Degustar de la tradicional arepa se ha convertido en una odisea extrema en la vida diaria del venezolano común, debido a la crisis económica y la progresiva escasez de la harina de maíz. Muestra de ello son las innumerables colas que se presentan a menudo en los principales supermercados de la región.
Aproximadamente desde las 6 de la mañana, cientos de personas tras la pista del preciado producto se aglomeraron en la periferia de un supermercado ubicado en el Centro Comercial El Recreo. Según comentaban las personas que allí se encontraban, un cargamento de harina de maíz precocida estaba por llegar a la instalación.
Pasadas las nueve de la mañana, la espera se hacía larga y la cola de personas bordeaba el exterior del centro comercial, continunado por la pasarela de la avenida Libertador hasta llegar hasta el otro sentido, específicamente a la entrada de los edificios de la urbanización Sucre.
En su mayoría se trataba de amas de casa. Cada persona era marcada con una numeración de acuerdo a su orden de llegada. Sin embargo, las emociones se caldearon por la viveza de algunos que procedían a hacer lo mismo, pero con un marcador de su pertenencia.
Posteriormente, cuando el reloj marcaba las 9 y media de la mañana, un cargamento con más de 1.500 empaques de harina de maíz precocida hacía su llegada al establecimiento. La orden descrita por fiscales de Indepabis presentes, era de diez empaques por persona en la búsqueda de la distribución equitativa del producto.
Los consumidores indicaron que a la lista de productos desaparecidos se les une papel higiénico, crema dental, harina de trigo, aceite comestible, mantequilla y pollo entre otros.
Testimonios
«Estoy indignada porque esta situación ocurre en un país petrolero y de múltiples riquezas naturales», declaró Coromoto Dum. «Tenemos que dejar de trabajar, de cuidar nuestros hijos y realizar las labores del hogar debido a que hacemos tremenda cola por una harina de maíz y de paso nos marcan con números como si fuéramos animales. Además no encontramos harina de trigo para hacerles empanadas a mis hijos y otros productos importantes de nuestra mesa».
¡Hasta cuando!
Yo no puedo hacer la cola y ando con una niña especial. Hice el intento de solicitar mi entrada como persona de la tercera edad y me fue negada indicándome que tomara un número e hiciera la respectiva espera. Sufro de la tensión, tengo vértigo y problemas de la vista por lo tanto no estoy en condiciones de hacer cola. ¿Hasta cuándo el venezolano soportará esta situación de desabastecimiento?
