Cuando se habla del corazón y sus enfermedades en el estado Lara, de inmediato viene a la mente Ascardio, el Centro Cardiovascular fundado por un grupo de visionarios liderado por el médico cardiólogo Bartolomé Finizola a finales de la década de los setenta.
Un hombre interesado en innovar, mantenerse ocupado, trabajar para todos sin ningún tipo de distinción y disfrutar con la familia fueron características que se evidenciaron durante la conversación que iniciaron Juan Manuel Carmona, director del diario EL IMPULSO, y Violeta Villar Liste, jefa de Información, durante nuestro desayuno-foro.
Nació el 18 de abril de 1946 en Barquisimeto, de padres italianos, quienes se vinieron a Venezuela en el año 1931, huyendo de las secuelas de la guerra.
Por haber estudiado en el Colegio Javier, la filosofía de los jesuitas marcó parte de su adolescencia.
“Ellos siempre estimulaban la excelencia; nos daban la oportunidad para desarrollarnos en diferentes ámbitos y enseñaban la importancia de la superación personal sin olvidar el trabajo en equipo”, mencionó el cardiólogo.
Cuando apenas estaba en primaria su padre, Vicente Finizola, murió, quedando todos los hijos a cargo de su madre Conchita Celli.
“Mi madre siempre fue una mujer muy trabajadora. En esa época mis hermanos mayores ya estaban en la Universidad Central de Venezuela, a la cual luego fuimos a estudiar los menores”, contó el doctor Finizola.
Entre sus opciones de estudios universitarios pensaba en la Medicina, Arquitectura y Psicología, pero al final decidió por la primera.
“Mi mamá me contaba que desde pequeño, aún sin hablar bien, yo decía que iba a ser médico, para atender a los pobres y también los ricos. A todos”, contó con una amplia sonrisa.
Durante su época de estudiante pudo participar en grupos de pasantías con grandes docentes de la época.
“Recuerdo que teníamos un profesor catalán, Pedro Gracés, anatomopatólogo. Casi siempre que discutíamos casos me tocaban de Cardiología”, reconoció.
Explicó que siempre observó la Cardiología como una rama muy lógica, por eso le llamó la atención y al final la balanza se inclinó a escuchar los latidos del corazón.
“Es muy medible, cuantificable, escuchar ritmos”, acotó.
Siempre en Lara
Aunque la Cardiología no estaba planificada desde que comenzó la carrera de Medicina, el hecho de regresar y radicarse en Barquisimeto sí era una decisión que tenía tomada desde que se fue a Caracas.
“Aunque antes no existía el artículo 8 (dispone que los egresados de Medicina deben hacer un año de rural de forma obligatoria) yo tenía planificado venir a trabajar en el área rural de Lara”, mencionó.
Trabajó en Duaca y fue admitido para realizar un curso medio de salud pública en Caracas, con el compromiso de regresar a Duaca cuando culminara.
“Tuve buenas ofertas de trabajo en Caracas, pero debía cumplir con regresar a Duaca y así lo hice. Allí comencé a idear una pasantía con estudiantes de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), porque siempre pensé que el recurso de los estudiantes debía aprovecharse para resolver problemas en salud”, explicó Finizola.
Recordó que en la coordinación académica le acompañaba el doctor Armando Sánchez.
“Los muchachos hicieron varios trabajos de investigación, uno de ellos arrojó que muchas personas de la tercera edad estaban solas en sus casas sin atención o quedaban en los hospitales sin la necesidad de estar hospitalizados porque no tenían quién los cuidara en su hogar”, dijo.
De allí una de las soluciones planteadas fue la creación de un ancianato, el cual fue construido por los mismos estudiantes.
“En ese tiempo fue cuando conocí a mi esposa, quien era estudiante de Medicina de la UCLA”, confesó Bartolomé Finizola.
Cambiar el modelo de salud
El fundador de Ascardio coordinó el programa cardiovascular que dependía del Ministerio de Sanidad en esa época.
“Estuve tres meses encerrado leyendo y estudiando por qué no funcionaban las cosas”, dijo para explicar la burocracia y el fracaso de modelo de salud venezolano.
Recalcó que lo importante es que el sistema esté centrado en la satisfacción del usuario, al prestar un servicio de buena calidad.
“Hace 20 años lo dije en una reunión en el Ministerio: el problema no es el financiamiento, sino la gerencia. El paciente no queda satisfecho en sus necesidades”, estableció.
Hace 36 años
En el año 1977 les prestaron un área en el Hospital Luis Gómez López para que un grupo de cardiólos trabajara con los pacientes que lo necesitaban, quienes después fueron los fundadores de Ascardio.
Recordó que trabajaban con “trueque” en Ascardio, es decir, los pacientes les pagaban con material para atender a otros.
“Todo cambió cuando se dañó un equipo y el técnico no aceptó el pago con papel de electrocardiogramas”, contó entre risas.
Desde ese momento tuvieron que empezar a pedir un pago mínimo a los pacientes, de manera que pudiera continuar en marcha el centro cardiovascular, hasta ahora, con un nombre de referencia nacional e internacional.
En la actualidad, Ascardio cuenta con una plantilla de 450 trabajadores, en una infraestructura que ha crecido para poder atender la gran demanda de pacientes con trastornos cardiovasculares.
“En la organización estamos en un permanente plan de búsqueda, haciendo un seguimiento, observación y control de quienes pasan por Ascardio”, explicó Finizola.
Destacó que dentro del equipo de trabajo incorporan a quienes están comprometidos con la atención de calidad, personal que a su vez les ofrecen facilidades para superarse y desarrollarse en su área.
“Siempre buscamos la manera para que nuestro personal se capacite y esté actualizado”, acotó.
Hacedor de especialistas
En 1980 comenzó el postgrado de Cardiología en el Centro Cardiovascular Ascardio, que se ha fortalecido al pasar del tiempo al ser el que forma más médicos en Venezuela en el área de Cardiología.
“Cada año tenemos unos 30 estudiantes que hacen residencia en nuestro centro, en los diferentes años del postgrado”, informó.
Sin excesos
Antes de finalizar la conversación no podía olvidar ofrecer un consejo a la población sobre la mejor manera de cuidar la salud cardiovascular.
“Siempre les digo a mis pacientes: lo óptimo es la mesura. Aunque existen factores de riesgo que no podemos modificar, otros podemos cambiarlos: dejar de fumar, hacer ejercicio, tener un buen manejo del estrés y comer de forma saludable”, concluyó el experto en el corazón.
