Dictamen – Dos meses después

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Dos meses después, que parecen décadas, la “revolución” se esconde detrás de la torpeza de los sucesores, como si hubiera sido enterrada también con su autor. Una elección que en cualquier caso confirma la consolidación del liderazgo alternativo de Capriles y la precariedad del “elegido”, advierte del despilfarro de la herencia política por parte de quienes solo sabían obedecer y ahora solo pueden improvisar. Desdibujaron el legado en tiempo récord con una repartición apresurada del botín. El que tengas ojos que vea, ¿Dónde está la revolución?
Antes la revolución era al menos un discurso, con contradicciones, pero con cierto sentido histórico que podía perfumar de gloria el tufo de la dictadura, hoy insoportable. El problema es que la revolución era un hombre, era un nombre, y nada más. Fabricar a última hora un sucesor desangelado no podía dar resultado. Franquiciar el carisma personal es imposible y colectivizar un caudillismo ajeno y pasado, no puede sino terminar en chiste. Por eso es que Fidel Castro tiene prohibido morirse.
Ahora solo queda la falsificación por parte de don nadies usurpadores que han sido calificados para la historia como “los enchufados”. La mentira es el recurso para tratar de sobrevivir, desde la reunión de las cinco horas, pasando por la quema de los CDI y aterrizando en la confusión entre una corneta de “hora loca” con un gas paralizante. Maduro no ahorra cuando se trata de falsedades, las cuales intercala con amenazas y gazapos con sorprendente fluidez. La mentira no solo es fresca sino permanente. La mentira nos gobierna, “mientras tanto”.
A donde se mire solo hay aburguesamiento producto de quince años medrando del poder y administrando la fortuna petrolera más grande de nuestra historia. El pueblo que se conforme con Barrio Adentro para beneficio de los cubanos que nos cobran con petróleo valorado en cien dólares por barril. El pueblo que haga cola en Mercal a ver si consigue harina y papel toalet. El pueblo que vea a ver cómo hace para vivir con un aumento salarial que no alcanza para comprar una empanada diaria. El pueblo que llore en silencio a sus muertos, a menos que digan que los mató Capriles y Uribe para montar un show. Mientras tanto, Maduro se distrae viendo el Circo Du Soleil desde una silla valorada en dos salarios mínimos. Mientras tanto, en La Hojilla la revolución se reduce a posicionar etiquetas en twitter con tres bolsas mirando un Ipad durante dos horas. Mientras tanto la familia del “supremo” comparte en las redes sociales fotos tomando champaña y degustando placeres capitalistas. Eso es lo que hay: ¿La nada?
La “autocrítica” se va haciendo incómoda. En Aporrea advierten todos los días de la debacle, pero nadie escucha porque toda solución pasa por desenchufar a unos cuantos, o a todos. Lo dijo hasta José Vicente Rangel, pero solo logró poner en riesgo a Televen. En el “gobierno de calle” (sentadito bajo un toldo) una mujer se atreve a pedir que se consulte al poder comunal antes de tomar decisiones, y sólo consigue hostilidad de parte de un presidente malcriado que la humilla en público. Mientras tanto Cabello y Carreño se encargan de destruir cualquier vínculo del Gobierno con el pensamiento ideológico de izquierda, dejando claro que el militarismo es simplemente fascismo, y nada más. Los cuadernos electorales son el secreto mejor guardado, expediente clasificado de esta nueva colonia cubana, la evidencia oculta pero sabida de la ilegitimidad. Y nada mejor para la ilegitimidad que la represión: “Metan preso al traidor de Rivero para enviar un mensaje claro a la disidencia”. Eso es más fácil que investigar a Argenis Chávez por el desfalco en Corpoelec. Pero el mensaje claro lo está recibiendo es el mundo, cada vez más preocupado por la trágica realidad venezolana.
Han pasado solo dos meses, según ellos, y lo único que sigue igual es la crisis: inflacion, inseguridad, apagones, desempleo, escasez y corrupción. Un presidente que sigue siendo canciller y un canciller que se cree gobernador. El Cuartel de la Montaña es un altar distante y los cañonazos ya no se oyen. Miraflores sigue vacante y Capriles impone la agenda. ¿No es mejor repetir la elección? Quizá el PSUV consigua a un mejor candidato.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
twitter: @chatoguedez

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