Comprar los alimentos es un sacrificio

-

- Publicidad -

Las amas de casa sufren un calvario para comprar los preciados productos básicos. A diario se puede constatar las enormes colas a las afuera de los establecimientos comerciales.

Los consumidores tienen que hacer un gran esfuerzo para llevar a sus casas la harina precocida, la margarina, la leche y hasta el papel higiénico.
Llegan a las cinco de las mañana la mayoría de las personas. Jóvenes y mayores hacen la cola y hasta se marcan los brazos con un número.

- Publicidad -

Lucrecia Perdomo agradece a Dios que a pesar de su edad, todavía tiene fuerzas para ir zanqueando los comercios en búsqueda de cualquier producto que necesite.

“Antiguamente se encontraban todos los alimentos en todos los establecimientos, hoy en día la mayoría de los barquisimetanos tenemos que visitar dos o tres comercios y si hay suerte adquirirlos implica pasar horas y horas de pie bajo el sol o la amenaza de lluvia”, dijo la indignada señora.

Rafael Benítez, de setenta y siete años, hace una cola de dos horas y recuerda que hace sesenta años esta misma situación que viven los larenses y los venezolanos en general la vivieron los cubanos.

- Publicidad -

“Es una injusticia para las personas mayores tener que pasar tanto tiempo en una cola. Hoy vine a comprar cereales pero igual los guardias nacionales y los vigilantes del supermercado nos exigen hacer la cola”, dijo Benítez.

Zulay Azuaje viaja desde Yaritagua para poder llegar a tiempo y hacer la fila en una cooperativa que vende mucho más económico al este de la ciudad. Sin embargo, las ventas son de dos productos por persona.

“Hoy llegué a las cinco de la mañana con mi hija y la cola era de una cuadra. Es muy peligroso estar a esa hora. Yo hago el sacrificio porque la arepa rinde más que el pan de trigo. Lamentablemente nos encontramos con la noticia que no hay ni harina, ni margarina, ni pasta, ni papel higiénico, sólo aceite”, dijo la mujer agotada por el cansancio.

Acotó Azuaje que la cantidad de harinas que ella lleva a su casa no alcanza sino para unos cuatro días.

Beatriz Manzanilla es una mujer ya acostumbrada a salir muy temprano de la mañana a visitar los supermerca dos para ver qué encuentra en los anaqueles.
“Indudablemente en mi casa preferimos una arepa a un pan de trigo, sin embargo, en los últimos meses que se ha agudizado la escases tenemos que adaptarnos a lo que exista en el mercado.

Los mecanismos de comprar refiere Manzanilla son por vía telefónica, es decir, entre familiares nos pasamos la información de dónde hay los alimentos que hacen falta en el hogar y nos vamos. Es lamentable a lo que hemos llegado.

Destaca la dama que la mayoría de las familias tienen que desviar los recursos de la quincena para poder adquirir los alimentos que hacen falta y lo más dramático es tener que ir de un lado a otro.

Las ventas condicionadas es otro factor que pone en jaque las finanzas familiares ya que al ofrecer un producto que escasea obligan comprar otros alimentos. Eso sucede sobre todo en los establecimientos dirigidos por el Gobierno como los Mercales, dijo Manzanilla.

Lisbet Timaure es una humilde mujer de Yaritagua que tiene que dejar sus hijos solos para poder viajar hasta Barquisimeto y comprar los artículos de alimentación.

“Las colas en Yaritagua también son kilométricas. Las personas se pelean y los guardias nacionales nos agreden con insultos. Comerse una arepa en familia acarrea muchos sacrificios hoy en día, el Gobierno que dice amar a los pobres no hace nada por cambiar la situación”, refiere Timaure.

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -