Inyección de optimismo

Cuando visito esta semana a San Rafael de Onoto, en el vecino y querido estado Portuguesa, ya serán cuarenta y cinco los municipios gobernados por alcaldes de la Unidad a los cuales he ido. La semana que viene iré, si Dios quiere, a Amazonas, a Atures e Isla Ratón. Lo hago para animar el Programa de Apoyo a la Gestión de Gobierno Municipal que coordina, con todo su bien ganado prestigio y su diligencia, Carlos Mascareño.
Es un programa del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, creado a finales de 2010 como centro de discusión y elaboración de políticas públicas, y  para dar apoyo técnico y profesional a los diputados. En ambas labores continuamos y esperamos que nuestra utilidad pueda ser mayor con el nuevo grupo parlamentario de la Unidad a elegirse este año y que puede tener, como todo lo indica, la responsabilidad de ser la mayoría parlamentaria que garantice que la Asamblea Nacional cumpla a cabalidad con sus funciones constitucionales de representarnos a todos, legislar para todos y controlar la administración en nombre de todos.
Con los municipios venimos trabajando desde 2013, contribuyendo con los partidos en la elaboración de una política municipal común, expresada en el documento Compromiso para una gestión municipal para el pueblo y el progreso, aprobada en la Mesa de la Unidad, y una vez electos los alcaldes y concejales, emprendimos el programa para proveerlos de apoyo técnico, ponerlos en contacto con una red nacional de expertos y fomentar la interrelación entre ellos, de modo que las experiencias de todos ayuden a cada uno.
El establecimiento de redes lo empezamos en Barquisimeto con el encuentro nacional sobre finanzas municipales y tributación. Después hemos realizado eventos similares, y cada vez más concurridos, en Porlamar sobre participación ciudadana, en Baruta sobre seguridad, y nos preparamos para vernos en Lechería a ventilar el exigente tema de los servicios públicos, con especial acento en agua y aseo urbano y domiciliario, dolor de cabeza en los gobiernos locales de todo el país.
Mis visitas comenzaron, lógicamente, por Iribarren, Palavecino y Jiménez. Ya he podido decir presente en municipios bajo nuestra responsabilidad en Nueva Esparta, Aragua, Miranda, Carabobo, Falcón, Zulia, Táchira y Mérida. Me faltan treinta. En todos encuentro gente trabajando, ocupada de los problemas reales, enfrentándolos y buscándoles solución. Gente que no se escuda en excusas, que con poca ayuda del nivel nacional, cuando no franco saboteo, se faja por cumplir a sus ciudadanos. No son gobiernos perfectos, pero sí son gobiernos responsables. Visitarlos me ayuda a ver las cosas de otra manera, y a saber que nuestra lucha vale la pena.