Dictamen – La unipartidocracia

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La crisis interna del PSUV ha develado datos claves para entender la realidad política que estamos viviendo en esta etapa postchavista cada vez más agonizante. Es evidente ya que Nicolás Maduro no ejerce el poder soberanamente sino que está subordinado a la cúpula (¿podrida?) del PSUV o a esa instancia inconstitucional que han denominado Comando Político – Militar de la Revolución.
Fredy Bernal lo dijo de forma elocuente en su reciente entrevista en Globovisión cuando expresó que antes Chávez encarnaba al mismo tiempo el Gobierno, el Estado y el Partido (la divina trinidad), pero que ahora ante la falta de liderazgo de su sucesor tiene que ser el PSUV el que llene de forma colectiva ese vacío.  ¿Con qué se come eso? Diría uno de los padres de esta criatura cada vez más espeluznante. Lo cierto es que Bernal confiesa dos crímenes en una sola frase, el primero es lo relativo al sistema monárquico que ejerció Chávez al reducir el Estado a su persona y voluntad (“el Estado soy yo”), y el segundo es la concepción actual de gobierno burocrático en el que el Presidente ya no es el depositario directo de la soberanía popular sino que es el “partido” quien hereda la monarquía anterior. O sea, la muerte de la democracia directa, participativa y protagónica y el retorno en su versión más atroz del modelo representativo: La Unipartidocracia.
En la constitución actual vigente desde 1999 no existe el término “partido político”, al contrario, se establece una formula contraria al modelo representativo imperante hasta entonces (¿Se acuerdan cuando despotricaban de la democracia representativa de la cuarta república y de los partidos del puntofijismo?), en el que el pueblo escoge a sus gobernantes para que ejerzan el poder sin intermediaciones respondiendo solo a su conciencia. Es así como en la Asamblea Nacional actual no existen bancadas partidistas sino “grupos de opinión”, que fue el ardid encontrado para burlar la letra constitucional que dice que los diputados representan única y exclusivamente a la región que lo elige y no a ninguna parcialidad política o ideológica. El caso es que el PSUV no tiene rango constitucional y no puede tomar decisiones de Gobierno de forma legítima. La legitimidad la tiene solamente la persona que fue electa en elecciones directas, lo demás es inconstitucional.  Así que eso de que el PSUV va a llenar el vacío de liderazgo que dejara Chávez ejerciendo el poder colectivamente por encima incluso del presidente, no es otra cosa que dictadura. Ese es el modelo chino pero en ningún caso es el establecido en la constitución bolivariana.
Estamos en presencia de una cúpula podrida que deja en pañales a cualquier otra referencia histórica. La partidocracia es ahora unipartidocracia, ejercida por la elite de un solo partido político que según las elecciones recientes no representan ni siquiera a la mayoría del electorado activo.  El compromiso de Maduro es con el pueblo y no con su partido y si no es capaz de ejercer el poder soberanamente es mejor que lo entregue para que el pueblo elija a otro que si tenga pantalones y no sea un rehén de una mafia que cree que el Estado ahora les pertenece por herencia.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
@chatoguedez

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