Calvani y el árbol frondoso

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Desde temprano tendría Arístides Calvani vocación de apostolado. En Bélgica fue el primer extranjero en presidir la Juventud Católica Universitaria, y luego fue Vicepresidente de la Juventud Católica Venezolana.

La suya es una visión integral del movimiento socialcristiano que no se agota en lo político. Se expresa en la política, una dimensión a la cual reconoció importancia central, pero ninguna faceta social le es ajena. Recuerdo verlo explicar en la pizarra al movimiento socialcristiano como un árbol frondoso, con un tronco fuerte que eran los principios cristianos y la doctrina construida con base en ellos, y distintas ramas sociales y políticas, distintas entre sí pero con un mismo tronco y una raíz común. Es un movimiento con vocación universal, no solo un partido político, aunque produce consecuencias y expresiones políticas. Tiene un espíritu de justicia y derecho, de cambio integral, de solidaridad, de austeridad y desprendimiento, de paz y de apertura.

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Pero tiene muy clara la autonomía de los movimientos sociales. Hay en ellos una base natural, porque surgen de la sociabilidad humana, la cual parte de los principios de dar en la medida de las propias capacidades y de las necesidades de los demás, y recibir en la medida de las propias necesidades y de las capacidades de los demás. Conectada con la sociabilidad está la solidaridad. La persona es multidimensional y, en consecuencia, puede asociarse con otros para la consecución de sus fines e intereses comunes.

La rama política del movimiento socialcristiano son los partidos demócrata cristianos. La rama social la forman los sindicatos social-cristianos, las mutualidades y asociaciones diversas. Y reconoce que sus carencias están en la falta de ramas, de expresiones, en los sectores económico, cultural y espiritual.

Como el socialcristianismo es un humanismo, esa visión está alimentada por ideas del hombre y sus relaciones. Ante todo, consigo mismo. Con la naturaleza, sea en los bienes de la tierra o el trabajo. Con sus semejantes a través de la familia y la educación. Con la sociedad temporal, que se expresa en los temas del Estado, la justicia social, el bien común, todo lo concerniente al ámbito de la política. Y con la sociedad internacional, la cooperación y solidaridad universales, la paz; la justicia social internacional y el bien común universal.

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Este hombre buscó desarrollar su idea socialcristiana en la vida, primero en el ámbito de las relaciones consigo mismo, dando un testimonio de coherencia: “Si uno no actúa como piensa, termina pensando como actúa”, solía decir. Pero también en los campos múltiples y exigentes del trabajo, formando sindicatos y ejerciendo el Derecho del Trabajo; la familia, defendiendo los derechos del niño y promoviendo y dirigiendo el Movimiento Familiar Cristiano; la educación, como docente, formador y fundador de instituciones educativas; la política como parlamentario, militante y dirigente de partido; y las relaciones internacionales, como Ministro de Relaciones Exteriores, y Secretario General de la Organización Demócrata Cristiana de América. En cada uno de ellos hizo tanto, que podría bien podría uno solo haberle llenado la existencia, pero supo multiplicarse.

Este 19 de enero será el cumpleaños 97º de su nacimiento, el 18 se cumplen veintinueve de su muerte, y el pasado martes 13 fue el aniversario 69º de COPEI, el partido que tiene la exigente misión de realizar sus ideas y su ejemplo en el agreste campo de la lucha política.

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