Venezuela muestra todas las señales de una crisis macroeconómica. El gasto público subió y el gobierno nacional tomó recursos de Pdvsa, lo que ha dejado los indicadores de la empresa petrolera en rojo, y se ha visto obligada a emitir pagarés para saldar deudas. Por su parte, el Banco Central de Venezuela ha impreso más papel moneda, con la consecuencia de una excesiva liquidez monetaria que ha presionado al tipo cambiario, y como el BCV tiene pocos dólares para ofrecer, subió la cotización de la divisa.
Estos factores han contribuido ha elevar la inflación, y todos los productos que se guían por el precio de la divisa paralela, porque no tienen acceso a Cadivi, suben rápidamente de precio. Sin embargo, al haber escasez de divisas en Cadivi, todo el mundo empieza a calcular costos con base en el precio de la divisa paralela y se acelera la inflación hasta alcanzar el actual índice de 40% anual. Esta explicación la ofreció el economista Orlando Ochoa, durante una reciente visita a la sala de redacción del diario El IMPULSO.
Propuesta insultante
Ochoa reitera que esta es una completa crisis macroeconómica con problemas de tipo cambiario, fiscal, monetario e inflacionario, la cual no tiene una solución al estilo de lo que plantean Nelson Merentes y Jorge Giordani, ministros, respectivamente de Finanzas y Planificación.
“Su propuesta resulta ofensiva a la inteligencia, ya que han dicho que hay 23 productos que están subiendo de precio, los cuales van a ubicar para ver si los controlan, y luego harán rondas de entrega de divisas a un precio de subasta que, probablemente, será tres veces del precio de la divisa oficial, es decir, cerca de 18 bolívares, pero actualmente el precio de la divisa paralela es cinco veces mayor al oficial. Esto le generará más ingresos al fisco por cada dólar subastado, pero el problema es que incluso si venden a 15 bolívares, con sólo 300 de los 800 millardos de bolívares en la calle, por la excesiva liquidez, se compran 20 millardos de dólares, los cuales, por cierto, no están disponibles, porque de los 25 millardos de dólares que hay en reservas, sólo 1,7 millardos son líquidos, y el resto son oro y papeles. Pero además, el oro ha bajado de precio 20%, y el gobierno nacional lo sigue valorando al precio anterior. Es decir, si se revaloriza el oro, al precio actual o a un promedio de los últimos dos meses, bajarían las reservas aproximadamente en 3 millardos de dólares. Sin embargo, el BCV, bajo Merentes, ha modificado la valorización del oro para sacar el promedio de los últimos seis, y así poder sostener el precio”, detalla.
Sobrefacturación: Gran negocio
En cuando a la demanda de divisas, Ochoa comenta que como el tipo de cambio sobrevaluado y la creciente inflación, es más barato importar de países como Colombia, Estados Unidos y Brasil, que producir en Venezuela. “Esto lo induce la misma política que causa la inflación y mantiene el tipo de cambio” dice, añadiendo que en vista que se ha abierto la brecha entre los precios oficial y paralelo de la divisa, cuando el sector privado solicita, por ejemplo, 100 dólares, sólo trae 65 en mercancía y sobrefactura 35, los cuales vende en el mercado paralelo y gana por la diferencia, la cual ya se ha elevado cinco veces, constituyendo una fuente de enriquecimiento extraordinaria, sobre todo a través de la creación de empresas de maletín y fantasmas registradas para tal fin, en colaboración de altos funcionarios del gobierno nacional. “El propio ministro Giordani y el sector privado estiman que la sobrefacturación puede llegar a 35%, más de un tercio de lo que se importa. Eso quiere decir que de los 60 millardos de dólares en productos e insumos importados, 20 millardos son fraudulentos, y esa sobrefacturación se produce tanto en empresas privadas como públicas”, agrega.
Financiamiento monetario
El gobierno sigue extrayendo tantos recursos de Pdvsa, que ésta no puede pagar ni a contratistas, ni a proveedores. Pero la empresa también debe cumplir con compromisos fiscales, por lo que le ha entregado al ente recaudador, por concepto de regalía, un total de 7,7 millardos de dólares; y por impuesto sobre la renta, 4,9 millardos. Por tal motivo, Pdvsa ha emitido pagarés, porque su flujo de caja no le da para pagar completo, especialmente cuando el gobierno le extrae divisas para las cuentas en el extranjero del Fonden, cuya suma en 2012 ascendió a 17,3 millardos. “Así, la Tesorería Nacional recibe los pagarés como pago de las obligaciones fiscales, y gracias a una modificación de la Ley del BCV, éste puede comprar los pagarés a la Tesorería, para lo cual debe imprimir gran cantidad de bolívares. Esto se denomina financiamiento monetario del déficit fiscal, y se hace con bolívares sin respaldo, lo que hace 20 años llamaban dinero inorgánico. En consecuencia, el BCV recibe pagarés, los cuales no valen nada, y el gobierno recibe muchos billetes para gastar, que tampoco tienen un valor soportado. De esta manera, el año pasado la liquidez monetaria en manos del público subió 61%, y cuando los medios de pago suben más rápidamente que las necesidades de transacción de la economía, la gente busca una moneda fuerte”, puntualiza Ochoa.
Especulación cambiaria: Escasez
Al comprar la divisa paralela, aumenta su cotización, tras lo cual se abre la brecha con respecto al precio oficial, y colombianos, trinitarios y curazoleños encuentran que un producto venezolano es mucho más barato.
“Altos funcionarios del gobierno han confirmado que por la frontera a lo largo de los estados Apure, Táchira y Zulia, hasta 40 gandolas por hora pasan con muchos productos venezolanos a Colombia. Pagan una comisión en la frontera, y los venezolanos los venden al doble.
El colombiano que los recibe, los vende también al doble y aún obtiene un margen de ganancia. Esto ocurre porque en la economía abierta del mundo, no se puede tener una economía nacional con una distorsión, donde haya un diferencial cambiario de hasta cinco veces.
Esto se conoce como oportunidades de arbitraje cambiario o especulación cambiaria, y ocasiona que en la frontera con el vecino país haya abundancia de cemento, cabilla, harina de maíz, atún, aceite, papel higiénico y otros tantos productos escasos en Venezuela”, concluye el economista.
