Gerardo Álvarez : Sicad no resolverá crisis macroeconómica

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En una reciente entrevista con el diario EL IMPULSO, el economista Gerardo Álvarez afirma que existe una contradicción en la situación económica nacional, ante las declaraciones de otros analistas económicos que, señala el experto, coinciden en decir que el Ejecutivo nacional se está quedando sin fondos, cuando en realidad aún dispone de una exorbitante suma en divisas extranjeras depositada en las cuentas de los fondos paralelos en el exterior, entre los que figuran el Fonden y el Fondo Chino, entre otros.

Además, pone en duda la legalidad de los sistemas de subasta de divisas como el Sicad, refiriéndose a estos como perversos medios para controlar cada vez más el ya de por sí débil flujo de divisas hacia comerciantes, empresarios y particulares, especialmente si no se declaran adeptos a la ideología del gobierno.

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En este sentido, recuerda que representantes del Ejecutivo han afirmado que no es posible publicar el precio promedio al cual se adjudica la divisa en dichas operaciones, pues la Ley de Ilícitos Cambiarios prohíbe explícitamente que se dé a conocer esa información a menos que se trate del precio oficial de 6,30 bolívares por dólar, y en vista que en la reciente subasta del Sicad la moneda extranjera se llegó a cotizar incluso al triple de ese valor, no sólo se estaría ante una devaluación, sino también ante otro precio de mercado paralelo cambiario. “¿Es entonces ilegal el Sicad?”, se pregunta el catedrático.

Contradicción en socialismo

Para explicar su razonamiento, Álvarez retoma el significado del término subasta, es decir, una forma de vender bienes en la cual se determinan el precio y el comprador eligiendo siempre la oferta más elevada entre las realizadas por un grupo de personas que desean adquirir los bienes. “Este mecanismo de tanteo es utilizado en cualquier economía de mercado y se denomina sistema de precios de subasta.

El ejemplo más conocido de esto son las subastas que se efectúan en los mercados bursátiles, lo que en Venezuela se acabó con el cierre de las casas de bolsa por parte del Gobierno nacional”, aclara, poniendo sobre la mesa la interrogante ¿Por qué un Gobierno que se autocalifica de socialista y revolucionario y que además copia viejos esquemas marxistas, aplica mecanismos netamente capitalistas para determinar, bajo estrictas condiciones, el precio de un bien que, en Venezuela, tiene una demanda infinita?

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Esta sería una de las principales contradicciones en las que actualmente navega la economía nacional, “la cual, citando a Pedro Palma y a Luis Zambrano Sequín, impactará con un tsunami cambiario o con una tormenta perfecta”, asevera, recordando que ambos economistas son miembros de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela.

Paradoja económica

El origen de la crisis en Venezuela y el sistema de subastas de divisas no se debe, asegura Álvarez, ni a la especulación, ni a un ataque por parte de la burguesía junto con el imperio norteamericano.

La verdadera causa han sido las erráticas políticas económicas implementadas desde 1998, caracterizadas por el manejo irracional de cuantiosas cantidades de divisas provenientes de la renta petrolera, y la destrucción progresiva del aparato productivo interno, lo cual ha convertido al desarrollo económico en inflación sostenida, disminución de la inversión privada, cierre de empresas, aumento del empleo informal, fuga de talentos y capitales, aumento del gasto público irreproductivo, déficit fiscal permanente, incremento del endeudamiento público, controles exagerados de precios y de divisas que han generado escasez, desabastecimiento y disminución tanto en el poder adquisitivo de la población, como en la calidad de vida del venezolano.

“Si a esto le sumamos los desequilibrios económicos en las áreas monetaria, fiscal y cambiaria, no queda duda que el país atraviesa una crisis macroeconómica a pesar de que los precios del petróleo, núcleo de nuestra vida económica, han sido los más elevados de la historia republicana.

Esta es otra de las paradojas de la economía venezolana”, señala.

