Infraestructura abandonada desde 1977

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Desde el año 1977 hasta la fecha, el liceo Albertina Escalona de Surós mantiene la misma estructura física.

Sin signos de rehabilitación alguna. Huérfanos de la “cuarta” y de la “revolución” actual. La institución nacional ubicada en el barrio San José, parroquia Unión, dista por creces del concepto de calidad educativa que demanda el país.  El plantel se deteriora conforme pasa el tiempo y su comunidad educativa espera por la ayuda del ministerio de Educación.

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Al transitar por sus pasillos se evidencian falencias palpables. La más grave de ellas es el techado. Láminas de zinc resquebrajadas en las puntas y con orificios a causa de la antigüedad, nunca reemplazadas desde hace 38 años, dejan a merced de las precipitaciones a los alumnos.  “Cuando llueve esto se inunda. En ocasiones, a nuestros muchachos los devuelven para la casa porque se les mete el agua a los salones”, confesó la representante Milexa Rivero.

Las paredes y ventanas de las aulas que en otrora época formaron parte de la Unidad Educativa Ciudad de Maturín muestran signos de deterioro. Entre grietas y óxido se mantienen a duras penas para el desenvolvimiento del proceso de formación. “De verdad necesitamos que le echen una manito al liceo. Hasta las paredes rayadas están porque no hay presupuesto para pintarlos”, prosiguió la madre entrevistada.

Asimismo, se pudo observar que la cancha deportiva está hecha de una losa de concreto agrietada por su longevidad. Estudiantes padecen de constantes lesiones en los miembros inferiores producto de caídas en el piso irregular. También sufren de insolación a mitad de mañana y luego de mediodía por falta de techado. “Acá nuestros muchachos no puede realizar educación física dignamente. A veces tienen que ir a una campo cercano para realizar sus prácticas, pero nos da miedo porque es peligroso”, soltó Erlinda Garfido, representante una alumna de séptimo grado.

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Entre otras deficiencias, se encuentra que apenas existe una batería de baño para una matrícula de 728 alumnos, el colector de aguas servidas está colapsado, los filtros de agua no funcionan porque los cables de electricidad fueron hurtados y  el déficit de mesa sillas asciende a unas 250 tras seis años sin recibir alguna dotación.

Vandalismo y robos

No menos importante es el tema de la inseguridad de la zona. El profesor Jerig Pargas, director de del plantel, informó que en este año han hurtado el patrimonio de la institución en siete ocasiones. El último hecho ocurrió la semana pasada, cuando unos sujetos sustrajeron del salón de control de estudio dos computadoras de escritorio y dos portátiles Canaima. Afortunadamente estos equipos fueron recuperados cuando los “enfriaban” en el patio del Ambulatorio del Sur, justo detrás del liceo.

Asimismo, la autoridad acotó que han sido víctimas del vandalismo. Uno de los módulos, un edificio de aulas de dos pisos, tiene casi la totalidad de sus ventanales partidos, producto de impactos con piedras.

Esperan aprobación de proyecto

El director en conjunto con la comunidad escolar, piden celeridad en el proceso administrativo para la aprobación del proyecto de ampliación del liceo, el cual consta de la construcción de tres edificios de aulas, cancha techada, comedor, CBIT y cerca perimetral. En estos momentos, la propuesta está en manos de Corpolara y la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE).

 

 

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