#EspecialAniversario: Ser productivo pero en función social

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La causa social está en la mayoría de las acciones emprendidas por Johnny Mendoza, un caroreño que está al frente de una óptica en Barquisimeto, pero además es profesor en varias universidades donde busca dejar su palabra de aliento para que los jóvenes transiten el camino del aprendizaje y del bien.
Licenciado en administración comercial en la UCLA en 1996 y con tres postgrados logrados en la Universidad Santa María, en Mercadeo y Publicidad e Imagen Corporativa, en 2004 y 2006, así como en 2014 en ciencias de la gerencia
en la Universidad Yacambú, nuestro personaje, de 53 años de edad, hace 22 incursionó en el mundo de la optometría, en el que, al lado de otras personas asociadas, logró fabricar el primer lente de contacto bifocal.

La preocupación por una buena salud visual está reflejada en varios de sus trabajos de grado, en investigaciones y en Optirapid, la empresa que gerencia ubicada en la carrera 19 entre calles 55 y 56 de Barquisimeto, cuya labor le permitió
alcanzar el tercer lugar en la categoría comercio del Premio Citi al Microempresario del año pasado.

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Hay que hurgar para detectar de dónde viene esa preocupación de tipo social en este emprendedor del sector de los microempresarios, donde hay casos ejemplares de luchadores que van hacia el éxito después de superar diversos obstáculos.
“Nací en Carora y estudié en el Colegio Cristo Rey (antes conocido como San José de Calazán) y después estuve cinco años en el seminario menor Divina Pastora, ubicado en la avenida Libertador de Barquisimeto; pero definitivamente
fue monseñor Hildemaro Flores quien influyó en varios jóvenes para sentir la preocupación de actuar y crecer con la acción social como principal fundamento, a través de lo aprendido en la Fraternidad Juvenil Apostólica”, explica Mendoza, quien se quita y se pone los lentes antirreflejos de manera constante.

 

De la UCLA a lo social

 

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Mientras Johnny estudiaba, su mamá desarrollaba su labor como costurera y su papá atendía un restaurante ubicado en el sector Trasandino del centro de Carora, conocido como El Néctar, famoso por la calidad de la tostada caroreña. Hace 40 años se vino a Barquisimeto para crecer en su formación académica, de manera especial en la UCLA.
“Mi tesis de grado para obtener el título como licenciado en administración comercial en la UCLA se basó en la preparación del módulo de administración de la Cruz Roja de Patarata. Allí tuve la oportunidad de mantener contacto con personas que trabajaban directamente en la institución, así como con las que llegaban en procura de atención médica”, explica Mendoza, quien detiene la entrevista para atender a un paciente, vía telefónica.
Para 1992 se vincula a la optometría, realiza el curso, pero mantiene sus estudios en la UCLA y dos años después
recibe una distinción otorgada por el Colegio de Optometristas de Venezuela.
Uno de sus trabajos de grado lo identificó como Gerencia bajo el enfoque del mercadeo con causa social, una visión ecoeficiente y sustentable de la salud visual. Es decir, ha ligado su formación universitaria como licenciado en administración, con los negocios en el área de la salud visual, pero en la búsqueda de prestar un servicio social hacia la comunidad.

El invento

 

Entre los años ‘96 y ‘99 ocurren varias cosas interesantes en la vida de Mendoza, porque se vincula en el área administrativa de la Fábrica de Lentes Hidrofílicos Industria Nacional, donde se topa con otros jóvenes emprendedores y se lanzan en un proyecto que cristalizó.
“Se trataba de una empresa fabricante de lentes de contacto convencionales. Junto a Rafael González y Nelson Zapata, quien lamentablemente falleció en un accidente de tránsito, nos lanzamos a un proyecto. Recibimos asistencia técnica para pequeños y medianos industriales y acudimos a Fudeco, donde vieron nuestra calidad y servicio.

En el ‘98 alcanzamos un hecho muy importante al lograr el lente de contacto tórico (blando) bifocal, donde no puedo dejar de mencionar el enorme mérito de un técnico francés que trabajaba en Canadá para la gigante Johnson y Johnson”, dijo con profunda emoción Mendoza, aunque al mismo tiempo con un dejo de tristeza al recordar
la desaparición física de su amigo.

