De terratenientes a militares chavistas

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La Historia de Venezuela no permite ningún optimismo en cuanto al papel de los militares en el desarrollo del país. Lo primero que hicieron después de la guerra de independencia fue pedirle a Páez que les pagara los servicios que prestaron en esa gesta. El general llanero que los conocía bien les pagó con tierras y así nacieron los llamados terratenientes, poseedores de grandes extensiones de terreno en sus pueblos de origen.
Durante todo el siglo XIX el caudillismo militar no hizo otra cosa que atrasar el avance de la nación venezolana. El nepotismo, la guerra federal, los golpes de Estado, los saqueos, el analfabetismo en el poder, toda esa serie de taras que soportó Venezuela en esa centuria tuvieron por protagonistas fundamentalmente a generales, coroneles, mayores y sargentos.
No fue distinta la suerte del país en el siglo XX. Castro, Gómez, López Contreras, Pérez Jiménez, Chávez, no fueron sino caudillos que podían tener liderazgo, pero esos gobiernos no sirvieron para engrandecer la patria. Sólo el Gobierno de Isaías Medina Angarita hace la excepción. Se quitó el uniforme, unió a los venezolanos y mandó con los mejores civiles de su época.
La oposición venezolana no ha querido enfrentar al gobierno sobre la base de denunciar el militarismo chavista que tiene quebrado al país. Todos los días hay más razones para que este sea el motivo fundamental de la oposición al régimen. El mandatario Nicolás nos anuncia que pondrá más militares en los ministerios y por si fuera poco la sumisa Asamblea Nacional designó un general para ser el orador de orden en el aniversario de la independencia, como si precisamente el 5 de julio de 1811 no hubiera sido un acontecimiento de la intelectualidad civil de aquel momento. Tenemos militares en ministerios, gobernaciones, hospitales, embajadas, bancos del Estado, liceos, corporaciones y pare de contar. Este es un gobierno militar.
Los mejores trabajos sobre este tema los he leído del mexicano Víctor Alba y de los venezolanos Guillermo Yépez Boscán, Jorge Sánchez Melean y  Rafael Simón Jiménez. No es que de las filas del ejército, un cuerpo compacto y disciplinado no pueda provenir un líder progresista, pero es que los militares en el poder no han sido otra cosa que una maldición de los trópicos.
Definitivamente qué generosa ha sido la masa ignorante con los militares en el poder. Como señalara Arciniegas “Las tropas latinoamericanas no se han armado o entrenado para matar al enemigo, sino para reprimir o matar a propios nacionales”. Ejemplo de ello es lo sucedido en Venezuela desde febrero hasta hace días. Al heroico pueblo tachirense se le sigue reprimiendo y matando.
Pero como dice el refrán “no hay mal que dure cien años”. Día llegará en que el pretorianismo chavista y la fiscal Luisa Ortega Díaz, sean llevados al Tribunal Penal Internacional de Roma. Las consecuencias gravísimas que se le han acarreado a Venezuela en estos años no pueden quedar impunes.

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