La Universidad Fermín Toro (UFT) sufrió un duro golpe a su integridad académica, a raíz de los hechos ocurridos el pasado lunes que iniciaron con piedras y culminaron con llamas, cuando grupos colectivos arremetieron en contra del recinto y presuntamente provocaron el incendio en parte de su estructura. Estos sucesos registraron un estudiante herido de bala y, presuntamente, se perpetraron bajo la anuencia de efectivos policiales y militares.
Mañana de barricadas y protestas
Justo a las 10:00 de la mañana, un nutrido grupo de estudiantes se concentró en las inmediaciones de la UFT. Con la ayuda de algunos escombros, obstaculizaron la avenida Hermann Garmendia. Protestaron por la represión militar que sufrieron el pasado martes 29 de abril, cuando manifestaban en el mismo lugar.
Minutos después llegaron efectivos de la Policía de Lara, quienes se encargaron de desviar el tráfico.
Posteriormente, a horas del mediodía, se generó un primer enfrentamiento entre estudiantes y el citado organismo. Los jóvenes utilizaron piedras y elementos pirotécnicos caseros, mientras los funcionarios respondían con perdigones y bombas lacrimógenas.
Tarde de tensión y balas
Cerca de las 4:00 de la tarde, según relatan vecinos y estudiantes, un grupo de ocho motorizados arribó a las inmediaciones del recinto universitario por la avenida Hermann Garmendia, a la altura del puente Guardagallo, donde se aproximaron a toda velocidad y dispararon contra los protestantes bajo la mirada de efectivos militares y policiales.
A raíz de que el grupo de motorizados actuaba con armas de fuego, los jóvenes corrieron despavoridos y se refugiaron en el interior de la UFT. Después, la mayoría de ellos se marchó del lugar.
Noche de terror y llamas
Al caer la tarde, el grupo de motorizados, quienes presuntamente forman parte de los colectivos de paz, ingresaron al recinto universitario en búsqueda de los manifestantes.
Según comentan dirigentes estudiantiles, mediante una toma de las instalaciones procedieron a sacar algunos equipos, causaron destrozos en algunos departamentos e incendiaron el edificio mediante bombas ‘molotov’.
El grupo emprendió la huida con computadoras, máquinas de reproducción de carné estudiantil, aires acondicionados; entre otros objetos de valor.
Según testigos, esta acción también se perpetró con la presencia de los citados organismos de seguridad presentes.
Bomberos llegaron 40 minutos después del incendio
Paola Iribarren, dirigente estudiantil de la UFT, declaró que el Cuerpo de Bomberos del municipio Iribarren arribó al lugar de los hechos 40 minutos después del inicio del incendio. En ese compás de tiempo, trabajadores de mantenimiento y estudiantes intentaban sofocar las llamas que rápidamente se propagaban desde la planta baja hasta el cuarto piso.
“A pesar de que su sede queda a escasas cuadras de la universidad, los bomberos no se presentaron en el sitio de forma oportuna. Efectivos militares impidieron su paso debido a que estaban reprimiendo a algunos estudiantes que permanecían en protesta”, relató. Pudieron controlar el fuego en 45 minutos aproximadamente.
Daños estructurales
El recinto universitario presentó daños en su parte posterior izquierda: las áreas de Biblioteca, Pasantías, Ciencias Políticas, Asesorías Jurídicas, Bienestar Estudiantil, Laboratorio de Computación y Cafetín resultaron afectadas por la propagación de las llamas.
En el área de Biblioteca, se perdieron 25 años de trabajos de grado que resultaron calcinados.
El Consejo Universitario no ha dado el balance oficial pero se estima que la sede esté inhabilitada entre tres y cinco meses.
Vecinos afectados
Por otra parte, los habitantes del conjunto de apartamentos de la urbanización Club Hípico Las Trinitarias, denunciaron que también resultaron afectados por la represión, puesto que en dos apartamentos ingresaron bombas lacrimógenas que fueron disparadas por efectivos militares. La profusión de los gases afectó a niños y ancianos del urbanismo.
