Francisca, María Jesús, su hija, y Simón, su esposo, se levantaron temprano este Viernes Santo para planificar el recorrido que llevarían a cabo en Barquisimeto y cumplir con la tradicional visita a los siete templos que todo católico cumple cada semana especial de abril, como correspondió este año.
Se trata de un recorrido que representa simbólicamente los siete sitios que Jesucristo pisó durante su calvario por la Vía Dolorosa, desde el Cenáculo, el Huerto, las casas de Anás, Caifás, Pilatos, Herodes, nuevamente a la de Pilatos, para ser azotado y coronado de espinas, y finalmente el monte del Calvario, donde fue crucificado.
Para la familia, la primera parada fue en la iglesia El Cristo, a cargo de los padres Pasionistas.
Francisca, María Jesús y Simón, como fieles creyentes, después de cada visita ante los monumentos montados por los feligreses en los templos, cumplían con la oración destinada a esta ceremonia: Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento, decía ella.
Al Santísimo y Divinísimo Sacramento, le respondían.
Luego rezaron siete Padrenuestros, después de los cuales expresaban: Sea por siempre bendito y alabado. Mi dulce Jesús, por mi amor Sacramentado.
Como ellos tres, miles de feligreses cumplieron este Viernes Santo con ese recorrido, renovando así su fe en Jesucristo y en su Iglesia católica.
En algunas iglesias, la multitud impedía el normal desplazamiento de las personas en su interior, pero eso no era impedimento alguno para acercarse a los llamados monumentos donde, en sitio privilegiado, estaba el Santísimo Sacramento.
El “Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal, amén”, se escuchaba en voz baja entre los presentes.
Cuando se retiraban haiendo la señal de la cruz, en cada uno de ellos se podía constatar su satisfacción por haber cumplido con tan tradicional rito.
“Ya cumplimos aquí; ahora vamos para la otra iglesia, la segunda de nuestras visitas”, se le escuchó a una de las mujeres mientras salía de la iglesia El Cristo, una de las más concurridas.
Aprovechando la nublada mañana, en grupos se iban caminando hacia el Santuario de la Paz, en la carrera 17, abierto desde las primeras horas del día, donde las Siervas del Santísimo, con las devotas, se esmeraron en su monumento para merecer los halagos de la feligresía.
Sencillo, pero lleno de espiritualidad, fue el que construyeron las hermanas Agustinas Recoletas del Instituto Agustiniano Doctor Gualdrón.
Este año lo levantaron en la entrada a la instutución y no en su acogedora capillita, como los anteriores.
La iglesia Concepción, como siempre era una de las más visitadas por los feligreses, a quienes no les agradaba ver en plena entrada a vendedores de perros calientes y otros tipos de comida rápida, como un comercio público.
Allí el espacio era mayor, lo que permitía a las personas llegar con mayor facilidad hasta donde se adoraba al Santísimo.
En la iglesia San Francisco, primera catedral de Barquisimeto, en la carrera 17, la romería de mujeres, hombres, niños y adolescentes fue interminable durante todo el día.
Lo mismo ocurría en la iglesias Altagracia y San José, con los padres Pasionistas y Redentoristas, respectivamente, al frente de las actividades de la Semana Mayor.
Y la afluencia de personas no podía ser menor en la Catedral como principal iglesia de Barquisimeto, donde el padre Fidel González, con la invaluable colaboración de voluntarias y voluntarios de la parroquia, daban la bienvenida a quienes acudían a cumplir como católicos con ese acto de fe.
Pero no sólo las iglesias del centro de la ciudad sintieron este Viernes Santo el calor humano de las mujeres, hombres, niños y adolescentes que con su presencia ratificaban su creencia en el Señor.
El templo de Valle Hondo, donde se venera a Santa Eduvigis, la de Los Rastrojos, la de San Juan Bautista, la principal de Cabudare, La Piedad, como en los otros del municipio Palavecino, la feligresía tampoco era ajena a su obligación católica.
Lo mismo en el de Santa Teresita, urbanización del Este, en Barquisimeto, rrecinto religioso que en esta fecha también se observó colmado de fieles ofreciendo sus oraciones a Jesucristo.
Para quienes en esta entidad dirigen la iglesia católica, debe haber la satisfacción de constatar la admiración que, pese a algunas fallas y ataques, sigue prevaleciendo hacia ella entre los venezolanos.
