Carnavales de Cabudare iniciaron en los años 50

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A juicio de los cronistas Julio Álvarez y Américo Cortez, las fiestas carnestolendas en Cabudare, comenzaron a realizarse en los años cincuenta, mucho antes que en El Tocuyo, Quíbor y Barquisimeto.

Estas celebraciones tuvieron como génesis la decana Escuela Ezequiel Bujanda, institución que se destacó desde el comienzo por realizar actividades de orden cultural.

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“Los maestros le imprimían entusiasmo a los actos culturales. Le revestían importancia suprema con la participación de los alumnos”, anota el cronista de Cabudare, adicionando que la mayoría de las reinas de carnaval del citado plantel educativo, terminaban siendo madrinas de los equipos de béisbol Terepaima y Juares; y las Fiestas Patronales de Cabudare.

Mencionó que los directores de la Escuela Ezequiel Bujanda, Reinaldo Leandro Mora, Laudelino Herrera Otto Segura, entre otros, era quienes tenían la virtud de organizar minuciosamente las fiestas del Rey Momo e iniciativas culturales y religiosas.

Maritza Morales fue una de las primeras representantes de los carnavales en Cabudare. Su reinado ocurrió en el año 1953.

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Cortez refiere que cuando el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, la elección de la reina de Carnaval se reducía al método de la imposición, cuya soberana fue Gladys Giménez Orozco.

Entretanto, En 1957, dirigentes de Acción Democrática y partidos aliados, organizaron unos carnavales paralelos para escoger a la reina del pueblo de Cabudare en contraposición de la elección del régimen, figurando Aurora Villegas.

Las fiestas se celebraban en la avenida Libertador entre las calle Guillermo Alvizu y Juares, para no alterar las actividades de la iglesia San Juan Bautista, pues se contrataban templetes, orquestas y se realizaban desfiles con comparsas y carrozas, muy coloridas.

En 1977, Milexa Mendoza, resultó la soberana de las Fiestas de Carnaval de Cabudare, y en 1961, la señorita Marilú Sandoval obtuvo el primer lugar del reinado.

Beysi Álvarez fue electa princesa del Carnaval Infantil de Cabudare en 1971, acompañándola en esa oportunidad Igor Almario.

Julio Álvarez, cuenta que en dos oportunidades no pudo disfrutar de los carnavales por alterar el orden público y por faltas de respeto a la autoridad.

Se disfrazó Álvarez de joropera, sin ropa interior, y en medio del desfile que bordeaba la plaza Bolívar, justo frente al padre que observaba las comparsas, empezó a dar vueltas para que se le levantara el vestido, gritándole al sacerdote: “coja picón padre”.

En otro año el mismo personaje en cuestión se disfrazó de embarazada, y mientras la comparsa desfilaba frente a la iglesia, Álvarez le gritó al sacerdote: “Padre, esta barriga es suya”. Acciones que le llevaron a terminar, en ambos momentos, tras los barrotes de la cárcel pública durante tres días.

Todas las celebraciones carnestolendas, de tres y cuatro días, se realizaban bajo la figura de colaboraciones que hacía la gente del pueblo de Cabudare.

Cortez afirma que no había participación del gobierno municipal con recursos financieros, pero sí una organización muy poderosa que sumaban esfuerzos para llenar de alegría al pueblo de Cabudare.

Empezó en Los Rastrojos

Carlos Guédez, organizador de las fiestas de Carnaval en Cabudare, revela que estas celebraciones iniciaron en Los Rastrojos, con unas fiestas patronales presididas por Alí Palacios.

Reseña que el secretario general de Gobierno, Pepi Montesdeoca, prohibió los toros coleados y con el dinero que debió invertirse para esa actividad, el comité resolvió festejar los carnavales, cerrando la avenida Bolívar, frente a la plaza y repartieron premios a los mejores disfraces y comparsas de 50 y 20 bolívares. Al año siguiente, Guédez junto a Pedro Escalona, Guillermo Salcedo, Maritza Romero, Pastora Morillo, Elí Marín, Nedda Álvarez, Julio Álvarez, Eurípides Ponte, organizaron el primer carnaval que se efectuó en las inmediaciones de la ceiba histórica de Cabudare.

Se ejecutó con música grabada, tres comparsas y dos carrozas.

La reina fue Coromoto Rivero. La siguiente edición del carnaval se desarrolló entre la calle Simón Planas y la iglesia matriz, en donde se cerró la avenida Libertador. Se premiaron las mejores comparsas y los mejores disfraces. Las participantes al reinado se elegían con votos comprados: “la que más ticket vendiera, esa ganaba”, llevándose el primer lugar Coromoto Galíndez.

 

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