Dictamen- ¡Raspa cupos y bachaqueros, temblad!

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Desde que entró en vigencia el control de cambio hace ya más de una década, es el Gobierno Nacional quien pone a discreción el valor de nuestra moneda y por ende el precio de las divisas extranjeras. Igualmente es quien decide, también discrecionalmente, a quien se le vende y a quien no dichas divisas. Antes (quizá ya muchos ni lo recuerden) se compraban dólares a precio de mercado en cualquier parte, e incluso, la tarjeta de débito Maestro de cualquier banco venezolano funcionaba en todos los telecajeros del mundo para obtener la moneda extranjera correspondiente. No había más limitación que la capacidad de compra de cada quién y alcanzaba para todo el mundo. Nadie hablaba del dólar y todos estaban pensando en cómo mejorar sus ingresos en bolívares. Así era nuestra vida antes de Cadivi.

Cuando Hugo Chávez comenzó su primer mandato en 1999, el dólar (que era libre) costaba BsF. 0,60. A partir de ahí, en medio de todo tipo de controles y limitaciones, se fue devaluando nuestra moneda y subiendo el precio de la divisa extranjera hasta llegar ahora al dólar Simadi de Maduro que cotiza en Bs.200, más de 30.000% de incremento en quince años. Y aún así no hay quien venda a ese precio, ni siquiera el propio Gobierno. Estos son los resultados del modelo de control de cambio, la inflación más grande del planeta convertida ya en secreto de Estado, y la escasez más humillante de nuestra historia.

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Hoy Maduro y sus funcionarios tienen la discrecionalidad de decidir a quién le venden dólares y a cuánto. Deciden si lo venden en 6, 12, 50 o 200, usando las múltiples tasas de cambio que ellos mismos han creado y que estimulan la corrupción. Nada más con vender dólares de Cencoex en el Simadi se obtiene una ganancia neta, relancina y automática de más de tres mil por ciento (ni la droga es tan buen negocio). Por eso no es de extrañar que sigan apareciendo cuentas de enchufados en paraísos fiscales con sumas superiores al presupuesto completo del Estado. Nada nuevo. Así lo había denunciado Giordani y varios voceros chavistas desde hace dos años, utilizando de excusa el tiempo de convalecencia de Chávez que según le impidió poner orden. Pero Maduro, una vez que asumió de pleno las riendas salió fue de Giordani y más nunca se habló de las empresas rojas de maletín cadiveras. Han pasado dos años y el sistema sigue igual, también se sacudieron a Ramírez cuando propuso públicamente unificar las tasas de cambio. Con mis dólares no te metas gritaron desde la comuna.

El negocio de la burguesía roja sigue intacto, para ellos sí hay dólares. Por la tanto había que buscar otros culpables que desvíen la atención. Fedecamaras era una línea en esa estrategia pero había que mandar también un mensaje de autoridad al pueblo que hoy sufre su peor crisis para que no apuntara hacía Miraflores y se entretuviera echándose la culpa entre ellos. ¡Raspa cupos y bachequeros, temblad! El modelo es perfecto, la culpa es de ustedes. ¡Que viva Andorra!
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.

 

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