando se trata de actos fuera de toda legalidad.

La Unión Nacional  de Trabajadores (Unete) ha denunciado que buques atuneros venezolanos son utilizados para pescar atún en mar venezolano, que luego es vendido a Ecuador  y  comprado por Venezuela  al mismo país, a través de unos importadores desconocidos, en desmedro de la producción nacional.

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Sobre este respecto la coordinadora nacional del movimiento, Marcela Máspero, explicó que actualmente preparan un documento especial dedicado a las empresas importadoras, ubicadas en la zona central del país , las cuales “usan dólares a 6,30 (bolívares) para importar productos terminados”, afectando la producción nacional y, por tanto, las fuentes de empleo.

Entre situaciones frágiles  a la corrupción  y el deterioro de la economía venezolana, en especial del sector productivo, hay quienes han visto una coyuntura positiva en las importaciones en Venezuela, en perjuicio de la producción nacional.

La pregunta obligada sería: ¿Qué pasó con ese pensamiento que invitaba a apoyar lo “Hecho en Venezuela” e impulsaba a “sembrar el petróleo”? Pareciera que sólo se quedó en utopía, si se aprecia que en 2015, Venezuela debió importar similar cantidad de granos de café a la que exportó en sus mejores años.

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Pero si  producir en Venezuela generaría dividendos para el país, empleos, e impulsaría la industria nacional, con miras a futuro al mercado internacional, por qué apoyar las importaciones, por encima de lo local.  Razones económica, políticas, históricas, culturales y de provecho personal, podrían estar inmiscuidas en este escenario, que se ha convertido en una de las varias causas de la actual crisis financiera venezolana.

En torno a este asunto fue consultado el economista y docente de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Luis Oliveros, quien aseguró que “este gobierno usa la lógica política por sobre la lógica económica… Le interesa mantenerse en el poder y hacer las importaciones que ellos crean convenientes, para atacar un problema en específico”.

En su opinión  no existe razón para esta selección. Por tanto, refirió que no se puede “aplicar lógica económica” al gobierno venezolano.

El también economista y director de Econométrica, Francisco Ibarra, apuntó que “las importaciones  han sido un negocio, desde el punto de vista de obtención de divisas baratas, desde el inicio del control de cambio”.

En la medida en que se ha expandido la brecha entre el tipo de cambio oficial y paralelo,  ha sido mayor el negocio. Aseguró que las importaciones por tanto, se han convertido en un “gran entramado de corrupción”.

Refirió que se trata de procesos de importación que se plantean pero no se cumplen. Por tanto, Ibarra acotó que el negocio no está en comprar mercancía e importarla al país para venderla en sí misma, sino en el aprovechamiento de un tipo de cambio más bajo. En tal sentido, subrayó que dicha práctica se ha extendido tanto al sector privado como público. Agregó que también existe sobrefacturación de mercancía.

Por su parte, Máspero señaló que el gobierno favorece las importaciones públicas por encima de la producción nacional,  porque  sus miembros “ están metidos en un gran negocio”.

Calificó de “insólita” la respuesta del ministro para la alimentación Félix Osorio, quien dijo que seguirían  apoyando la importación,  a pesar de que en algunos sectores sólo resta materia prima para dos meses.

Altos y bajos petroleros

Oliveros apuntó que con la bonanza petrolera los gobiernos de Hugo Chávez, y actualmente el de Nicolás Maduro, privilegiaron las importaciones por encima de la producción nacional, a causa de un pensamiento que hace ver a los empresarios como enemigos.

Como consecuencia se crearon múltiples incentivos para la caída del aparato productivo venezolano, instrumento abandonado por algunos empresarios que cesaron de producir, al apreciar las limitantes de la Ley del Trabajo, control de cambio y las políticas de expropiación.

Explicó que algunas personas prefirieron entonces migrar hacia el negocio de la importación, con una moneda sobrevalorada, adquiriendo la mercancía a un precio mucho menor.

Pero, con la caída en los precios del petróleo, y a pesar de los niveles de escasez, el gobierno se ve obligado a reducir la cantidad de dólares para las importaciones, en un escenario con un aparato productivo golpeado, lo que reduce severamente la oferta de bienes.

Sobre este respecto, Ibarra acotó que debido a la reducción en la cantidad de divisas de los últimos nueve meses, el gobierno ha canalizado estas hacia el entramado público, a fin de importar aquello que consideran bienes de primera necesidad.  No obstante, este canal “es muchísimo más  corrupto que el canal privado”.

Explicó que cada vez que se asignan dólares a Bs. 6,30, se concede  una inmensa  cantidad de recursos, que se traducen en más dinero en monedas internacionales; raíz de la corrupción  en Venezuela, salvó ciertas excepciones que se mantienen en la norma.

En este sentido, destacó que no  siempre el grueso de las importaciones ha estado en manos públicas. El control ha sido sumamente extendido y ha tenido múltiples etapas (con ajustes periódicos y con depreciaciones notables).

El tipo de cambio

El director de Econométrica explicó que el problema se presenta desde los tipos de cambio,  en especial con los auges petroleros y posteriores caídas, situación que no sólo se ha hecho presente con el régimen chavista,  sino que ha formado parte de la historia en Venezuela.

