Japón no tiene dónde almacenar desechos nucleares

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¿Cómo puede una nación insular, vulnerable a la actividad sísmica y dependiente de la energía atómica, almacenar cautelosamente sus desechos nucleares?

Parte de la respuesta debía venir de esta remota aldea en la costa norte de Japón.

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La aldea tiene unas instalaciones de alta tecnología capaces de convertir el combustible gastado en una sustancia hecha de plutonio y uranio diseñada para la próxima generación de reactores, y con ello iba a suministrar combustible con un mínimo de problemas de dónde almacenar los desechos nucleares.

Pero ese objetivo se está desmoronando debido a que a pesar de años de arduo trabajo, han fracasado los esfuerzos por construir un reactor ultrarrápido que use el combustible reprocesado.

Aun así, Japón está decidido a reprocesar el combustible extraído en Rokkasho. Se considera aquí que hay pocas otras opciones, aunque ello implica la extracción de plutonio que podría ser utilizado para fabricar armas nucleares.

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Si la planta reprocesadora llegase a cerrar, unas 3.000 toneladas de desechos tendrían que ser devueltos a las plantas nucleares de donde salieron, que de por sí no tienen casi espacio de almacenamiento. Y hay escasas posibilidades de que Japón construya a corto plazo un depósito de desechos resistente.

Por lo tanto continúa la construcción en Rokkasho, donde la unidad reprocesadora sigue estando en etapa experimental a pesar de que lleva más de 30 años en construcción, y la planta que produciría el combustible de plutonio-uranio está en construcción. La AP recientemente recibió autorización para inspeccionar las instalaciones, donde las columnas de combustible gastado yacen sumergidas bajo agua en una enorme piscina con escasa iluminación.

Los esfuerzos continúan pues se supone que el plutonio producido por Japón _ hasta ahora, 45 toneladas _ será usado en reactores, aunque ni siquiera ello es seguro.

Si Japón decide que no puede usar ese plutonio, estaría violando normas internacionales contra la proliferación de materiales nucleares. Japón ya cuenta con suficiente plutonio para construir cientos de bombas nucleares, incluyendo 10 a nivel nacional y el resto en Gran Bretaña y Francia, donde antes se procesaba el combustible agotado de Japón.

Países como Estados Unidos y Gran Bretaña tienen problemas similares con el almacenamiento de desechos nucleares, pero la densidad poblacional de Japón, su historial de eventos sísmicos y el reciente desastre en Fukushima lo hacen más vulnerable según los activistas antinucleares. Algunos comparan la situación con construir un apartamento sin un baño.

«Nuestra política nuclear era pura ficción», declaró Seiji Maehara, ex ministro de Relaciones Interiores, ante un panel parlamentario en noviembre. «Estamos conscientes de estos problemas cruciales. Uno es del ciclo del combustible, pues el reactor ultrarrápido no está listo. El otro es sobre el almacenamiento del desecho nuclear.

Son problemas que nunca se han resuelto, pero impulsamos el programa nuclear de todas formas».

Lo más probable es que Japón seguirá utilizando energía nuclear por el futuro previsible, a pesar de que sólo dos de sus 50 reactores están en funcionamiento y el país se comprometió a dejar de usar ese tipo de energía antes del 2030. Ese compromiso, sin embargo, fue realizado por el gobierno que fue derrotado en las elecciones del 16 de diciembre, y el partido Liberal Democrático, ahora en el poder, fue el que inició el programa de energía nuclear.

Los del partido han dicho que en los próximos años se dedicarán a encontrar una solución al dilema de los combustibles, con lo cual en efecto suspenderán la idea de divorciarse de la energía nuclear. El nuevo primer ministro, Shinzo Abe, dijo que podría reconsiderar la decisión del gobierno anterior de no construir más reactores.

El gobierno y la industria nuclear aspiran a usar gran parte del plutonio en la planta de Oma, que es capaz de usar tres veces más plutonio que un reactor convencional.

Entretanto, la reserva de plutonio sigue aumentando. Si se incluye la cantidad que no ha sido extraída aún del combustible usado, Japón tiene casi 160 toneladas. Poco países tienen más aunque Estados Unidos, Rusia y Gran Bretaña sí superan ampliamente esa suma.

«Nuestro almacenamiento de plutonio es vigilado estrechamente y es sumamente importante que lo consumamos como combustible MOX a fin de no tener una cantidad excesiva», comentó Kazuo Sakai, director ejecutivo de JNFL, la administradora de Rokkasho.

La planta reprocesadora de Rokkasho extrajo unas 2 toneladas de plutonio entre el 2006 y el 2010, pero ha sufrido gran cantidad de problemas técnicos, y se ha postergado su funcionamiento durante años.

El plutonio extraído quedará ahí por lo menos por tres años hasta que el proceso con el MOX pueda comenzar en la planta de Rokkasho.

Si Japón renuncia a usar el plutonio para generar energía, violaría su compromiso internacional de no poseer plutonio en exceso que no haya sido designado para fines generadores. Es por ello que la promesa de Japón de abandonar gradualmente la energía atómica causó consternación en Washington, pues el país se quedaría con toneladas de ese material radiactivo en exceso. En un intento por tranquilizar a la comunidad internacional, voceros del gobierno aclararon que el plan era sólo un objetivo, no un compromiso.

Japón es la única nación sin armas nucleares que tiene permitido bajo el derecho internacional enriquecer uranio y extraer plutonio sin demasiado escrutinio. Funcionarios del gobierno insisten en que el país debe tener ese privilegio. Y quieren seguir usando el poder nuclear y la tecnología de reprocesamiento a fin de poder exportar sus conocimientos a las economías emergentes.

Casi 17.000 toneladas de combustible usado están almacenadas en varias plantas energéticas en todo el país, casi todas en tanques de agua para su enfriamiento. El espacio para su almacenamiento, en promedio, está 70% lleno. La mayoría de los tanques de agua quedarían llenos en pocos años si Rokkasho llegase a cerrar, y el combustible tendría que ser devuelto, según estimados oficiales.

La planta Rokkasho por sí sola no podrá procesar todo el combustible usado que saldrá una vez que los reactores comiencen a funcionar otra vez, y se está agotando el tiempo para que las autoridades tomen medidas a fin de crear espacio adicional de almacenamiento en cada planta, declaró Shunichi Tanaka, presidente de la Agencia de Regulación Nuclear.

«Aun si Rokkasho vuelve a entrar en funcionamiento, está saliendo más combustible del que puede procesar, hay un simple desequilibrio», dijo Tanaka a la AP.

Una solución más permanente sería construir búnkers subterráneos herméticos para dejar allí los desechos nucleares por miles de años, pero ello ahora luce improbable.

El gobierno ha estado cavando un hoyo desde el 2000 en el centro de Japón para ver si se puede usar para el almacenamiento, pero ninguna municipalidad ha estado dispuesta a ser un depósito de desechos a largo plazo.

«Hay mucho riesgo en depositar desechos altamente radiactivos a 300 metros bajo tierra en cualquier lugar de Japón por decenas de miles de años», comentó Takatoshi Imada, profesor del Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Técnica de Tokio.

 

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