En su programa televisado dominical, José Vicente Rangel calificó de “inepta” a la oposición venezolana. Podría el político y periodista recibir el mote de “cara de diamante”, no por su brillantez, tampoco ciertamente por su transparencia, sino porque se ha considerado que se trata de la sustancia más dura de la naturaleza. Eso hasta que científicos chinos de una Universidad en Shangai, han descubierto que lo superan el nitruro de boro de wurtzita y la lonsdaleíta, y probablemente ciertos rostros.
No voy a comparar a la oposición con el gobierno del cual él ha formado parte y sigue siendo influyente, porque sería buscar el flanco más fácil para la discusión y el más embarazoso para él. La oposición democrática venezolana ha sido capaz de alcanzar la unidad política, estratégica, programática y electoral en medio de su diversidad y a pesar de las intrigas incesantes que desde el poder se promueven. Luchando en condiciones desiguales ante un gobierno superavitario en recursos y deficitario en escrúpulos, ha logrado superar los siete millones de votos en las presidenciales, gobernar localmente al 42% de la población venezolana, superar en voto popular al poder en unas parlamentarias, ganar y gobernar bien en Miranda, Lara y Amazonas, a pesar del acoso y el abusivo sectarismo del poder que controla y maneja a su antojo todos los poderes públicos. ¿Ineptitud?
La alternativa democrática venezolana coaligada en la Unidad, ha sido capaz de conquistar respaldo interno y será capaz de ganar y asumir el poder de manera pacífica, democrática, constitucional y electoral.
Y difícilmente puede considerarse un signo de ineptitud la comprensión creciente de nuestra visión de la realidad
venezolana que hemos ido logrando, sin manejar, el poder ni el dinero de la República y más bien luchando contra esos recursos que son de todos, pero que unos han privatizado para sí. En numerosos pronunciamientos internacionales hay expresiones de solidaridad de demócratas de la derecha, el centro y la izquierda. Democristianos, socialistas, socialdemócratas, liberales, conservadores, nacionalistas.
Conseguir ser recibidos y reconocidos por gobernantes, diplomáticos y parlamentarios de muchos países, cuando el gobierno, su gobierno, hace todo por invisibilizarnos, callarnos o calumniarnos, usando su poder sin control, incluidas amenazas como las que sibilinamente profiere, está muy lejos de ser señal de ineptitud. Todo lo contrario.
