Caminito que un día – Cuando el pasado regaña al presente (II)

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El año 1846, podría señalarse como el principio de los partidos políticos venezolanos con el surgimiento de los partidos Liberal y Conservador: al frente del primero Antonio Leocadio Guzmán; como figura de poder José Antonio Páez, el segundo.

Don Cecilio Acosta escribe y publica en la prensa caraqueña un trabajo suyo titulado Reflexiones políticas y filosóficas sobre la historia de la sociedad desde sus principios hasta nosotros.

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Allí dice: “Los de la razón crean, mejoran, conservan, vivifican, porque el derecho, así como pide el respeto para lo propio, no mete la mano en lo ajeno, la religión dulcifica las costumbres, con vínculos de caridad y de paz, y la filosofía ilustra y esclarece el entendimiento; mientras que por el contrario los elementos de fuerza dividen, destrozan, dan muerte, porque la injusticia ensalza, por su parte, el robo y la rapiña, injuria, veja; la barbarie, por la suya, profana los templos, escarnece el culto, blasfema de Dios y sus misterios, y la ignorancia, en conclusión, es capaz de todos los males, porque es capaz de todos los errores”.

En el primer periodo de este enunciado don Cecilio comprende, por supuesto al sector conservador de la oligarquía que, con Páez, logró arrimar para sí las brasas del poder político arrebatado, en el esfuerzo común de todos los venezolanos, a la monarquía española y fundar una república a la exacta medida de sus intereses sociales y económicos convenciendo, en un primer momento, a todos los demás sectores de la sociedad que lo hacían a su favor, ilusión que en poco tiempo se desvaneció, surgiendo lógicamente la exigencia política nacional por un cambio de rumbo en consonancia con las ofertas bolivarianas hechas durante las difíciles luchas independentistas.

En el segundo periodo de su disertación Acosta califica negativamente a esos sectores que ya desde 1831 reclamaban las promesas incumplidas y es a esas masas descontentas a quienes Acosta pregonó con toda razón:

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“… se dice que es fuerza (lo dice la demagogia) tumbar un gobierno tiránico, un gobierno que no lleva las ideas de la mayoría.

Enhorabuena; ocúrrase a las elecciones, que lo quitan del medio sin trastornos, no se ocurra a vías de hecho, que sólo traen desolaciones. Si no se triunfare en las primeras elecciones,

aguárdense otras, y después otras hasta que al fin se venza; si no se consigne el vencimiento, no hay duda, el gobierno va bien; no hay tales ideas, ni tal mayoría; es la demagogia vocinglera, sus

pasiones, sus intereses, sus rabias”.

Y en esto de quitar un gobierno legítimo, cuando lo dice la izquierda ¿es demagogia? y cuando lo practica la derecha ¿no lo es? Dígalo ahí, lector.

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