El Estado venezolano le ha dado beligerancia a los llamados » presos, rematados, asesinos, natos (pranes)» cuando el presidente de la República, Hugo Chávez, en un consejo de ministros, transmitido en cadena de radio y televisión, saludó a los hombres que se encontraban en las cárceles, calificándolos de “buenandros” para no decirles malandros.
Al hacer tal afirmación el conocido Dr. Rafael Narváez, abogado penalista y ferviente defensor de los Derechos Humanos, considera que ha sido un error de la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, establecer conversaciones con los cabecillas de los penales, quienes mediante la violencia y el chantaje, han sustituido la autoridad del Gobierno.
Cuando se viola el acuerdo con los pranes, se encienden las cárceles, dijo. Y eso fue lo que ocurrió en la cárcel de Uribana, donde se cometió una de las más dolorosas masacres que yo he podido observar.
No existe la rehabilitación
-¿Cómo pueden considerar los resultados de la ministra para Servicios Penitenciarios?
-El nombramiento de la ministra Iris Varela para corregir los errores de las anteriores administraciones sobre los ministros de turno, que nunca estuvieron pendientes de la aplicación del artículo 43 de la Constitución, ha sido un fracaso.
El mencionado artículo establece que el Estado está en la obligación de proteger los bienes y la seguridad personal de los ciudadanos, así como la vida de los que están privados de libertad.
-¿Qué diferencias hay entre la cuarta y quinta república en materia penitenciaria?
Los sucesos de Rodeo I, Rodeo II y Rodeo III, aun con la ministra Varela en funciones, demostró que todos los Gobiernos, tanto de la cuarta como de la quinta república, nunca han presentado un esquema elemental para aplicar un sistema penitenciario que tenga que ver con la rehabilitación.
Esa fuga de los 25 pranes fue en las narices de más de cuatrocientos guardias nacionales, comentó. Uno de los escapados fue El Oriente, quien tenía 10 años cuando comenzó a gobernar Hugo Chávez y para el momento del escape tenía tres años de prisión. Eso quiere decir que este esquema del Estado indolente ante la vida ocasionó que miles de jóvenes lamentablemente comenzaran a cometer delitos porque nunca tuvieron oportunidad de tener una buena formación.
El fracaso de Iris Varela
-¿A qué se debe el fracaso de la ministra Varela?
-No ha podido corregir nada porque su actitud radical, la prepotencia, el lenguaje escatológico, el verbo encendido y la descalificación constante a los medios de comunicación social la han condenado al fracaso.
-¿Tuvo oportunidad de hacer una buena gestión?
-A Iris Varela le dicen que ordene y hace que el Estado asuma sus facultades y competencias en las cárceles de Venezuela. Ella tenía la orientación y el apoyo del Ministerio Público, del Poder Judicial, del Presidente y contaba con recursos económicos abundantes, además de la infraestructura. No tenía por qué fallar.
-¿Cuál fue su mayor falla?
-Su error fue sentarse en una mesa de conversación para buscar la paz con los llamados pranes, quienes asumieron la autoridad que tiene que ver con el Estado. Éste desapareció de las cárceles, porque los directores de penales, los agentes de custodia, los funcionarios encargados con la rehabilitación le han dejado todas las atribuciones a los cabecillas de los reclusos.
No se puede caer en el chantaje
-¿Cómo se explica que el gobierno establezca acuerdo con los pranes?
-No se puede llegar a acuerdos con los pranes, dijo. El Estado le ha dado beligerancia porque en una oportunidad el presidente de la República, Hugo Chávez, en consejo de ministros transmitido en cadena de radio y televisión, saludó a los hombres que se encontraban en las cárceles calificándolos de buenandros, para no llamarlos malandros.
Cuando un jefe de Estado establece buenas relaciones con delincuentes convalida esa conversaciones y negociaciones para buscar la paz. No se puede buscar la paz cayendo en el chantaje de los pranes. Porque cuando se viola el acuerdo con ellos, se encienden las cárceles y eso fue, a mi manera de ver, lo que pasó en Uribana.
