Ciencia médica venezolana se retrasa por crisis: ¡No hay equipos, medicinas ni cirugía!

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Nombrar las deficiencias del sistema de salud venezolano desbordarían las páginas completas del diario, y aunque sea un tema recurrente se debe recordar con frecuencia porque la gravedad se manifiesta indiscutiblemente en la calidad de vida y la mortalidad de la población, más aún cuando la crisis se acentúa sin correctivos a la vista.
Rafael Orihuela, quien se desempeñó como Ministro de Salud en décadas pasadas, ha manifestado en diferentes ocasiones que la salud en Venezuela ha retrocedido en 40 a 60 años.

“La crisis más profunda se manifiesta en el sistema público de salud, en la medicina preventiva y en el saneamiento ambiental, este último referido a la falta de fumigación y larvicidas para controlar el vector que transmite el dengue y chikunguña”, relata Orihuela.

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Reseña que desde el año 2011 la crisis se ha desatado con fuerza por la falta de insumos, fallas en terapias para pacientes con cáncer y déficit de medicamentos para enfermedades crónicas.

“Dejar sin mantenimiento preventivo a los equipos de radioterapia es grave. Hay escasez de kits para operaciones de laparoscopia, que fueron creados para ofrecer menor riesgo al paciente, menos horas de hospitalización y el consecuente ahorro”, detalla.

Los stens que se utilizan para intervenciones quirúrgicas del corazón tampoco se encuentran en el mercado y se ha vuelto a la época de antaño con operaciones de corazón abierto, de mayor riesgo de muerte y menor sobrevida para el paciente.

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Aunado a ello, la carencia casi absoluta de medicamentos afecta a pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, tiroides, problemas renales, cáncer, entre otros, quienes necesitan sus tratamientos para no recaer ni fallecer, según contabiliza Orihuela.

“Hemos llegado a un extremo de que no se consigue acetaminofén, ni antibióticos ni leche maternizada. Los venezolanos deben hacer un peregrinaje porque son cosas que no pueden sustituirse por nada”, agrega.
Informó que el Hospital J. M. de Los Ríos se encuentra en casi un cierre técnico, sin medicamentos para quimioterapia ni recurso médico especializado, sumado a las fallas graves en infraestructura.

“Antes se hablaba de que no se podía darle prioridad a una cirugía plástica ante otras, pero la realidad es que ahora se escoge a un paciente con disparo antes que un tumor, lo que afecta de forma directa al pronóstico del paciente. La situación está empeorando”, comenta Fabio Adami, de la Asociación de Clínicas y Hospitales del estado Lara.

Rafael Orihuela comentó que existen asociaciones de Derechos Humanos que están recolectando información de pacientes que han empeorado su condición o han fallecido por no tener acceso a los tratamientos, cirugías o medicamentos que necesitan para la enfermedad o problema de salud diagnosticado.

Son expedientes que demuestran la negligencia e incompetencia, así como el aumento de la mortalidad en los venezolanos y la permanencia en los hospitales.

“Aunque el registro oficial es lento, existe. Una cifra que podemos revisar es cuánto tarda un paciente hospitalizado en la actualidad, y cánto tardaba antes, porque es evidente que si no tienes los recursos o equipos para los tratamientos, se sobrecarga el tiempo de estadía y se incrementa el costo para el Estado por paciente”, explicó Orihuela.

A todo ello se le suma la larga lista de espera para operaciones. Muchos fallecen antes de ser atendidos.
“Todo ello es imputable al Estado, es su responsabilidad, como está consagrado en la Constitución junto a la gratuidad de la salud”, reafirmó Orihuela.

El 2015 se avizora con una crisis peor si el Gobierno no hace los correctivos necesarios, como reducir el gasto en el sistema paralelo de salud, en el cual se va un presupuesto mayor que el total otorgado a todos los hospitales, según precisó Rafael Orihuela.

“El pago al personal de salud debe estar a la par del costo de la vida, en la actualidad es imposible vivir con ese dinero. También deben eliminar el sistema de estudios paralelo que no ha servido para nada, los egresados son incapaces de poner una inyección”, declaró.

Por último, recomendó al Estado devolver la rectoría de salud a quienes están capacitados para entender y solucionar los p roblemas con efectividad.

Veinte mil camas hospitalarias menos en 10 años

De 46 mil camas hospitalarias disponibles en el sector público en el año 2001, sólo quedan 21 mil en funcionamiento. Cifra que en vez de crecer ha disminuido, mientras la población aumenta y las enfermedades también.

Como dice el doctor Orihuela, las clínicas privadas soportan una gran carga, pero se les dificulta porque no tienen capacidad para atender a toda la población, contando con 8 a 10 mil camas de hospitalización.

“Lo que ha pasado es que las clínicas también están abarrotadas y colapsan”, estableció el especialista.

Señaló que la tapa del frasco son las epidemias como el chikunguña, que el gobierno en primer momento negó y por eso ahora existen más de 1.200.000 venezolanos contagiados en toda Venezuela, debido a no haber tomado las medidas preventivas a tiempo. Esto hace que más personas busquen atención médica y los medicamentos de forma desesperada.

“La característica principal de esta enfermedad es la incapacidad laboral y la pérdida de horas/hombre de trabajo”, establece Orihuela.

Destaca que si se hubiese actuado a tiempo se podría haber evitado, pero el descuido en el saneamiento ambiental es notable en el país.

¿Existe farmacovigilancia?

Fabio Adami, de la Asociación de Clínicas y Hospitales recordó que no se prescribe con base en lo ideal sino segun lo que exista en el mercado para resolver. “En cuanto a la farmacovigilancia hay desviaciones graves. Una de ellas es la elevada permisividad en la introduccion de nuevas moléculas denominadas  biosimilares.

Me refiero a quimioterápicos y terapias biológicas indispensables en el tratamiento sistémico del cáncer. ¿Qué efecto real estamos obteniendo en nuestros pacientes? no está claro. Esto debe ser demostrado en estudios cuerpo a cuerpo versus los compuestos originales.

Es un tema de control de calidad pero el riesgo en lo humano puede ser enorme porque adicionalmente se recibe el tratamiento con meses de retraso. Cambia el pronóstico significativamente. Es bueno recordar que nadie está exento de esta situación. Tampoco hay anestésicos para elegir, ya no se sopesan riesgos de anestésicos endovenosos e inhalados. Agregó es importante sensibilizar a quienes tienen el poder de decisión sobre esta materia”,  dijo Adami

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