La OPS emitió un informe donde reconoce un brote “intenso” en Cuba, República Dominicana, Colombia, Venezuela y Brasil de la influenza H1N1
Aunque la situación de la influenza H1N1 en Venezuela se ha convertido en un secreto de Estado, debido a las declaraciones de la Ministra de Salud, Isabel Iturria, al restarle importancia al número de casos, a la vacunación y ahora al prohibir el tratamiento antigripal que está aprobado por la Organización Mundial de la Salud para la curación del virus, existe la certeza de la presencia de un brote epidémico en el país.
Así se refirió Rafael Orihuela, ex ministro de salud, quien recordó que cuando desde el Ministerio reconocían dos muertes, ya los directores de salud de las regiones hablaban de 22 fallecimientos a causa, por lo cual “la verdad se los llevará por delante”.
“En la actualidad se conoce de 32 muertes confirmadas, con 22 estados afectados. Se dice que por cada muerte deben existir al menos 10 mil personas afectadas, estaríamos hablando de 320 mil venezolanos, una cifra alarmante, así como la cantidad de fallecimientos que han ocurrido en tan poco tiempo”, aclaró el especialista en salud pública.
Por otro lado, mientras el ministerio desinforma, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió un informe donde reconoce un brote “intenso” en Cuba, República Dominicana, Colombia, Venezuela y Brasil de la influenza H1N1. “Con las cifras que tenemos y ahora con el reconocimiento de la OPS, sabemos que existe un brote epidémico, y además, al hablar de Cuba y conociendo el intercambio cultural que ahora mantenemos con la isla, podemos también deducir de dónde pudo haber venido el virus. Es una situación preocupante que afecta a gran parte del continente”, explicó Orihuela.
Concepto equivocado y riesgoso
Con las declaraciones que provienen del ministerio los médicos están desarmados -prosigue Orihuela- porque han sembrado dudas en torno a la vacunación que protege contra el virus H1N1, cuando existe un reconocimiento universal sobre la efectividad en la prevención a los dos o tres semanas después de la inmunización.
“Claro está, la tenían que colocar antes de que apareciera el brote o al menos cuando observaron el crecimiento de casos en Mérida, región donde comenzó su ciclo natural el virus. Tienen un concepto equivocado y riesgoso en este aspecto, y ahora más cuando contraindicaron el uso del oseltamivir (tamiflú) como tratamiento para contrarrestrar los efectos de la H1N1”, explicó Orihuela.
Este tipo de tratamiento fue el aprobado en el 2009 cuando comenzó la pandemia mundial de la influenza H1N1, y sólo era suministrado a los pacientes por el ministerio de Salud a través de las direcciones regionales, para evitar la población en su paranoia lo tomara sin necesidad.
El doctor Orihuela recordó que la eficacia del fármaco en el tratamiento de la enfermedad fue comprobada en su totalidad, por eso, cuando desde el ministerio prohiben condenan a muerte a los pacientes.“La ministra quería hacer un estudio doble ciego para comprobar si el fármaco sirve o no. Esto quiere decir que de 100 enfermos con H1N1, sólo la mitad recibiría el tratamiento, y la otra mitad estaría condenada a la muerte. Este tipo de estudio está eticamente prohibido por la OMS, por las condiciones de epidemia grave”, alertó Orihuela.
Señaló que el oseltamivir que llegó a Venezuela este año provenía de Cuba, sin registro sanitario ni farmacéutico patrocinantes, como establecen las leyes nacionales. “Es un medicamento clandestino, que llegó de contrabando al país, como vienen todos los que envían de Cuba. El ministerio dice que no es necesario cumplir con los requisitos porque son compras de “Estado a Estado”, pero sigue siendo un proceso viciado”, alegó Orihuela.
Estado de alerta familiar
A la población les queda mantener el estado de alerta familiar, el cual consiste en evitar el contagio de la influenza a través de las medidas básicas de lavado de manos, como también al aislar al paciente enfermo dentro del hogar.
“Si un persona está enferma, debe tener un solo contacto familiar que lo cuide, para evitar que se riegue a todo el mundo, sepa manipular lo que desecha el paciente, esterilice los utensilios”, dijo Orihuela.
La parte esperanzadora es que todo brote tiene un ciclo y después del repunte debería tener un descenso, sin embargo, mientras tanto podrían presentarse más infectados y fallecimientos.“En la epidemia del año 1918, la llamada gripe española, murieron 25 millones de personas, porque en esa época no había prevención con vacunas ni tampoco tratamientos efectivos”, recordó.
Enfatizó que las embarazadas, niños, persona de la tercera edad y pacientes con enfermedades crónicas deben cuidarse, porque son quienes pueden presentar mayores complicaciones en caso de contagiarse con la influenza H1N1.
Sin declarar alerta
Aunque existe alerta epidemiológica, según información extraoficial “naranja” (el color se refiere al número de casos presentes, antes se encuentra la amarilla y después del naranja viene la alerta roja), el gobierno nacional no ha querido declararla.
“Al hacerlo tendrían que reconocer que no hubo prevención ni atención a tiempo cuando comenzó el brote en Mérida, y se verían obligado a notificar a los organismos correspondientes y países vecinos las cifras, además estaría obligado a mantener un control internacional a través del cerco epidemiológico en puertos y aeropuertos”, dijo Orihuela.
A su vez, podría cambiar partidas presupuestarias para la compra de vacunas y tratamientos, o solicitar en calidad de préstamo a países vecinos como Colombia o Brasil.
“Pero se niegan a aceptar la realidad”, concluyó Orihuela.
