El Presidente que nos merecemos

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Es hora de serenar el espíritu y pensar bien.

Una semana apenas nos separan de otra consulta electoral, y aunque el mundo seguirá andando y el país no se acabará, sea cual sea el resultado, la verdad es que no da lo mismo votar por Nicolás Maduro o por Henrique Capriles. No es un asunto para dejarlo al azar. Uno y otro representan visiones y compromisos diametralmente opuestos. Escoger a uno o adherirnos al otro, tendrá repercusiones serias, costosas. Quizá graves.

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El rumbo, la atmósfera social y el palpitar de Venezuela, a partir del 15 de febrero, no serían idénticos con Maduro como presidente que con Capriles al frente de los destinos del país. Por muchos motivos de peso. Por muchas razones drásticas, irrevocables, que están a la vista. De manera que no cabe la indiferencia, el vacío, el dejar que otros decidan. Esto que llamamos nación no se la llevará igual con alguien que desde su pedestal de poder acaba de decirnos, o gritarnos, que las opciones para el 14 de abril son dos: «patria o antipatria»; o, por lo contrario, con quien ha probado ser un demócrata a carta cabal y ha hecho la formal promesa, que, por lo demás, se parece a él, de jugarse su pellejo tras esa agónica tarea de reconciliación, paz y progreso, que tenemos los venezolanos, del bando que sea, por delante.

No, señor Maduro. Para decírselo en palabras que usted no podrá rebatir, pues son del apóstol cubano de la libertad, José Martí: «La patria no es de nadie: y si es de alguien, será, y esto sólo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia». La patria no le pertenece, no es una hacienda en venta, no la pudo haber heredado de nadie. La patria no son los fusiles y tanques de la Fuerza Armada. La patria no es un árbitro electoral empantanado en las sospechas, con sus costuras al descubierto. No es un hatajo de instituciones saqueadas, prostituidas, venidas a menos. Patria no es impunidad, no es un cartel de vicios e insolencias, no es la bruta fuerza de los déspotas. La patria no es la mediocridad endiosada. No es el abuso, no es la mentira. Patria no es un himno, ni un grito de guerra. Patria no son las arcas públicas violadas, día y noche, para el cínico y ruidoso festín de una corrupta e insaciable camarilla de revolucionarios, dados a traficar con la necesidad e ingenuidad de los más pobres y, al propio tiempo, con la reptante avaricia y el lucrativo silencio cómplice de los oportunistas de todas las raleas y épocas. La patria es, más bien, un esplendoroso arcoíris de agotamientos y ardores. Es suya y de todos. Pero es más del desvalido que del poderoso. Es justicia, es rectitud, es la palabra pulcra, es el ejemplo señero. Patria se hace con ideas y sudores. Con la iluminación del filósofo y la natural cautela del campesino. Es la historia que se escribe, a muchas manos, cada día. De pie, siempre de pie, libres, diversos, no puestos en fila, rodillas en tierra, prestos a la orden que orina ningún amo. Patria es el primer paso de un niño, es la mirada nublada de los viejos. Patria es soñar nuestros propios sueños, sin miedos ni tutelajes delirantes. Es un único y trascendente pañuelo en que cada uno de nosotros, sin que usted diga quiénes, ni cómo, ni cuándo, habrá de enjugar sus alientos y pesares. Sus anhelos y frustraciones. Sus triunfos y desgarros. Ni tampoco, señor Maduro, pueblan la «antipatria», ni son fascistas, ni oligarcas, ni son gusanos, los millones que lo adversan, y están, estamos, en todo el derecho y hasta en la impostergable necesidad histórica, y ética, de hacerlo. ¿Con qué autoridad vomita usted semejante necedad? Si eso lo hace posado sobre la endeble o dudosa figura de «encargado», por mero accidente, porque no había más nadie en el entorno en quién confiar en la hora postrera; si usted obra así, ahora, cuando a nadie acaba de convencer su ramplona y desangelada intrusión, su condición de copia patética, no quiero ni siquiera imaginar hasta dónde se dispararían sus arrogancias y desplantes si, Dios se apiade de nosotros, alcanza su siniestro propósito de hacerse titular del poder, para el cual jamás estuvo preparado, aferrado a la última y atormentada voluntad de un moribundo, al dedo amortajado, sin rectificación posible; y alternando enseguida llantos, juramentos y grotescos bailes, en la hora loca del desconcierto, entre los oscurecidos velos de un luto que usted ni siquiera medianamente ha sabido honrar.