Allí reside la importancia de un fondo de compensación macroeconómica, que tiende a suavizar dichos ciclos, pero uno de los “grandes logros” del actual  gobierno ha sido “destruir” dicho  instrumento de estabilización, para sustituirlo por “un adefesio” que recibe  por nombre Fonden,  el cual calificó como un fondo de gastos.

Asimismo recordó que uno de los mecanismos de distribución de renta ha sido el control de cambio, con lo cual el gobierno se encargó de favorecer la importación de cierto alimentos y mercancía.

Ha sido por popularidad

En opinión de Oliveros, se trata de un tema de popularidad que ayuda al gobierno en este año electoral, a sabiendas de que con una restricción de divisas tan fuerte  y con tanta desconfianza al sector privado,  aumenta las importaciones públicas por encima de las privadas (hacen campaña con los productos traídos).

En tal sentido, acordó con que la importación del producto acabado es más costosa que de la materia prima, como en el caso de la agricultura, la semilla.

Calificó , por tanto, la  política de importación del gobierno como “cortoplacista”, puesto que sólo trata de “colocar pañitos calientes, en vez de resolver el verdadero problema”.

Sobre cómo se puede entender que el gobierno apoye la importación, si son ellos quienes promueven mensajes como “Hecho en Venezuela” y “Sembrando el Petróleo”.   Máspero acotó  que trata de “un show y una pantalla”, puesto que  el gobierno ha declarado cuantiosas inversiones en el sector agrícola,  pero este se ha confesado en pérdidas.

Cambios recientes

En los  últimos años se ha visto significativamente reducida la importación de países como Italia y Estados Unidos. Sobre este respecto,  Oliveros afirma que “que Venezuela se ha visto obligada a cambiar el modelo de importación”.

Apuntó que es bastante probable que para el presente año se vea  reducida en un 50% la importación de bienes, en comparación con dos años atrás.

En materia de importación,  el profesor universitario definió el 2015 como el año con la contracción más grande de  la historia.  Señaló que con base en los indicadores económicos, podría ser también el peor periodo en la historia económica del país.

Respecto a la creación de la comisión presidencial para la sustitución de importación, la coordinadora de UNETE detalló que “esta existe desde 2002, cuando se conversó sobre el tema con el presidente Hugo Chávez, como resultado de la Comisión Presidencial de Diálogo”. No obstante, la política ha sido sustituida  por  “castas burocráticas privilegiadas” que se han apropiado de los dólares venezolanos, sin castigo alguno.

“Hay castas privilegiadas que se están llenando los bolsillos, a los cuales no les importa lo que suceda en el país,  así como tampoco les importa el futuro de las empresas nacionalizadas y expropiadas, que también las han llevado a un desastre económico, productivo y de persecución de los trabajadores, en desmedro de la producción nacional”.

A su juicio el gobierno no tiene interés algunos en  resolver la problemática del pueblo venezolano.

Abandonar la dependencia

Oliveros señaló que si bien Venezuela cuenta con una larga tradición importadora, nunca antes se había visto que alcanzara los actuales niveles de “dependencia exacerbada”.

Sobre el grado de complejidad de abandonar la dependencia a la importación, el director de Econométrica señaló que Venezuela siempre sostendrá un importante componente de importación, por tratarse de una economía abierta. El problema reside  en el subsidio de estas a un tipo de cambio sobrevaluado.

Apuntó por tanto que quienes reciben dólares a Bs. 6,30 tienen todo el incentivo para la sobrefactura o simplemente  no importar.

Por tanto, si se insiste en mantener una tasa de este tipo, se seguirá asfixiando el sector productivo venezolano, que compite con importaciones “desleales” y bajo condiciones  desfavorables.

Explicó que se debe tener una política orientada a la estabilización de un tipo de cambio real a largo plazo, mediante planes de ahorro, para dejar que el tejido nacional se ajuste a su tipo de cambio y que produzca lo que demanda su naturaleza.

No todo es dólar a 6,30

Máspero, citó la problemática que presenta una conocida empresa fabricante de pasta, la cual pierde Bs. 19 por cada kilogramo de pasta regulada que produce, a pesar de que el gobierno les da dólares a Bs. 6,30 para la importación de materia prima.

La pérdida es ocasionada por el resto de los gastos que deben ser costeados a un dólar a distinta tasa, entre ellos arreglo de maquinarias y empaques.

“Particularmente, estoy cansada de ir a los supermercados Bicentenarios, cadena de comercialización del Estado, y con horror ver que hay pasta a 300 bolívares… pasta importada y si la venden en el abastos del gobierno, quiere decir que la adquirieron a 6,30 (bolívares)”.

Se preguntó por qué se adquiere pasta a este valor, si dicho monto se podría adjudicar al sector empresarial para seguir dando valor agregado y protegiendo el empleo en el país.

Advirtió que son ferrios enemigos del sector empresarial público y privado que pretendan violentar los derechos de los trabajadores. Pero, resulta preciso proteger las empresas.

Asimismo, calificó la competencia del producto importando como “desleal”,  por tratarse de una mercancía que redunda en dividendos para otras economías, pero no para la venezolana. “Este país requiere de producción, valor agregado,  empleos productivos, empresarios que realmente apuesten a la inversión y un gobierno que genere políticas acertadas, en conjunto con los actores sociales, a fin de generar producción para el  pueblo”.

 

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