Con la presentación de los números en cuanto al comportamiento de la economía en el segundo trimestre del año en curso, que se ubicó en 2,6%, nuevamente se pone de manifiesto como los altos funcionarios del gobierno, -tal vez intentando jugar con la ignorancia de la mayoría de los venezolanos-hacen creer que realmente se está registrando un crecimiento del aparato productivo nacional, tal como lo anuncian con bombos y platillos en conferencia de prensa.
En efecto, si al comportamiento del PIB en el segundo trimestre de este año, se le suma el crecimiento del PIB de 0,5% en el primer trimestre, se observa que para los seis meses del año el crecimiento del Producto es de apenas 1,6%, que al ser comparado con el crecimiento registrado por la economía en el mismo período del año pasado, cuando se ubicó en 5,6%, la cruda realidad lo que refleja es una fuerte desaceleración de la economía al pasar el PIB de 5,6% en los primeros seis meses del 2012, a 1,6% en el mismo período de este año.
Analistas económicos aseguran que cómo se puede hablar de crecimiento de la economía, cuando la mayor parte del parque industrial venezolano está trabajando a un 40% de su capacidad instalada, mientras el 60% restante está ocioso debido a que no tienen las divisas para importar las materias primas e insumos; a muchas empresas les han suspendido sus líneas de crédito ante los incumplimientos de sus compromisos, debido a las demoras en la aprobación y liquidación de divisas por parte de Cadivi.
La industria de la construcción, que es uno de los sectores multiplicadores del empleo y dinamizadores de la economía registra una caída en el segundo trimestre superior al – 6%, reconociendo el propio Banco Central de Venezuela que “esta actividad económica continúa impactada por las fallas en la distribución de insumos básicos (cemento y acero), los problemas de orden laboral y el incremento del precio de los insumos”.
Otra de las industrias que realiza aportes importantes al PIB total de la economía es la automotriz, y para el segundo trimestre registró una contracción de 19,1% y las razones siguen siendo las mismas que afectan al resto del sector manufacturero nacional, no hay divisas suficientes para importar los CKD, mientras que la demanda sigue creciendo aceleradamente sin que se avizore, por lo menos en el corto o mediano plazo, que vaya a ser atendida, sino que por el contrario, con la aprobación de la nueva Ley de compra venta de automóviles, la situación del mercado automotriz se va a complicar mucho más.
Algunos voceros del parlamento venezolano, han señalado que el mercado automotriz este año en Venezuela, pudiera estar en el orden de las 200.000 unidades, cifra que resulta conservadora, al revisar los extensos listados de espera, que están en poder de los diferentes concesionarios de automóviles en las distintas regiones del país, que incluye a personas que tienen el dinero para comprar el vehículo de contado y les resulta imposible obtenerlo.
Lamentablemente, los problemas que en estos momentos atraviesa el país, van mucho más allá de una discusión en torno a las cifras del Banco Central de Venezuela, sobre el comportamiento de la economía en lo que va de año, se trata de lo que han venido señalando los sectores productivos nacionales, el agotamiento del modelo económico, el cual ha venido haciendo aguas, que resulta insostenible, que se está derrumbando en caída libre, mientras quienes tienen en sus manos las decisiones para impulsar un cambio de rumbo, se solazan porque la economía ha “crecido” 1,6% en el semestre, desconociendo que la realidad lo que está indicando es todo lo contrario.
Los subsidios agrícolas
A muchos dirigentes gremiales del sector primario venezolano, comienza a llamarles la atención el cambio de discurso que ha tenido el Ministerio de Agricultura y Tierras en los últimos días, donde se observa una apertura poco usual, se están escuchando las observaciones de organismos como Fedeagro y Fedenaga, lo que no ha sido la regla en las relaciones gobierno-sector empresarial privado.
El titular del MAT no solo ha anunciado ajustes de los subsidios para varios productos agrícolas, incluso ha aprobado ajustes de precios en algunos cereales y también para rubros como el café, aun cuando el ajuste aún mantiene un rezago superior al 24% en comparación con el nivel que habían solicitado de 3.500 bolívares por quintal.
Para la mayoría de los agricultores, la solución a los problemas que vive la agricultura como la falta de divisas, financiamiento adecuado y oportuno, déficit de 4.600 tractores, carencia de insumos como fertilizantes, herbicidas, fungicidas, problemas climáticos, inseguridad en el campo, impacto de la nueva Ley del Trabajo, las arremetidas de Inpsacel, ausencia de precios rentables, no se resuelve con la aplicación de subsidios, se trata de problemas estructurales que deben ser resueltos con soluciones integrales, no poniendo paños calientes que sólo buscan ganar tiempo, correr la arruga, porque al final del día, no es con subsidios como se aumentará la producción agrícola, en volúmenes suficientes como para autoabastecernos y tener realmente una verdadera soberanía alimentaria, y no como la de puertos que tenemos en la actualidad.
Somos muchos en este país los que quisiéramos creer que estas “golosinas” que le están dando a los agricultores, no tienen nada que ver con las elecciones del 8D.