Los venezolanos estamos urgidos de un Presidente, que no lo tenemos. Nos merecemos un Presidente, así, a secas. Entiéndase de una buena vez, lo que, con todas sus letras y obligaciones, eso significa. Ser Presidente es algo más que colgarse una banda tricolor sobre el pecho, desplazarse en carros negros, y chillar amenazas y desvergüenzas de obligatoria celebración en cadenas de radio y televisión. Es mucho más que asumir las poses de un perdonavidas. Es colocarse en primera fila al soplar las tempestades y ubicarse atrás, al fondo, a la hora del reparto de privilegios. El Presidente que está pendiente por ser elegido el 14 de abril es uno que respire decencia e inspire respeto. Uno que se sepa mortal, efímero. Uno que no pueda sentirse a salvo cuando más allá de sus impenetrables anillos de seguridad, decenas de ciudadanos caen abatidos en una rutinaria y paralizante orgía de violencia. Uno que no convoque a batallas fabulosas y torneos perturbados, sino a plantar, con juicio y discreción, las espontáneas semillas de la concordia, la paz, el estudio, el trabajo creador. Uno que no ceda a la tentación de tratar a nadie como enemigo, ni de concebir siquiera la idea de que posee licencia para aplastar o pulverizar ningún signo de disidencia.

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Votar no es un acto mezquino. Es un ejercicio ciudadano, pero implica conciencia social. Al instante de depositar el sufragio debe pesar en cada uno de nosotros la suerte entera del país. Veamos. ¿Está usted satisfecho con la Venezuela que tenemos? ¿Nada le mortifica ni le hiere los ojos, el alma? ¿No le inquieta dejarle a las generaciones venideras una patria destrozada, atrasada, endeudada, dividida? Es hora de serenar el espíritu y pensar bien. Usted será responsable si ratifica, por seis años más, esta aberración hecha Gobierno. Chávez murió. Y murió en su lecho. No fue obra de un magnicida. De nadie es la culpa. Y la mejor forma que sus seguidores tienen de rendirle tributo es abrir un paréntesis, ventilar los espacios para la rectificación. Limpiar la casa. Revisar. Desterrar los vicios. Y es preciso comenzar por entender que Maduro no es el hombre. Nunca lo fue. Es muy poco lo que se puede esperar de quien tuvo la deslucida ocurrencia de reducir la memoria de su «padre» a la caricaturesca gloria de un pajarito. La fábula escasa de esa aparición retrata su imaginación elemental. Tiene rato en el poder, y ¿acaso alguna iniciativa de utilidad pública puede atribuírsele? Además su escogencia no puede librarse del tufo de su sello cubano, ni, tampoco, de una interrogante crucial: ¿Puede alguien esperar que un «sucesor» tan basto saque una votación parecida a la del difunto líder? Si en estos 15 años en todas las votaciones en que no compitió Chávez, la votación del PSUV cayó drásticamente, ¿es razonable pensar que Maduro podrá sostenerla?