El Estado no puede establecer relación con los que han cometido delitos, porque quienes delinquen deben reparar los daños a la sociedad, por cuanto han dejado víctimas en la calle y, como consecuencia del retardo procesal, tenemos una gran impunidad que está por el orden del 98 por ciento.
Perfil
El Dr. Rafael Narváez es abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela con posgrado en Derecho Procesal Penal. En Derechos Humanos, dice, me formó el padre Luis María Olaso, de la Fiscalía del Ministerio Público, en 1987. Aprendí de él que hay que ser buen ciudadano, buen padre de familia e incorruptible. Nunca aceptar financiamiento del Estado en la organización no gubernamental en la que participo, porque se pierde autonomía.
Fue diputado dos veces hasta cuando fue eliminado el Congreso Nacional, habiendo sido miembro de la Comisión de Derechos Humanos y presidió la comisión que investigó el hacinamiento carcelario.
“En la época que nosotros iniciamos nuestras investigaciones existían los jefes de bandas, que prácticamente se peleaba por el chuzo y por el revólver calibre 38, arma que entraba escasamente. Hoy en día el pran tiene fusiles, armas largas, granadas, dinero y libera todo ese espacio, a partir de los días jueves cuando empieza la música, las fiestas y el consumo de drogas.
Lo que ha dejado la ministra Varela son motines, reyertas, huelgas de hambre y -lo más grave- la masacre de Uribana, una de las más dolorosas que yo he podido observar en mi carrera de defensa de los derechos humanos”.
Durante sus actividades estuvo en la investigación del Retén de Catia y en el caso de La Planta con los 25 quemados a raíz de que no entregaron la droga a tiempo y fueron atacados con bombas incendiarias en materia lacrimógena.
También tuvo participación en la investigación de la cárcel de El Dorado y medió en el secuestro de Terrazas del Ávila, así como en los sucesos de Puente Ayala.
Recorrí todas las cárceles con varios ministros, siempre combatiendo la delincuencia, pero nunca convalidando el delito, manifiesta.
Poder de los pranes
-¿Cómo observa el poder alcanzado por los pranes?
-Los pranes están en una especie de suites, que son bunker, donde hay un equipo que los protege denominado carros, conformados por cinco lugartenientes, quienes son los que amedrentan y llevan conversaciones con los reclusos, al fin y al cabo, víctimas de estos pranes porque los reos tienen que pagar un peaje mensualmente para que se les garantice la vida porque el Estado no se los da. Tienen el chantaje de recibir armas de fuego, y deben pagarlas también mensualmente. Igualmente, los pranes asumen la autoridad de los jueces de ejecución, quienes tienen que velar por el cumplimiento de la pena, tal como lo establece el Código en las cárceles. Asumen la función del fiscal penitenciario y se convierten en un equipo técnico que antes estaba conformado legalmente por el siquiatra, el trabajador social, el Ministerio de Educación, el Clero, los evangélicos, para explorar la conducta del individuo. Pero estos pranes no hacen eso.
Los pranes se convierten en un equipo técnico con sus lugartenientes y dicen: «este va para tribunales y aquel, no». Preguntan: ¿»Cuánto tú recogiste hoy en ese peaje?». Obtienen grandes sumas de dinero ante la ausencia del director del penal, pero con conocimiento de la ministra Iris Varela porque ella sabe y sabía lo que pasaba en las cárceles.
-¿Cómo defender a quienes han delinquido?
-En materia de derechos humanos, a nivel penitenciario, el Estado tiene que garantizarle el derecho a la vida a quienes cometieron el delito; pero, también debe existir un proceso limpio, transparente, independiente, sin dilaciones procesales y, por supuesto, el traslado a tiempo a tribunales.
El Estado no puede convalidar delitos; pero, el pago de condena tiene que ser en condiciones humanas, en las cuales el delincuente puede reflexionar y, por lo tanto, haga un acto de contrición como ser humano, en combinación de familiares y cuando salga tenga un grado de rehabilitación, no en el cien por ciento, pero sí en un 60 ó 70 por ciento, porque eso es posible cuando el Estado entienda que el derecho a la vida es fundamental.
