Envían a Uribana a los implicados en crimen de la periodista

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José Marcelino Apóstol Rodríguez, de 20 años edad, uno de los implicados en el crimen de la comunicadora social Alexandrina María García García, de 44 años de edad, es una cara conocida para altos funcionarios del estado Lara.

Joseíto llamaba mamá a Marieli Sánchez de Tamayo, prefecta del municipio Iribarren y a Henri Falcón le decía papá.

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Tenía una relación cercana con ellos porque desde su niñez quisieron ayudarlo con su adicción a las drogas y reinsertarlo a la sociedad; ambos conocen su historia a fondo.

Sánchez de Tamayo lo conoció cuando Joseíto tenía cuatro años de edad y fue su maestra de preescolar en Santa Rosa, desde entonces vio en el niño ciertas actitudes difíciles y al conversar con su mamá, quien aún vende tostones en la plaza del pueblo, supo que provenía de un hogar disfuncional.

“Él y sus hermanos se criaron solos, desde muy joven se inició en las drogas y eligió estar en las calles” contó la prefecta. José Marcelino pasó por varias casas de abrigo, recibió ayuda a través del Proyecto Jonás de la Iglesia Las Buenas Nuevas, Projumi, Fusel y otras instancias pero nunca fue constante.

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En repetidas oportunidades fue a parar al Centro Socioeducativo Pablo Herrera Campins, conocido como Retén de El Manzano, por drogas y alteración del orden público.

Tenía actitudes evasivas, reveló la funcionaria. En 2013 ella misma le consiguió un cupo en una casa de reinserción y desintoxicación en Ciudad Ojeda, allá estuvo unas semanas y luego se escapó.

Después el gobernador lo incluyó en el personal de Fundela a fin de que colaborara con los deportistas y a cambio recibía ayuda económica, alimentación y vestimenta pero no pasó mucho tiempo y se desapareció.

Hace algunos meses Joseíto visitó a Sánchez de Tamayo en la sede de la prefectura municipal, pero ella no estaba y le dejó una breve nota.

“Se perdía cuatro o cinco semanas y me buscaba, me decía mamá ayúdame yo quiero cambiar, pero a pesar de todos nuestros esfuerzos no pudimos porque no teníamos un apoyo familiar”, se lamentó.

Aunque desde siempre mostró actitudes rebeldes, aseguró que jamás fue grosero ni violento con ellos.

La última vez que la prefecta lo vio fue durante un operativo de seguridad, estaba en la esquina de la avenida Lara con Leones, se sentaron a un lado de la fuente, conversaron por espacio de media hora y él le prometió que regresaría a su casa y no se metería en problemas. Eso fue hace mes y medio.

Ahora José Marcelino resultó estar implicado en el hecho de sangre ocurrido este lunes en la urbanización El Pedregal II. Él junto a José Suárez, de 30 años de edad apodado El Loco, son señalados como los responsables de asesinar a la periodista y herir a la hija de 14 años de edad durante un intento de robo a la vivienda.

Imputados

Ambos fueron presentados ayer en tribunales larenses. Fueron imputados por los delitos de homicidio intencional calificado, homicidio en grado de frustración y agavillamiento.

Tanto Joseíto como El Loco admitieron los hechos y fueron enviados al Centro Penitenciario David Viloria conocido como Uribana.

Pocas patrullas hacen ronda

Bajo un estado de conmoción se encuentran las familias residentes de la urbanización Pedregal II, al sureste de Barquisimeto. No salen del asombro a cuatro días del crimen a cuchilladas de Alexandrina María García García (44), quien vivía en la calle Vegalta sur, en ese conjunto habitacional cerrado.

Este hecho sigue impactando al entorno familiar de la víctima y a vecinos, porque además de cruel, afectó a una adolescente de 14 años de edad, hija de García, a quien también le asestaron una cuchillada, sólo que fue superficial en el rostro y afortunadamente sobrevivió al macabro ataque contra su vulnerabilidad, ante un instinto que la llevó a interponerse para salvar a su madre de los homicidas.

Pese a que el vigilante de la garita de entrada de Pedregal II no le permitió la entrada a este medio de comunicación al urbanismo, alegando no conocer a los miembros del condominio u otra persona para ponerla en contacto con el equipo periodístico, se pudo obtener impresiones de algunos quienes salían.

Gregoria García ofreció declaraciones y dijo estar «aterrada por la muerte de la señora».

Víctor Cordero señaló que durante las noches se escuchan muchos disparos en la zona, por lo que se mantienen en un estado de zozobra.

Lamentó que pocas veces se ven patrullas por el lugar y se requiere su presencia para que realicen rondas de seguridad.

«Llevo 24 años viviendo aquí y es la primera vez que ocurre algo tan monstruoso», manifestó.

Deploró que la ley prohíba el porte de escopeta a los vigilantes privados, porque ante un hecho delictivo que se esté perpetrando dentro del perímetro donde prestan sus servicios de seguridad deben quedarse de brazos cruzados.

Los antisociales andan armados y si el vigilante se percata que están cometiendo un atraco no les pueden hacer frente ya que quedan en desventaja, dijo.

Por su parte, Fiorela de Sousa denunció que los sujetos ingresan al Pedregal II, por la zona del Río Turbio, el cual colinda con el poblado de Santa Rosa.

Precisó que se han estado reorganizando con miras a buscarle una solución al problema de la inseguridad en la urbanización, el cual es una responsabilidad de los tres niveles de gobierno.

Habló de malos recuerdos de haber sido víctima de delincuentes que atracaron en su domicilio.

Otras personas que habitan en la zona determinaron que la llamada inteligencia policial debería activarse para prevenir casos tan detestables como el asesinado de Alexandrina García, y no dejar para actuar después que ocurra la desgracia.

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