Familiares e internos de Uribana viven su vía crucis

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El 25 de enero del presente año autoridades del Ministerio de Servicio Penitenciario se introdujeron al Centro Penitenciario de Centro Occidente, mejor conocido como Uribana, para hacer una revisión y conteo del penal, tras previo acuerdo con los internos.

A las 8 de la mañana ingresaron a Uribana. Se había realizado la revisión corporal a cada uno de los privados de libertad a quienes situaron en el campo deportivo del penal y a las 10:05 de la mañana se escuchó una primera detonación que se convirtió en tres minutos exactos de ráfagas de disparos. La causa del tiroteo y quiénes dispararon son temas sin aclarar por el Ministerio Público que está a cargo de la investigación.

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Lo cierto es que a causa de la intervención hubo un saldo de 63 personas fallecidas entre ellas, 60 privados de libertad, dos pastores evangélicos de la calle uno que trabajaba en Lara y otro que era de la comisión nacional, así mismo un efectivo de la Guardia Nacional.

Un día después de ocurridos los hechos violentos en Uribana fueron trasladadas 132 privadas de libertad hacia distintos centros de reclusión. Ese mismo día se anunció que el penal sería evacuado por completo y entre la noche y la madrugada de ese día el objetivo fue logrado: sacaron 1.960 hombres, para un total de 2.092 privados de libertad.

Mal recibidos
Desde que llegaron los guaros a los otros penales los han visto mal, porque para ellos son personas ajenas que están invadiendo sus espacios. Debido al hacinamiento muchos fueron ubicados en las canchas o espacios en donde han tenido que dormir hasta en carpas y hasta dos personas en una colchoneta.

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Uribana era el único centro penitenciario en donde no se pagaba “causa”, eso es una cuota de dinero que debe cancelar el interno por un espacio donde habitar o para preservar su vida. Ahora los familiares de los reos de Lara deben llevarles dinero para el pago de la “causa”, dependiendo del centro de reclusión algunas se pagan semanal y otras mensual, las mismas oscilan entre 180 bolívares y la más cara hasta 800 bolívares.

Los reos se han tenido que amoldar a otras normas y estilos de vida, ya a cuatro les ha costado la vida: Narbi Pirona fue ultimado el 28 de enero en el Internado Judicial de Aragua, conocido como Tocorón. José Arráiz Escobar Trujillo, asesinado el 18 de febrero en la cárcel de Trujillo.

El primero de marzo, en la Penitenciaría General de Venezuela (PGV), ubicada en San Juan de los Morros, en el estado Guárico, de múltiples disparos fue acribillado José Froilán Suárez Castillo y el sábado 9 de marzo, de varias puñaladas le quitaron la vida a Antonio de Jesús Parga en el Internado Judicial de San Felipe, conocido como La Cuarta.

En el mes de febrero, en el Centro Penitenciario de los Llanos (Cepella) ubicado en Guanare, estado Portuguesa, se llevó a cabo un coliseo, práctica única realizada en Uribana, en donde los reclusos se peleaban utilizando armas blancas entre sí. Ese día doce privados de libertad de Guanare salieron heridos. Los guaros les ganaron el combate.

Así como ese incidente entre otros los guaros se han convertido en un estorbo en otros centros penitenciarios, porque se han presentado otros hechos irregulares a raíz de su llegada.

Muy costoso
Los seres queridos de los privados de libertad siempre se han quejado porque el Estado no dota a los internos de todo lo que necesitan, por lo menos en Uribana la comida no llegaba completa, la falta de luz, agua, la recolección de basura y la falta de atención médica además del traslado a tribunales, eran algunos problemas que se les presentaban.

Esta situación empeoró, porque anteriormente los familiares se quejaban porque gastaban hasta mil bolívares semanales haciendo mercado para la comida y los artículos personales, ahora los gastos se han triplicado, muchas son las personas que no tienen cómo atender a los suyos.

Aunque el Ministerio de Servicios Penitenciario les presta el apoyo logístico para el traslado con la salida de autobuses hasta cada uno de los centros penitenciarios los fines de semana, de igual forma tienen que sacar para la comida y la vestimenta porque los reos quedaron sin nada, así mismo apartar para la “causa”, entre otros gastos y algunos que viajan por su cuenta porque en los autobuses no se permite más de un familiar por interno. Deben incluir el costo de los pasajes.

La situación de retardo procesal se ha agravado porque no los trasladan a los tribunales y las audiencias preliminares o juicios son suspendidos, así mismo no hay quienes les revisen sus expedientes y aquellos que están optando por una libertad no lo han logrado.

En cada penal hay presencia de abogados, llamados los jurídicos, que tienen la potestad de revisar los casos y han pedido a algunos de los internos que optan por rendición de pena como requisitos: cartas de buena conducta, cartas de estudio, de deporte, las mismas tienen que ser emitidas por el director del penal Nelson Bracca y desde aquí de Lara se las han negado, paralizando todo el proceso al interno.

Realidades que no se han dicho
Esposas, madres y hermanas han denunciado reiteradamente los maltratos a los cuales son sometidos los hombres y las mujeres que fueron trasladados desde Uribana, ninguno se identifica, porque comparte códigos internos que tienen los reclusos y no pueden a la luz pública porque les puede costar la vida a sus seres queridos.

Indican que cada vez que trasladan a algunos reclusos son víctimas de los custodios y de los castrenses quienes se encargan de vulnerar sus derechos porque les pegan. Denuncias delicadas como abuso hacia las mujeres han surgido. La última se registró en la PGV cuando en el transcurso de la semana sacaron a trece internas hacia La Pica, ubicada en Oriente, y allí les cortaron su pelo.

Las mujeres han sido abandonadas porque hasta ahora no les dan la esperanza de retornar y no existe quién alce sus voces por ellas; mientras en la mayoría de los penales del país los hombres están montados en la “placa” o techo de algunas áreas exigiendo por su traslado.

Así mismo han recibido castigos y son metidas en cuartos de aislamientos llamados “tigritos”.
Realmente son los internos e internas quienes verdaderamente saben las calamidades que están viviendo. Piden el traslado a Uribana para estar cerca de los suyos.

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