Entre Nicolás y “Nicolast”

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Menos mal que Henrique Capriles no se convirtió en presidente: hubiera tenido que pagar los platos rotos de Hugo Chávez, sin haber roto ni uno. La cosa en los últimos años se mantuvo parapeteada más por el carisma del difunto que por el chorro de dólares que entraron mientras fue presidente. Pero Maduro no es Chávez y eso lo sabe hasta el más chavista. Maduro no tiene carisma, no le alcanzan los dólares y sigue empeñado, siguiendo instrucciones cubanas, en instaurar su modelo fracasado y anacrónico contra viento y marea.
Pero no son los opositores, ni el imperio, ni la derecha mundial sus principales enemigos y detractores: quienes más daño pueden hacerle están dentro del chavismo. Lo ven débil, desacertado, desangelado. Fue ungido, pero quizás su ungimiento fue señal de cuán enfermo estaba Chávez y cuán descocado se encuentra Fidel Castro…
Hace ciento y pico de años Antonio Guzmán Blanco dijo que “Venezuela era un cuero seco”. Y Maduro lo está experimentando en carne propia. Los chavistas que están en contra suya dejarán que se hunda solito.
Cuando cree que ya echó suficiente “gas del bueno”, que ya apresó a miles de estudiantes y a Leopoldo López, que ya tiene controlada a María Corina Machado, a Diego Arria, a Antonio Ledezma y a todos los que según él planifican un magnicidio más absurdo que los de Chávez, aparecen miles de estudiantes más dispuestos a dar el todo por el todo, porque si no lo dan no tienen futuro.
Cuando jura que sus “economistas estrella” ya resolvieron el problema de la escasez y la inflación, sigue la escasez y sigue la inflación. Y hay más corrupción que nunca porque quienes sí saben que no funciona, están raspando la olla.
Cuando le aseguran que ya no hay problema cambiario (y quizás él hasta lo crea) el dólar innombrable sigue subiendo y la devaluación oficial no solo pasa de Bs. 6,30/$ a Bs 50/$, sino que el Seniat, tal vez aprovechando el Mundial de Fútbol, ajusta la tasa cambiaria para calcular aranceles de importación, que ahora dependerá si es Sicad I, II o Cencoex, y podrían aumentar hasta un 800%. Entre otras “cosillas”…
Y la inseguridad. Chávez siempre soslayó el tema. Para él no existía. Pero Maduro ya lleva dos planes de “patria segura” y ahora la inseguridad en Venezuela tiene nombre y apellido.
La diferencia entre Nicolás y Nicolast es la “t” de terco, de torpe, de tocho… La misma entre ser el primero… y el último…

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