Caminito que un día – Barquisimeto en los recuerdos de Antonio Alamo (III)

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13.  El 2 de julio de 1911 se inauguró el Hospital de la Caridad de Barquisimeto llamado luego “Antonio María Pineda” en homenaje a su fundador.
En el acto intervino como orador de orden el Dr. Antonio Alamo quien destacó la labor cumplida por la Junta Directiva que acompañaba al Dr. Pineda en la culminación de esta importante obra para la salud del pueblo larense, especialmente porque la misma se ofreció en homenaje del centenario de la independencia venezolana, 1811 – 1911.
“¡Feliz el mortal, dijo, que considera perdida las horas durante las cuales no ha podido dar una prueba de amor a sus semejantes!”.
14.  Dos días después, el 4 de julio de 1911, se inauguró en el Colegio Nacional de Barquisimeto una clase de Artes y Oficio y se colocó en el recinto de dicho colegio un retrato del Dr. Luis María Castillo. En tal ocasión el Dr. Antonio Alamo, nuevamente intervino como principal orador.
15. El  28 de octubre de 1914, “día de Bolívar, la pianista Emma Silveira dio un recital en el Teatro Juares de Barquisimeto y allí leyó unas palabras de homenaje a la exquisita artista, el Dr. Antonio Alamo, quien contrastando una opinión que se tuvo generalizada acerca de que los larenses era “un pueblo encariñado con el crimen” destacó como contrario a tal idea lo siguiente:
“Ahora exhibimos triunfos artísticos. A un mismo tiempo Medina, en ultramar, gana el voto de la crítica para la consagración de su obra; Monasterios aprovecha su regreso para fijar en el lienzo los caprichos de nuestras perspectivas; Friné, después de larga ausencia, retorna profesor; y estas divinas manos de Emma, al señalar, con prodigios, su dominio del teclado, hunden en sombra cualquier signo rojo con que otras siniestras  pudieron herir nuestro sosiego. Pueblo que así da elemento de arte es porque posee grandes energías de cultura. Es innegable”.
16. El edifico del Colegio La Salle de Barquisimeto se inauguró el 11 de febrero de 1917 en cuya oportunidad el orador de orden fue el Dr. Antonio Alamo, época en la cual aun no se había urbanizado  todo el sector barquisimetano comprendido aproximadamente entre la carrera 14 y 16 y calles 27 y 29, por algo que escribe Alamo:
“Está bien esta construcción moderna frente al vestigio glorioso del Colegio San Agustín, porque a través del tiempo que remueve las cosas y repone los hombres, la ciencia humana es la misma, y la obra de saber y de virtud de aquel maestro que se llamó el Padre Wonhsiedler tiene relación directa con la de éstos que se llaman los Hermanos de las Escuelas Cristianas”.
Para que el edificio de La Salle, situado en la carrera 14, pudiera estar  frente “al vestigio del Colegio San Agustín”, situado en la carrera 16, supondría una total ausencia de edificaciones entre una  y otra edificación.
En su discurso de inauguración de este importante centro educativo de Barquisimeto, Alamo recuerda a valiosos larenses: Ezequiel Contreras, Ildefonso Aguinagalde, Juan Pablo Wonhsiedler, Egidio Montesinos, Mateo Liscano Torres, a los Pinedas, los Seijas, los Cote, los del Castillo, los Marquís, los Oropeza, los Gualdrón porque, como lo dice ellos son “del  templo de los apóstoles: andan en anunciación de buenas nuevas y con palmas”.
17. El 27 de febrero de 1942 se instaló el Centro Histórico Larense, institución que ahora, renovada, se intenta reactivar del letargo en que se encuentra desde hace muchos años. En dicha ocasión habló el Dr. Antonio Alamo y sus palabras iniciales fueron “No vengo a pronunciar un discurso de orden, sino a cumplir la orden de pronunciar un discurso…”.
Discurso o no, vale destacar un fragmento cuya impresionante actualidades digna de tomarse como acicate para las tareas reconstituyentes de este organismo en tiempos de revolución: “ … una asociación que viene, en relación con la historia venezolana y especialmente con la del Estado, a coleccionar documentos, a resolver dudas, a fomentar estudios y escribir libros, precisamente cuando se impulsa al país por nuevo rumbo, ofrecerá facilidades de conocimientos y de estímulo a los reformadores, principalmente a la juventud, para que se nutran  de filosofía histórica, si es que quieren marchar con pasos firmes. Porque desligar al presente del pasado sería incongruencia peligrosa y errar lamenta guiarse por la sugestión de que el avance se verifica con alteraciones repulsivas y no por encadenamiento de sucesos”.

18. Vicente Amengual, doctor y general, nativo de Cabudare y que algunos consideran el “Fouché” venezolano, firmaba con el apellido debajo de su nombre razón por la cual “sus críticos [que eran muchos] dijeron que el capricho significaba que cuando Amengual estaba caido Vicente estaba arriba”
Alamo dice que Amengual “sabía caer” e insinúa que lo hacía casi siempre parado.

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