El colapso del Hospital Central Antonio María Pineda se deriva de la falta de atención primaria en municipios foráneos, desde donde se ven obligados a trasladar a los pacientes hasta este centro asistencial, debido a la ausencia de insumos, personal y capacidad hospitalaria.
Tal es el caso del Hospital tipo I del municipio Jiménez Baudilio Lara, ubicado en su capital Quíbor en la parroquia Juan Bautista. Una instalación que fue acondicionada por la Gobernación de Lara en su infraestructura, con una inversión de 400 millones de bolívares, dejando un centro de atención remodelado, pero con carencias de insumos, equipos y sobre todo médicos especialistas.
En total siete residentes se reparten las labores, muchos de ellos cursan sus pasantías rurales y al completarlas se marchan hacia las ciudades, dejando al hospital carente de profesionales de la salud.
Además de ello, las ofertas de trabajo quedan desiertas debido a los salarios que son ofrecidos por parte del Ministerio de Salud y la Dirección Sectorial de Salud en el estado Lara, los cuales son insuficientes para cubrir las necesidades básicas de estos profesionales. Un sueldo promedio de un médico residente no llega a los 4.000 bolívares.
Muchos de quienes aquí laboran, lo hacen por amor a la profesión y sobre todo al pueblo que los vio crecer, dedicando sus días a la atención de los pacientes que no tienen otro centro al cual acudir para curar sus enfermedades y dolencias.
A ello, se suma la falta de equipos, materiales e insumos médicos, lo cual perjudica la atención de calidad en el hospital, donde el servicio debería ser gratuito.
Uno de los residentes que prefirió no identificarse, destacó que trabajan prácticamente con las uñas. “Todo debemos solicitarlo a los pacientes para poder atenderlos, no hay insumos básicos como inyectadoras, soluciones… los familiares deben salir a ver dónde pueden conseguir los insumos y aquí es muy difícil encontrar farmacias que abran 24 horas al día, sin tomar en cuenta el riesgo que corren al salir a medianoche a buscar estos productos en la calle con la inseguridad que se vive en todo el municipio”.
Al ser un hospital tipo I, este centro debería estar dedicado a la atención primaria, consultas generales de las diferentes especialidades como Medicina Interna, Pediatría, Cirugía General y Ginecología, Obstetricia; laboratorios; rayos X y Odontología, vacunación e intervenciones menores, sin embargo los médicos de este hospital van más allá, debido a que deben atender las emergencias que llegan desde las comunidades.
Para ello cuentan con una sala de cuidados intermedios, con tres médicos residentes y tres médicos cirujanos, recibiendo un aproximado de 100 pacientes diarios.
También reciben a las parturientas, a pesar de no tener un médico obstetra, pero sólo pueden traer al mundo a los bebés por parto normal.
Las cesáreas y pacientes de alto riesgo deben se trasladados hasta el Hcamp, porque no cuentan con pabellones, personal y equipos necesarios para realizar estas intervenciones.
Tampoco tienen anestesiólogo ni pediatra, los residentes hacen lo que pueden con sus conocimientos médicos para poder solventar los casos que llegan a este centro asistencial.
La situación preocupa a los lugareños, quienes ven cómo la salud en el municipio va deteriorándose.
“Estamos muy agradecidos con el gobernador por todas las remodelaciones que hizo, pero no hacemos nada con tener una infraestructura perfecta si no hay médicos, ni insumos para poder atendernos”, comentó Carmen Ortega, habitante de Quíbor.
Inseguridad
Por otra parte, los médicos del hospital denunciaron la inseguridad que reina en la zona y que no perdona siquiera este centro de salud.
Los motorizados han llegado hasta las áreas de consulta externa del hospital, amenazando al personal para que atiendan a delincuentes baleados o con heridas.
A los residentes no les queda más remedio que solucionar como puedan, buscar los insumos donde no los tienen y si es necesario buscarles el carro donde puedan trasladarlos hasta el Hcamp si se trata de una emergencia mayor.
En el estacionamiento cada semana un carro es robado, llevándose radios y pertenencias del personal.
Han solicitado en reiteradas oportunidades el resguardo policial y el patrullaje, pero nunca los funcionarios pasan las 24 horas en el centro y cuando se marchan el hampa ataca.
El personal ha optado por acudir al trabajo con las mínimas pertenencias posibles, sobre todo cuando tienen guardias nocturnas, horas en las que se vuelve más peligrosa la zona y el resguardo policial es nulo.
Traslados peligrosos
Desde hace dos años, el Hospital Baudilio Lara se quedó sin ambulancias. Los dos vehículos con los cuales contaban se deterioraron y la falta de respuestos para su reparación obligó a dejarlos varados en el estacionamiento.
Para trasladar a los pacientes con emergencias hasta Barquisimeto, deben solicitar ayuda de la Alcaldía y policías de la zona, pero la mayoría de las veces, las personas deben tomar un carro particular, con todos los riesgos que esto acarrea en su delicado estado de salud para poder llegar hasta el Hcamp, motivo por el cual muchos llegan a la emergencia barquisimetana casi agonizando y en ocasiones es muy difícil para los médicos volver a estabilizar su estado de salud.
La misma suerte corren las parturientas, la mayoría de las complicaciones son por la falta de control prenatal y consultas para conocer el estado del feto. Al iniciarse la labor de parto en estas condiciones, los residentes deben referir y con la dificultad de no tener una ambulancia para llevar a la paciente, el caso se vuelve aún más complicado. Una emergencia que, por falta de un vehículo adecuado, puede acabar con la vida de madre e hijo en un simple traslado.
Por información de los trabajadores de este centro, se conoció que las ambulancias se pararon por falta de aceite y filtros que no han logrado ser repuestos.