Un cafecito negro matiza la entrevista en la sede de Optirapid, donde Mendoza ha trabajado siempre con lentes convencionales, ya que no todas las personas están en condiciones de amoldarse a los lentes de contacto.

 

¿Qué pasó de inmediato con el invento?

 

“Eso fue grandioso porque el Proyecto Eureka nos premió en el año ‘99 y esto nos dio a conocer a nivel nacional e internacional. La empresa estaba marchando muy bien, pero surgió la inesperada muerte de Zapata y esto fue un impacto muy duro”, aseguró Mendoza, quien nos depara otra sorpresa, otro obstáculo a superar.

 

Un tumor amenazó su vida

 

Entre una cosa y otra, Mendoza, inquieto para mantenerse también en las aulas de clases bien como profesor o alumno, obtiene la maestría como técnico de optometría en la especialidad de mercadeo, luego otra maestría en medios erapéuticos visuales para actividades deportivas. La optometría la estudió en Tampa, Florida, Estados Unidos.

“Dios nos pone muchas pruebas en el camino de la vida. Para el 2009 me detectaron un tumor en la cabeza y estuve en manos del doctor Saúl Crivoy, quien salvó mi vida. Hubo un proceso de recuperación y nos vimos en la necesidad de vender varias partes de los equipos que teníamos armados en el taller. Hoy Rafael González tiene su taller donde nos monta los lentes que le mandamos de acá, de OrOptirapid. Hemos mantenido una excelente relación de amistad, es como un tributo al amigo que se fue”.
La curiosidad está vigente. Ya recuperado de la intervención quirúrgica, este profesor universitario
conoce los efectos negativos que en la salud representa el uso constante de las computadoras, sin la debida protección.
“En mi trabajo me he encontrado con muchas personas que presentan lesiones en la vista por el uso permanente de equipos de computadoras. Las pantallas pueden resultar muy dañinas y generan el síndrome de fatiga visual; y esto nos llevó a desarrollar un lente antiradiación”, explicó, mientras nos mostraba uno de esos lentes.
Son comunes los fuertes dolores en las muñecas de las personas que trabajan con computadoras.
“Eso se llama síndrome del túnel carpiano. Trabajamos para crear un guante especial, anatómico, que impide ese tipo de fatiga y en caso de que la persona la padezca, permite aliviar sin dejar de trabajar. Nuestra meta es lograr productos
que sean accesibles, tener rentabilidad en los negocios y asistencia social”.

 

Seguir adelante

 

Las ópticas en Venezuela han sufrido también las consecuencias de la ausencia de muchas materias primas y eso es preocupante para la salud visual en general. Mendoza está claro en eso: “Nuestro camino no ha sido fácil. Hay muchas
materias que debemos usar en los productos, que no se consiguen ahora con la misma facilidad de antes. Sin embargo creo que los venezolanos somos grandes emprendedores. Bien dirigidos podemos crear una gran nación, donde se pueda consolidar la familia como institución principal de la sociedad. Para eso se requiere la preparación de profesionales con formación social”.

 

¿Cómo fue la experiencia en el evento del Citibank?

 

“El encuentro se efectuó en Caracas. Fue una experiencia enriquecedora, porque coincidí con personas como uno. Tratamos de aislarnos del problema del día con una actitud de emprendimiento y con ganas de ser productivos. Debo
agradecer la postulación que de mi caso hizo Fundaprofaces y el apoyo del voluntario de Citi, de nombre Alfredo Thielen. Un importante tercer lugar en la categoría comercio”.
La oficina de Mendoza, sede de OR Optirapid C.A., tiene en sus paredes los diplomas universitarios alcanzados, así como los reconocimientos más importantes obtenidos a lo largo de su carrera profesional. Dispone de personal que se encarga de mantener el contacto con más de 4.000 personas afiliadas a su óptica, bien sea a través de las redes sociales y en aquellos casos donde es necesario, les remite cartas, siempre con nuevas orientaciones e insiste. “Hay que
trabajar pensando en la función social que uno debe tener en nuestras comunidades”.
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