A las 8:00 pm del domingo le propinaron dos tiros a Giovanny Omar Gómez Marcano, de 43 años, a quien mataron en la manzana C de la urbanización La Sábila, al norte de Barquisimeto.
El occiso era conocido como El Niche, y según vecinos del sector, después del homicidio, los victimarios lo llevaron en su silla de ruedas hasta la calle 2 entre manzanas D y E donde lo dejaron en la vía pública.
“Escuchamos las detonaciones pero eso es normal aquí y como fue de noche no salimos porque nos pueden matar también”.
A El Niche lo estaban buscando desde hace días y el sábado, unos sujetos lo abalearon pero él se había escudado con un niño de cuatro años, quien resultó herido y se debate entre la vida y la muerte.
Este sujeto tenía registros policiales por consumo de droga y cuentan los habitantes de la zona que los jueves se iba para El Mercadito donde pedía plata y quien no le daba sufría de sus insultos.
“Era mejor tenerlo de amigo porque mandaba a otras personas a vengarse. Él era muy conocido pero la gente le tenía miedo por eso mismo. A él lo hirieron hace como 10 años por la espalda y quedó inválido pero antes de eso se la pasaba robando (…) También estaba metido en cuestiones de brujería”.
Otro de los habitantes aseguró que el sujeto ofrecía los servicios sexuales de sus dos hijas y él cobraba por eso.
Se presume que los integrantes de la banda Los Tolosa, sean los asesinos de Gómez Marcano.
“Aquí vivimos los valientes”
Los habitantes de La Sábila reclaman la presencia de la Guardia Nacional Bolivariana, pues según ellos, la policía regional se ve muy poco.
“Aquí vivimos los valientes y debemos encerrarnos antes de oscurecer, después no salimos más. Estamos a la buena de Dios”.
Comentaron que hace unos meses la GNB intervino el lugar por el asesinato de uno de sus funcionarios, sin embargo no han vuelto y el peligro sigue latente.
“Aquí también vive gente buena, pero en esa oportunidad detenían a quien fuese. Tienen que volver y ayudarnos”, pidieron.
Confesaron sentirse amenazados, por eso no pueden denunciar, pues de hacerlo, corren el riesgo de ser las próximas víctimas.
“Si se enteran que decimos algo, en la noche se meten para las casas y nos matan”. Ante esta realidad, prefirieron resguardar su identificación.
