Leer a un representante del capital en nuestro país no es normal, tratándose de un materialista como el autor de estas líneas: Venezuela: Fábula de una riqueza. Artesano Editores. Caracas. 2014.
Novedoso en su planteamiento este ex ministro de Hacienda de los períodos democráticos del siglo XX, analiza con lujo de detalles el origen de las fortunas que se formaron sin ser trabajadas; a lo largo de los períodos coloniales y la República ya devenida, formada por la lanza de civiles y militares. Claque o mantuanaje conocidos como los “Amos del Valle”, nomenclatura asignada a unas linajudas familias, orgullosas de poseer blasón y solar en una Capitanía General aislada y remota en la dilatada extensión de los territorios coloniales de España en América.
Para Luis José Oropeza esta riqueza de marquesados y condes de escasos apellidos sólo es producto de la especulación de los primeros viajeros europeos que consignaron sus impresiones como Depons y Humboldt; después la narrativa de los primeros materialistas marxistas, que elaboraron una Canción de Gesta en un espacio considerablemente precario: El Valle de Aragua y el Valle del Tuy, aledaños a la pequeña Caracas. Una docena de familias sin lustre ni estirpe, conformada por vagos y diletantes algunas de ellas, silbando como loros, ilusos de barrio, verdaderas fábulas como las de las mil y una noches, en territorios rodeados de gente pobre y temerosos. Ante la explotación inmisericorde de la Compañía Guipuzcoana durante 48 años, tiempo durante el cual esquilmaba y arruinaba todo intento por generar iniciativas de autonomía económica.
Fábula de una riqueza es un texto valioso muy al estilo de la biografía de Ramón Escovar Salom, narración que puede citarse en cátedras y seminarios sin el agregado del capítulo referido a la relegada ciudad de Carora de mediados del siglo XX.
