Entre petróleo y energías renovables, América Latina busca su camino

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América Latina sigue buscando su camino para cubrir sus crecientes necesidades energéticas, en una región con países como Venezuela, el territorio con mayores reservas de petróleo en el mundo, pero también Uruguay, uno de los más avanzados en energía eólica.

«Es cierto que es una región que tiene mucho petróleo y gas natural, pero muchos países no tienen. En Uruguay no tenemos ni petróleo, ni gas, ni carbón», señala Ramón Méndez, director nacional de Energía de 2008 a febrero de 2015.

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Una situación que ha impulsado a este pequeño país de 3,3 millones de habitantes a apostar por la energía eólica, hasta convertirse en uno de los más desarrollados en este campo.

«Logramos a fines de 2014 que el 96% de nuestra energía sea de origen renovable», se congratula.

Así como Uruguay, parte de la región, ya equipada con represas hidroeléctricas, se ha lanzado en las energías limpias: en el desierto de Atacama, Chile prepara un parque solar gigante. En Brasil y México, florecen los parques eólicos.

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Tanto es así que en diciembre, la organización de protección del medio ambiente WWF describió a América Latina como la «nueva región de predilección para la energía renovable», y felicitó a los cinco Estados más destacados en este ámbito según ella: Costa Rica (en camino de «convertirse en el primer país de América Latina impulsado 100% por energía renovable»), Uruguay, Brasil, Chile y México.

«Entre 2002 y 2012, la energía eólica aumentó en promedio un 26% en el mundo. En América del Sur creció un 51%, en América Central, un 42%», apunta Tabaré Arroyo Curras, experto en energía de WWF, instalado en México.

La mayoría de los países latinoamericanos proponen mecanismos estimulantes en la materia. Pero «no todo es oro». Respecto de la energía solar, «no hemos hecho el esfuerzo por sacarla adelante», dice Arroyo Curras. «Generamos menos del 0,5% de la electricidad» con energía solar.

Barreras y reticencias

 

El tema de la energía renovable surge en América Latina en momentos en que, debido a su crecimiento económico, aumentan sus necesidades energéticas.

«Uno de nuestros estudios muestra que la región tendrá que multiplicar por dos sus capacidades energéticas de aquí a 2030», explica desde Washington Gerard Alleng, especialista en cambio climático en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

«Esto ejerce presión en el sistema energético: producir energía se convertirá en un desafío para la región». Pero es también «una oportunidad para las energías renovables», explica.

Tomando en cuenta el clima excepcional en la región, las energías limpias podrían cubrir más de 20 veces la demanda de electricidad en América Latina antes de 2050, según el BID.

Pero existen barreras, en especial lo que WWF llama «subsidios perversos a los combustibles fósiles». «Los países donde es muy complicado para las energías renovables penetrar con fuerza son Bolivia, Perú y Ecuador (…) y también un poco Argentina», países en donde «en 2013, más de 40.000 millones de dólares se destinaron a subvencionar los combustibles fósiles», es decir «dos veces todo lo que se invirtió en energías renovables en todo el continente en el mismo año», se lamenta Tabaré Arroyo Curras.

Sin contar con las reticencias de los productores de gas y petróleo.

«Hay tensiones» dentro de los organismos regionales, cuenta una fuente cercana de un gobierno latinoamericano, entre los partidarios de las energías renovables y «un grupo de países liderado por Venezuela, Bolivia, Argentina y Ecuador».

«Estamos construyendo el tratado energético de la Unasur, pero no logramos salir del índice, porque tenemos puntos de vista totalmente diferentes», añadió Curras.

Por su parte, Sébastien Velut, director del Instituto de Altos Estudios sobre América Latina (IHEAL) en París, cita «la disponibilidad de hidrocarburos» como un freno a las energías renovables.

«En Colombia, Ecuador, seguimos en un modelo más petrolero» y «en Venezuela, la gasolina es tan barata que representa un freno enorme para cualquier cambio», dijo.

Incluso Uruguay anunció en enero el hallazgo de 20 potenciales depósitos de petróleo en el norte del país, aunque aseguró que esto no contradice su política de energías limpias.

«Sí, por supuesto, estamos buscando petróleo», afirma Ramón Méndez, ya que para el transporte principalmente seguirá siendo indispensable por mucho tiempo. «¡Es una cuestión de supervivencia!», concluye.

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