Esposa de comerciante asesinado: “Mis hijos quedaron huérfanos por culpa de los delincuentes”

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La escena. Bajo la inclemente lluvia que caía ayer en la mañana al oeste de Barquisimeto, específicamente en el sector Los Pocitos, Irma Escalona, esposa de Felipe Antonio Herrera, de 40 años, lloraba su muerte, pues lo mataron por resistirse al robo, aproximadamente a las 4:50 a.m., cuando salía de su casa a buscar cambures para surtir su negocio.

“Mis hijos quedaron huérfanos por culpa de esos delincuentes (…) ¡Ay Dios mío, ah mundo mi esposo, nunca pensé que te fueras tan rápido!”, exclamaba la mujer en medio del llanto.

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Escalona estaba inconsolable, su dolor era muy fuerte, quizá le costará aprender a vivir sin su compañero de vida. “Hay familias que no saben criar a sus hijos, por culpa de los padres los muchachos son delincuentes. Nadie tiene derecho de quitarle la vida a nadie, así que váyanse, que somos pocos los dolientes” expresaba en referencia a los curiosos en el lugar.

El cuento. Versiones de los presentes en la escena del crimen, entre ellos Simón Escalona, cuñado del hoy occiso, apuntan a que Herrera salió de su casa a bordo de su camioneta amarilla, signada con las placas 367KAP, con la imagen de Jesucristo en el vidrio, y a unas tres cuadras estaban unos muchachos del barrio, aparentemente, consumiendo sustancias sicotrópicas y estupefacientes quienes se le atravesaron en el camino y lo apuntaron con un arma de fuego para robarle sus pertenencias.

Herrera no se detuvo y se opuso al robo por lo que le propinaron cinco tiros hasta acabar con su vida y se dieron a la fuga inmediatamente.

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Perdió el control de la camioneta y chocó contra una cerca de alambre de púa que lo detuvo. “Si no hubiese estado eso ahí, habría ocurrido una desgracia más grande”; decía un vecino del sector.

“Yo venía de acompañar a mi hija a la parada, estaba lloviendo mucho y escuché las cinco detonaciones, me asusté y como fue al otro lado de mi casa, no me quise asomar sino que me encerré de inmediato”, manifestó una mujer de unos 55 años, quien no se identificó.

Comerciante. Felipe Antonio Herrera, desde hace años tenía una venta de cambures en el Mercado Mayorista de Barquisimeto (Mercabar), casualmente ayer iba a buscar mercancía para surtir el comercio que por mucho tiempo le produjo el dinero para mantener a sus dos hijos de 13 y 11 meses.

“Cuando algunos les sobraba, se los regalaba a la gente del barrio, porque él no era mezquino”, narró el cuñado.

 No habrá celebración

El jueves 28 de mayo, por haber sido un día de fiesta en Lara, decidió no trabajar y se fue con un compadre hasta el Mundo de los Niños para alquilarlo y celebrar el primer año de nacimiento de su hijo varón que será el próximo mes de junio.

“El compadre me llamó y nos fuimos, canceló la mitad del costo y después nos movimos hasta otro lugar a tomarnos unas cervezas”, expresó un hombre a quien se le confundían las lágrimas con las gotas de la lluvia que caía mientras recogían el cadáver.

Al momento de montar el cuerpo sin vida a la furgoneta, la esposa, Irma Escalona se lanzó encima de la compuerta y gritaba: “ahí está muerto… mi vida, me dejaste sola y tanto que nos queremos, esto es increíble.. yo no oí nada”.

Los funcionarios de la División de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas hicieron las pesquisas correspondientes al caso y se llevaron detalles de los posibles homicidas, los cuales según los mismos habitantes de Los Pocitos, “son muchachos del barrio”, por lo que trabajarán arduamente por dar con el paradero de quien cometió este crimen.

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