Estados Unidos expresó el miércoles su disposición a mejorar la relación con Venezuela pero reaccionó con sorpresa y desagrado a la expulsión de dos agregados militares y las acusaciones de haber inoculado con cáncer al fallecido presidente Hugo Chávez.
Una funcionaria del Departamento de Estado admitió -a condición de mantenerse en anonimato por no estar autorizada a conversar públicamente sobre el tema- que la cercanía de una campaña electoral para escoger al sucesor de Chávez complicará los esfuerzos por acercarse a Venezuela.
«Las campañas electorales no son siempre el mejor momento para avanzar en política», dijo.
«Reconocemos que puede tardar algo de tiempo a Venezuela estar listo para tener estas conversaciones de manera más regular y más seria», añadió.
La funcionaria indicó que la Casa Blanca anunciará durante las próximas horas a los integrantes de la delegación estadounidense que asistirán al funeral de Chávez previsto para el viernes y señaló que el Departamento de Estado evalúa cómo responder a la expulsión de dos agregados militares adoptada por Caracas.
Antes de anunciar la muerte de Chávez, el vicepresidente Nicolás Maduro informó en cadena nacional la expulsión de dos agregados militares estadounidenses a quienes acusó de conspirar e insinuó que Washington había inoculado a Chávez con el cáncer que terminó ocasionándole la muerte.
«La primera conferencia de prensa de ayer no fue esperanzadora. Fue muy decepcionante», dijo la funcionaria, quien agregó que «veremos si las conversaciones iniciadas en noviembre continuarán».
«No avanzamos mucho, nunca llegamos a conversaciones sustantivas, sólo hablamos de los temas que queríamos abordar y no estuvimos seguros de si Venezuela quería continuar», agregó.
La subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental Roberta Jacobson lanzó en noviembre la iniciativa diplomática estadounidense más importante en al menos una década para acercarse a Venezuela al plantearle al vicepresidente Maduro la conveniencia de una relación bilateral pragmática con énfasis en temas de interés mutuo como narcotráfico, terrorismo y energía.
Las misiones diplomáticas de Venezuela y Estados Unidos permanecen sin embajador desde que Caracas retiró en 2010 el beneplácito concedido a Larry Palmer, quien dijo durante su proceso de confirmación en el Senado que la inteligencia cubana había infiltrado a las fuerzas de seguridad venezolanas.
En respuesta, Washington declaró persona no grata al diplomático venezolano Bernardo Alvarez y solicitó que no volviera a la embajada cuando hubiera concluido la pausa decembrina de 2010.
Caracas y Washington han mantenido tensas relaciones diplomáticas desde que Chávez llegó al poder en 1998, pero las frecuentes fricciones no han afectado los estrechos lazos comerciales que tienen ambos países y Estados Unidos sigue siendo uno de los mayores mercados para el petróleo venezolano.
Chávez acusó en varias ocasiones a Estados Unidos de estar detrás de su salida del poder durante dos días en abril de 2002. Funcionarios estadounidenses han rechazado esos señalamientos de manera categórica.