Repiques

El Ministerio Público frenó en seco sus averiguaciones cuando se enteró de los involucrados en el escándalo de la porno embarcación de cayo Los Juanes, en Morrocoy. Asunto de intocables, de «enchufados»

Formidable el acto de los artistas con Henrique Capriles. No lo pude ver en vivo por el apagón, pero en la noche disfruté la reposición que hizo Globovisión. Las palabras de Leonardo Padrón y Elías Pino Iturrieta, impecables. El humor de Laureano Márquez y Emilio Lovera, genial. Las intervenciones de Norkys Batista y Gledys Ibarra, conmovedoras. La actuación de César Miguel Rondón como moderador, inmejorable. Y las palabras del candidato, apropiadas, llanas, humanas. Desde aquí, mi aplauso emocionado.

Leído en Twitter: 

@TuConsejoHoy: «Cada lágrima enseña a los mortales una verdad». Platón

@cochinaperra: «Mientras @NicolasMaduro llega fresquito a la tarima, a llamar «burguesito» a @hcapriles, éste llega sudaaao y tocado por las masas de pueblo»

@HugoSantaromita: «Qué patético: Maduro dice ser descendiente de Guaicaipuro, teniendo un apellido de origen judío sefardí»

@VVperiodistas: «Los insultos y amenazas de los maduristas bienvenidos. Hoy estamos tan felices que pueden manifestar su amargura con libertad»

@noticias24: Leonardo Padrón: «Hoy vivimos en una comarca donde la muerte tiene más rating que la vida»

Willi Colón le compuso una canción al hombre que redujo a Chávez a un pajarito.  Se llama Mentira fresca y está en Youtube: RQBQ-1QJKtc

¿Quieren reírse un rato y enterarse de cómo ven al «sucesor» fuera del país, a propósito de su fábula del pajarito? Vean a Jaime Bayly. Este es el link: http://www.youtube.com/watch?v=LZjnKMg3Ruo

«El hombre inteligente aprende de sus propios errores, el sabio aprende de los errores de los demás». Arturo Adasme Vásquez

Hay evidente inquietud en las filas del oficialismo. Maduro demuestra poca capacidad de liderazgo. Proyecta una imagen muy pobre como candidato. Nunca despegó.

No hay una fecha fijada para la toma de posesión del nuevo Presidente. Lo prudente es que se produzca a pocos días de la elección, para llenar rápidamente el vacío.

Muy mal parado quedó el CNE (sus cuatro rectores que son ficha del PSUV), con la oportuna y muy seria denuncia que hiciera la MUD en cuanto al técnico oficialista que poseía las claves de las mesas electorales. En tiempos de pajaritos, el árbitro electoral no ha dicho ni pío.

«En mi opinión, si usted quiere disfrutar el arcoíris, tendrá que soportar la lluvia». Dolly Parton

¿Dónde nació Maduro? ¿Quiénes son sus padres? ¿Dónde y qué estudió?

Son preguntas que sólo encuentran suposiciones, dudas. ¿Puede aspirar alguien a la Presidencia de un país como Venezuela, envuelto en semejantes incógnitas?

Las marchas que ha encabezado Henrique Capriles son más numerosas y entusiastas que las que precedieron a la elección del 7 de octubre. La Providencia hizo lo suyo, el resto de la tarea nos toca a nosotros. Dejar de votar el 14-A sería un crimen de lesa patria.

Si el CNE acepta abrir el 100% de las máquinas de votación, aunque auditar el 54% de ellas en forma aleatoria es suficiente, le daría más confianza al elector en lo tocante a la transparencia del proceso electoral y el poder de decisión de su voto. La razón por la cual el CNE se niega a aceptarlo, es porque entiende que sería admitir una posibilidad de vicios en las elecciones anteriores.

Lamentable. Desde Maracaibo me informan que el gobernador Arias tiene cáncer grado 3 de pulmón con metástasis en la próstata. Le hicieron la primera quimioterapia, y como es diabético, le sobrevino una descompensación que lo mantuvo en terapia intensiva durante dos días.

El malestar persiste en el seno de la FAN. Existe abierta participación de 30 asesores cubanos en las reuniones de los comités situacionales militares. Por cierto, está confirmado, un general activo sería el ministro de la Defensa de Capriles.

 Foto: Archivo

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