Caminito que un día: Efemérides de luto y de bochorno (11)

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Se tiene que una epidemia de cólera se inicio en Barquisimeto, el 17 de diciembre de 1855, lo que no parece cierto a la luz de una investigación de P.D. Rodríguez Rivero publicada en 1929 con el título Historia de la Epidemia de Cólera en Venezuela 1854-1856, la cual contiene los datos sobre fallecidos desde el 3 de noviembre de 1855 al 23 de agosto de 1856: en Barquisimeto, 633 víctimas; en Bobare, 17; en Duaca, 51; en Santa Rosa, 63; en Las Veritas, 26; en Algarí, 1 y, en Cerritos Blancos, 46, para un total de 807 fallecidos.

La información de que habría sido el 17 de diciembre, se originó en una oración dedicada por Perfecto Giménez a su esposa Josefa Ramos, víctima del cólera:

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“Si como dicen el cólera te privó de la existencia, ojalá una víctima la primera y tan importante redima a un pueblo religioso de este azote asolador. ¡Quizás tus manes gratos a Dios y caros al que te conoció, se exaltarán de gozo al comprender que el precio de tu vida conservará a millones de criaturas sus madres cariñosas!”.

Al noroeste de la ciudad una barriada eterniza esa época pues como allí se estableció el cementerio para inhumar a las víctimas, el lugar hasta hace poco se denominó “Los Colerientos”.
Esta epidemia tuvo dimensiones espectaculares y sus marcas luctuosas se fijaron indeleblemente en el imaginario popular, además que en 1927, el Hermano Nectario María, publicó una historia de la Divina Pastora con un conjunto de informaciones reales y otras dudosas pero que la tradición repite siendo lo que los medios de comunicación y aficionados a la historia insisten en difundir no porque tengan la certeza de que sus “noticias” sean verdaderas sino por parecerles más simpáticas y de aceptación general.

La principal de ellas es la del milagro que la Divina Pastora le habría concedido al Padre Macario Yépez, poniendo fin a la mortalidad colérica cuando dicho sacerdote, desde el púlpito del templo de la Inmaculada Concepción, se ofreció como última víctima del cólera.

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Esta invocación del padre Macario, sería la segunda, pues la primera la escribió el comandante Giménez.

Según la tradición la invocación de Yépez habría sido el 14 de enero de 1856 pero hay un testimonio escrito, de que las cosas sucedieron de otro modo y no como lo narra el Hermano Nectario.
El padre Yépez no murió en enero ni el cólera desapareció inmediatamente en esa fecha sino que evolucionó hasta decaer por el mes de agosto.

Yépez murió el 16 de junio de 1856 por causas no totalmente establecidas: tifus o cólera. Sus últimos momentos los describe el padre José María Raldíriz quien narra cómo sucedieron verdaderamente las cosas en aquellos terribles momentos.

Escribió el padre Raldíriz:

“Una o dos horas antes de morir este varón, que era todo caridad, recobra las fuerzas que aún le quedaban, se levantó del lecho y estando delante de la imagen de la Santísima Virgen María, bajo su advocación de su Concepción Inmaculada,  que se le había llevado a su casa como la patrona de este pueblo exclamó: ´Virgen María Madre de Dios, por el misterio de tu Concepción Inmaculada, te pido ruegues a tu santísimo hijo Jesús, me otorgue la gracia de que yo sea la última víctima del cólera en esta ciudad´ y volviendo a su lecho, entregó su alma en manos de Jesús” (Pbro. José Macario Yépez. Defensa de la iglesia y de su patrimonio. Caracas, 1951, pp.44)

La historia es como es. No como se quiere que sea.  .

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