Nivel óptimo de reservas

“En 2003 se estableció, luego del paro petrolero, el régimen de control cambiario denominado Cadivi que, en un principio, iba a ser temporal y terminó siendo permanente, debido a las ventajas políticas de controlar el flujo de divisas al sector privado y mantener bolívares represados en la economía para financiar el déficit fiscal.

Esto desató casi inmediatamente, como ocurriría en cualquier otro país en la misma situación, un mercado negro o paralelo, cuyo precio de realización se ha alejado cada vez más del precio oficial de la divisa que ha venido generando crecientes desequilibrios cambiarios y una enorme red de corrupción”, puntualiza el economista, quien también atribuye parte de la causa de estas distorsiones al cambio de la Ley del Banco Central de Venezuela, en el año 2005, cuando se aprobó incluir el cálculo del nivel óptimo de las reservas internacionales, el cual se había establecido en 24,5 millardos de dólares, para traspasar cualquier excedente sobre esta cifra al Fondo de Desarrollo Endógeno (Fonden).

¿A dónde se han ido los recursos?

Con esta aberrante reforma se eliminó de golpe la obligatoriedad de Pdvsa a vender todas las divisas producto de las exportaciones petroleras al Banco Central de Venezuela, con lo que la empresa petrolera pasó a entregar buena parte de sus ingresos a un organismo directamente dependiente de la Presidencia de la República, el cual nunca ha sido sometido a ningún tipo de control administrativo o rendición de cuentas”, indica, destacando que si es cierto que las transferencias hechas al Fonden desde su creación hasta 2012, totalizan entre 52 y 103 millardos de dólares, y su destino aún se desconoce, se enquista entonces una nueva paradoja en los entresijos del análisis cambiario, específicamente que el Estado venezolano sí dispondría de las divisas para financiar las importaciones y el pago de deuda pública con los recursos de los fondos paralelos depositados en bancos extranjeros, ya que según datos del BCV al cierre de marzo del presente año, sólo en el Fonden hay 16 millardos de dólares, a parte de las reservas internacionales.

“Suponiendo que sean 52 millardos de dólares que ha recibido el fondo ¿Cuál ha sido el destino de los otros 36 millardos?”, se pregunta Álvarez.

¿Cómo solventar esta crisis?

Como uno de los pasos para mejorar la situación financiera del país, el economista insiste en la eliminación de la modificación a la Ley del BCV del año 2005, para aumentar la disponibilidad de divisas en el mercado lo más pronto posible, aunque indica que esa posibilidad es casi nula, por el precio que tendría para el Gobierno.

Indigestión financiera

Recuerda Álvarez que durante el Gobierno del presidente Hugo Chávez, se tomaron ingentes cantidades de recursos de Pdvsa y el BCV para financiamiento monetario del déficit fiscal, que el año pasado fue de 20 puntos del PIB, lo que produjo una indigestión financiera que se tradujo en una falsa sensación de bonanza económica especialmente en los años electorales, tal como ocurrió en 2012, cuando el nivel de gasto público subió 60% y la liquidez llegó a 700 millardos de bolívares en diciembre pasado.

“Esta cifra nunca antes había sido alcanzada, y generó una ampliación de la brecha cambiaria y un alza acelerada en el sistema de precios, debido a una enorme disponibilidad de dinero circulante acompañado de una producción interna que, por diversas causas, no fue suficiente para atender el aumento del consumo.

“Entonces el Gobierno intentó, sin éxito, disminuir este desequilibrio en el mercado real de la economía con importaciones que alcanzaron un récord histórico de casi 60 millardos de dólares en 2012.

Esto despierta otra interrogante: ¿Por qué se pasó de un año supuestamente abundante en recursos, a un 2013 deficitario en términos de bienes, de divisas y ávido de financiamiento?”, precisa, acotando que las decisiones irracionales del Gobierno en los últimos 10 años, han dejado un escenario con problemas muy difíciles de resolver que exigen medidas de un gran costo político y económico.

