Barquisimeto en los recuerdos de Antonio Alamo (I)

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Caminito que un día

Antonio Alamo, escritor y abogado segundo cronista oficial de Barquisimeto, nombrado el 11 de abril de 1951, nació en esta ciudad el 16 de noviembre de 1873. Ocupó diversos cargos en la administración pública regional y nacional, director de la Academia Nacional de la Historia en varios periodos.

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Murió en Caracas el 5 de marzo de 1953.

1. Menciona Alamo unas “gratísimas tertulias de la Tarara” a la cual concurrían él, Lino Díaz, Rafael Cortez García, Manuel Rodríguez Garmendia, José Sanjuán García, Paulo E. Piña, Ramón Vásquez, Horacio Briceño, Agapito Peña, Venegas “y algún otro de los pocos que quedamos…”
La Tarara fue una famosa gallera que existió en Barquisimeto de la que fue propietaria la famosa Negra Susana.

2. Alamo le dedica uno de sus artículos a Juan Bautista Romero “producto *** de la revolución del 59”, un hombre que “ni un solo momento dejó de estar en acción a favor de las clases humildes, de los cuales procedía” de orientación positivista en lo filosófico y democrático en lo político. De él dice Alamo que “su liberalismo tendía al socialismo, y aun lo traspasaba…” por lo que “fue un extraño en relación con las costumbres que lo rodeaban”.

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Publicó un periódico que tituló “El Diablo Suelto” cuyo lema era “Como el TANCUER del indio, me quiebran, pero no me doblan”.
3. Otro socialista barquisimetano de quien se ocupa Alamo se llamó Emiliano Soteldo, actuante entre 1885 y 1900, manifestando “su preocupación por los problemas sociales” a cuya solución “se entrega casi con fanatismo. No se adhirió a ningún grupo pero colaboró en los periódicos liberales de la época.

4. De un documento existente en el Registro Público de El Tocuyo, reproduce Alamo, la interesante información de un asalto cayapero cometido en Barquisimeto el 16 de abril de 1675 contra el Capitán Juan de la Justa quien “con sólo su espada y capa se paseaba por las calles fiado en el seguro que su Majestad tenía concedido a sus vasallos y quitado de todo mal pero, le salieron de hecho y caso pensado en la esquina de las casas de la mirada de Gonzalo de los Ríos el Capitán Cristóbal de Bayas, Juan de Palacios y José de Trejo, y a un tiempo lo embistieron con espadas y broqueles, que sin darle lugar a poderse defender dieron con él en el suelo, privado de juicio, poniéndosele encima Juan de Palacios y entre todos tres le contaron el dicho Juan de la Justa la melena con parte del pellejo y otras heridas, de cuyo tumulto y revolución que tuvieron sin valerle al de la Justa las exenciones que como tal Capitán de infantería vivo que es de dicha ciudad debe gozar, resultó el haber salido herido el dicho Capitán Cristóbal de Bayas, de que falleció.

Este Barquisimeto de 1675 ocupaba el sitio reconocido como Samurubana, quinto de la ciudad, de donde se mudó en 1700.
5. En la generación intelectual anterior a él, Alamo coloca a José Parra Pineda, Rosendo Perdomo, Eduardo A. Álvarez T. (Pepe Colona), Pedro Monasterios, José Mármol Herrera, José Isidro Arroyo, Ezequiel Bujanda, Domingo Antonio Yépez, Francisco Jiménez Arráez, Santiago Pérez Gil y otros; y en la que se formó después de él, figuran Juan Liscano, padre, los Castillo Amengual, Arturo Tamayo, Julio Olivares, Alcides y Hedilio Losada, Roberto y Francisco (Pancho) Montesinos, Francisco Giménez Ocanto, Alvarado Ruiz, Giménez Segura, Marco Aurelio Rojas, Antonio Liscano, Rafael García Alamo y otras generaciones que dinamizaron el mundo literario larense desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

6. En 1874 se enfrentaron en Barquisimeto el ejército del general Colina, opositor al gobierno y el de éste, comandado por el general Rafael Márquez. Ambos ejército usaban la bandera amarilla del Partido Liberal por lo que se ordenó que en las divisas se inscribiera la consigna “¡Viva el general Guzmán Blanco!” orden que se dio en Barquisimeto en enero de 1875, Guzmán Blanco pasó revista a su ejército, ya derrotado el de Colina, “a la cabeza del escuadrón de su mando se presentó el general [larense] Juan Salas, jinete en brioso zaino, luciendo en su aludo sombrero la cinta amarilla con esta inscripción:

`Viva el general Guzmán Blanco y su esposa doña Ana Teresa´” lo que posiblemente influyó para que meses después Salas fuese designado diputado al Congreso Nacional.

En un discurso pronunciado en 1897 en homenaje al general León Colina, siendo presidente del Estado el general Aquilino Juares, dijo Alamo en relación con esta batalla de 1874 en Barquisimeto, lo siguiente.

“El 74 se rebela contra el Gobierno, y como eco de aquella tempestad, todavía parece que tiembla la torre de la Paz al incomparable fuego de su fusilería”.

Cronista del municipio Iribarren

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