La fe en Dios lo hizo soportar 10 horas de secuestro

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La fe en Dios fue lo que mantuvo a un hombre de 32 años, a luchar por su vida.

En las siguientes líneas conocerá la historia de un ciudadano que permaneció secuestrado por más de 10 horas en Barquisimeto, mientras sus captores lo trasladaban por las entidades bancarias para sacar el dinero producto de sus ahorros.

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Eran los días finales del mes de agosto del año pasado cuando el muchacho en cuestión se disponía a salir de un reconocido centro comercial al oeste de Barquisimeto, tras un rato de distracción.

Estaba en la parada de la avenida Florencio Jiménez, eran 06:40 p.m., cuando de repente se detiene un Malibú: “yo estaba hablando por el celular y en eso se baja un sujeto armado, me hace montar al carro bajo amenazas de muerte y de inmediato me colocan una capucha. Lo primero que pensé fue que me confundieron”.

Ya la víctima estaba secuestrada. Lo pasaron por varios lugares, entre tanto, le revisaron todas sus pertenencias y al cabo de una hora y media, hacen la primera parada, era la carrera 19 con calle 37 del centro de Barquisimeto, ahí en una entidad bancaria, lo hacen retirar una fuerte suma de dinero. “El tipo me dice: vas a ir ‘derechito’, sacas la ‘platica’ y te regresas ‘derechito’, sin mirar para los lados y sin hacer señas porque sabes que te vamos a coser a plomo. Ellos no me habían preguntado si tenía dinero ni nada. Me volví a montar, me colocaron la capucha de nuevo”.

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Dice que posteriormente, “me llevaron a otros dos bancos donde tenía guardado dinero y también me hicieron retirar plata”, rememora el hombre con una mirada perdida, como si aún se sintiera aturdido por lo vivido.

Eran cuatro delincuentes los que sometieron a la víctima, hablaban en código, no se llamaban por sus nombres sino que usaban alias como “C-10, C-11, C-12”, también relacionaban los sitios con cosas, “me maldecían y rodábamos por toda la ciudad, realmente no sabía para donde me llevaban hasta que se detienen y se bajan; me dejaron adentro y en ese momento me vinieron miles de cosas a la cabeza, hasta percibí el olor a gasolina e imaginé que me estaban roceando para quemarme vivo”.

Cuenta que también se le ocurrió que estaban por El Manzano e iban a lanzar el carro por una orilla para que pareciera un accidente. “Estuvimos estacionados por una hora, se montaron y dimos vueltas como por una hora más”.

Como a las 02:00 a.m., me dieron otra vuelta por los bancos, pero ya no tenía más dinero, pues la víctima es un hombre trabajador, de clase media que con lo que gana le alcanza para sobrevivir él y su familia. “Lo único que hicieron fue maldecirme”.

Después lo abandonaron, lo dejaron tirado en una carretera oscura, ahora el temor era mayor, pues corría el riesgo que otro grupo de delincuentes posiblemente lo interceptaran y quisieran robarlo también.

“Yo cargaba las llaves y los exámenes preoperatorios de mi mamá porque iba a ser intervenida quirúrgicamente una semana después. Les pedí que me los dejaran”.

Lo bajaron, lo empujaron del carro y cuando él se quita la capucha no había una luz, solo la de los carros que pasaban, “en medio de todo eso, logré observar el sobre amarillo con los resultados de los exámenes, los tomé entre mis manos. Caminé hasta la orilla de la carretera y para ambos era igual. No tenía una dirección hacia donde agarrar, es que no tenía idea de dónde estaba”.

Finalmente, tomó una decisión y agarró hacia la derecha, era la vía que lo condujo hasta el puesto de El Cardenalito en la salida hasta Yaritagua, “estaban unas señoras vendiendo café, ya se estaban yendo, me prestaron un teléfono y me comuniqué con el Servicio de Emergencias Lara 911”.

El calvario para denunciar

En su primera comunicación con los cuerpos de seguridad lo mandaron a denunciar, “me fui al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de San Juan, de ahí me enviaron a la Zona Industrial, pero me dijeron que era competencia de la Policía de Lara. Llegué a la Comandancia General en la calle 30, pero por el lugar donde ocurrieron los hechos, me enviaron al Centro de Coordinación Policial (CCP) de Juan de Villegas”.

Cuando por fin lo atendieron, le dijeron que no había nada que hacer, la denuncia tuvo que ser por robo por la pérdida de sus papeles personales, “pero no me dieron ni siquiera un documento que me soportara lo ocurrido, la tipa ahí me dijo que si me detenían pasaran por la Comandancia (…) Por secuestro no me pusieron atención ”.

 

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