Un joven alpinista iba acompañado por dos fuertes y experimentados guías, en su primer intento por escalar los Alpes Suizos, y se sentía seguro de tener un guía en la delantera y otro detrás de él.
Escalaron varias horas. Sin aliento y exhaustos, lograron por fin llegar a las rocas que entre la nieve sobresalían justo antes de llegar a la cima. Al faltar solo unos metros para llegar a la cumbre, el guía que iba al frente se echó a un lado para que el joven alpinista pudiera ver el paisaje por primera vez, una maravillosa vista panorámica de picos cubiertos de nieve y un brillante y despejado día en el cual no se veía una sola nube.
Aferrándose a las rocas mientras escalaba, el joven dio un último salto hasta la cima. El guía rápidamente lo agarró y tiró de él hasta bajarlo. El joven no sabía que a menudo fuertes vientos soplaban sobre las rocas de la cima, cuya velocidad podía hacerlo caer.
Al instante, el guía le informó de tal peligro diciéndole: ¡Tiene que arrodillarse señor! ¡Nunca estará más seguro acá arriba que de rodillas!
¡Cuánta verdad encierra esta ilustración!, qué fácil es caer y cuán doloroso es mientras más alto estás. Quizá para muchos esa cima representen sus éxitos, para otros es dinero y las posesiones que han acumulado, o qué me dice de los talentos y habilidades; en otras personas tiene que ver con su autosuficiencia. Nunca estará en una posición de tal madurez como para no tener el potencial de cometer errores, por ello la dependencia de Dios es lo más sabio que puedes hacer en el lugar donde las ráfagas son más fuertes. El apóstol Pablo nos recuerda: “Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer”. (1 Corintios 10:12 NTV)
La postura mental es determinante
La postura mental en que te colocas para recibir hace toda la diferencia. Incorporar, más que saber es lo que conduce a un cambio visible, entre un simple oyente y un hacedor. Por ejemplo, mientras lees este artículo, si te colocas para recibir diciéndole al Señor: “Voy a actuar en lo que me muestres”, te vas a beneficiar más que si lo lees para ser motivado e inspirado. La acción no parte de los pensamientos sino de estar dispuestos a hacer nuestra parte y dejar de dar excusas. Colócate en una posición de estar listo para la responsabilidad.
Como lo dice John Mason, uno de los mejores autores y coach que he visto: “Conozco a muchas personas que eran excelentes depósitos de aprendizaje y, sin embargo, nunca tuvieron una idea nueva”. Oír y hacer es la clave para ver productividad y transformación en nuestras vidas, no simplemente oír. Los oidores se quedan a mitad del camino.
Oswald Sanders dice: “Los ojos que miran son comunes. Los ojos que ven son raros.” La mirada es lo casual, lo descuidado y aún lo fugaz. Para tener visión debes estar involucrado de corazón y con un compromiso genuino. “El problema es que estamos inundados de información y muertos de hambre por la revelación.”
La mente cerrada es el terreno mas árido que hay para sembrar.
Resistir o recibir es una elección que hacemos todos los días, algunas veces en muchas ocasiones por día. Nada muere más rápido en ti que una idea nueva si tu mente está cerrada. Es imposible que un hombre aprenda algo que cree que ya sabe. Creo que una de las razones por la cual Jesús les habló en forma tan fuerte a los religiosos y conocedores de la Biblia en su peregrinar en la tierra, es porque ellos rehusaron colocarse en la posición de recibir. Sus mentes eran más rígidas que el concreto.
Estar dispuesto es la habilidad más importante que tienes. El diablo tiembla cuando escucha al siervo más débil de Dios decir: «Sí, Señor». Cuando estás de frente hacia Dios, tu espalda da al diablo. Nunca le dé el control de su vida a nada que no sea la confianza en Dios.
Nuestro caminar con Dios comienza con la palabra sígueme y termina con la palabra ve. El diablo mueve la cabeza, cuando nos escucha decir: Voy a hacer lo que tú me dices, Señor.
No conozco una mejor posición para sembrar la semilla en los campos que estando de rodillas. Tampoco conozco una mejor posición para ser dirigidos que rendirnos a la voluntad de Dios en nuestro diario andar. Un hombre de fe, de rodillas ve más del mundo que si se para en punta de pie. Nuestro mayor enemigo es la autosuficiencia. Permite que Dios te ayude, sólo tienes que hacer una llamada, él la está esperando. Nunca llegues a la posición donde no necesites de Él.
Solo ves lo que buscas
Por la forma en que nos colocamos a nosotros mismos, podemos ver la evidencia de que Dios está en todos lados, o que no está en ninguno, tu posición y actitud mental y de corazón te abre los ojos o te los cierra, te llena de fe o de dudas. ¿Le parece que Dios está lejos? ¡Adivine quién se movió! «Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré» (Jeremías 22.21). Va a ser muy bueno para el alma humana cuando deje de adorar al revés.
«Muchos Premios Nobel no se han logrado porque alguien no esperó lo inesperable», dijo Dietrich Bonhoeffer. Cuando tu mente que se coloca en una posición errada es como un microscopio, que agranda las cosas minúsculas, pero no puede percibir las grandes. Abre tu corazón a mirar las cosas desde una posición adecuada y verás en cada obstáculo una oportunidad.
«Nunca verás la salida del sol si miras hacia el oeste. Las oportunidades pueden caerte sobre las rodillas, si tienes las rodillas donde caen las oportunidades. Cuando no te colocas en la posición de recibir, es como pedir que te den un barril de cosas cuando tienes una taza para recibirlas. No ores para que llueva si te vas a quejar del barro.» Escribe John Mason.
Solo verás lo que buscas. ¿Qué estás buscando en esta vida? ¿A qué estás prestando atención? ¿Dónde se encuentra tu enfoque? Por lo general no vemos las cosas como son, sino como somos nosotros. Con demasiada frecuencia nuestra mente está embotada en una sola cosa. Como estamos buscando lo rojo, pasamos por alto lo azul; estamos pensando en mañana, y Dios dice ahora; estamos buscando por todos lados, y la respuesta está frente a nosotros.
Cuando una persona está en la posición correcta, está lista para recibir todo lo que Dios tiene para ella. Abre tu mente y tu corazón a ver todo lo que Dios tiene para ti. Es bueno practicar la vida de oración, verás un cambio impresionante en ti.
Esfuérzate y hazlo.
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