Por otra parte, en el sector cambiario se registra un desequilibrio importante entre oferta y demanda de moneda extranjera, exacerbado por la paralización de esta mercado ante la reducción de entrega de divisas por Cadivi y la eliminación del Sitme, además de la devaluación del bolívar en 46,5% a partir del 8 de febrero de este año.

“Sin embargo, el gobierno intenta reducir la escasez de divisas con el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), cuya primera subasta hace tres meses, por 200 millones de dólares, fue un verdadero desastre, a la vez que nunca se ha conocido el precio implícito de la divisa en la subasta, los beneficiarios, ni el monto total de divisas que fue adjudicado.

No hubo transparencia en la información”, expresa, resaltando que en la operación no pudieron participar pequeñas y medianas empresas, ni personas naturales.

“Sólo hasta el 3 de julio pasado, con el decreto del convenio cambiario 22, el Gobierno establece un mecanismo de subasta con el que supuestamente sí se satisfaría la altísima demanda de dólares existente en el país, la cual ocasiona la búsqueda constante de un sistema alternativo para alimentar de divisas al mercado ante la severa escasez que crea presiones inflacionarias que deterioran a su vez el poder adquisitivo del venezolano.

No obstante, es importante advertir que una crisis macroeconómica como la que vive Venezuela, no se resuelve con un sistema complementario para administrar divisas escasas.

Creer lo contrario es un engaño”, asegura el economista, agregando que ningún gobierno que tenga como objetivo incrementar su nivel de actividad económica sin altas tasas de inflación, utilizaría un mecanismo de subasta tan imperfecto para vender las divisas al mejor postor a fin de normalizar sus niveles de producción.

Perfil

El economista Gerardo Álvarez egresó de la Universidad de Los Andes en 1974, marchándose al Reino Unido seis meses después, para cursar estudios de posgrado en economía en la Universidad de Birmingham. Tras su regreso a Venezuela, se convirtió en profesor titular adscrito al Decanato de Administración y Contabilidad de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, donde impartió clases sobre diversos temas económicos tanto en pregrado, como en posgrado. Se ha destacado como asesor económico de la Cámara de Comercio y Fedecámaras en el estado Lara, y también ha asesorado a Cadmil y la Cámara de la Construcción, labor que ha realizado ad honorem.

Durante 30 años ha publicado escritos sobre economía e impartido charlas y talleres a diferentes grupos de interés, actividad a la que aún se dedica.

Sistema de flotación sucia

Ante los resultados de la subasta de divisas a través del Sicad, realizada entre el 12 y el 16 de julio, Álvarez presume que, por las estimaciones de varios analistas de que las divisas fueron adjudicadas a 10,9 bolívares para personas jurídicas y a 11,7 para las naturales, un precio mucho menor a la anterior estimación de 16 bolívares, el Gobierno estaría implementando un sistema de flotación sucia, también conocida como tipo de cambio semifijo o semiflexible, o con bandas de fluctuación.

“Esto es otra gran contradicción, pues significaría que el BCV está vendiendo la divisa al menor postor, y de ser así, significaría que se está produciendo una manipulación de la información que desvirtúa la verdadera naturaleza de las condiciones de la subasta”, enfatiza, acotando que esta posibilidad se ve reforzada por el hecho de que diversos analistas también han dado a conocer que el nivel de demanda durante la subasta, osciló entre 700 y 800 millones de dólares, muy por encima de los 200 millones que había ofrecido el BCV.

“Aún si se tratara de 600 millones, lo lógico es que el precio de la cotización de la divisa se fuera hacia arriba, por el simple principio económico de oferta y demanda”, precisa el economista, señalando que se podría estar ante una situación en la que el gobierno busca desligar al sistema de subasta del concepto de devaluación, al favorecer a los compradores cuyas posturas fueron menores.

Sin embargo, Álvarez advierte que nada evitará que la divisa paralela siga subiendo de precio, especialmente si al gobierno se le agota el inventario para alimentar al Sicad, el cual podría terminar como el Sitme.

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