Aseguran investigadores: Aún hay esperanzas para salvar a los cardenalitos de la extinción

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Con solo 10 centímetros de tamaño, sobresale con facilidad por su flamante plumaje rojo. Diminuta pero colorida; así es el ave Carduelis cucullata, mejor conocida en el argot popular por el sustantivo masculino de cardenalito.

Pero su exótica apariencia no es lo único que lo distingue. En la actualidad, el cardenalito se encuentra bajo amenaza de extinción en Venezuela, su país natal. De acuerdo con el decreto presidencial 1.486 del año 1996 y el Libro Rojo de la Fauna Venezolana de 2008, su estado de conservación se encuentra “en peligro crítico” en el país. Mientras que la Lista Roja de Especies Amenazadas, publicada en 2012 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, lo clasifica como “en peligro” fuera de nuestras fronteras. De hecho, el Banco Central de Venezuela lo escogió como ilustración del reverso del billete de Bs. 100 para sensibilizar a la población en el tema de la biodiversidad.

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Aunque parte de su hábitat natural también está en riesgo de desaparecer debido al uso de los bosques deciduos -especialmente la barba de palo, planta donde el cardenalito hace sus nidos- para actividades humanas y agrícolas, su principal amenaza continúa siendo la captura no sustentable por parte de cazadores ilegales y aficionados, quienes los cruzan inescrupulosamente con otras especies de Carduelis y con especies canarias europeas del género Serinus para producir híbridos de canarios rojos, de mucha demanda comercial. Debido a la recurrencia de esta práctica, la población de cardenalitos en estado silvestre ha mermado rápidamente.

 

Ciencia aliada

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Mientras se controla la situación de alarma con poblados naturales, las poblaciones en cautiverio representan la única esperanza para salvar a la especie de la extinción. Esta estrategia de preservación fuera de la naturaleza será implementada por el Parque Zoológico y Botánico Bararida de Barquisimeto, estado Lara, con la asesoría del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), quien diseñará las bases genéticas necesarias para tal fin. El IVIC también se encargará de comprender la historia evolutiva de la especie, así como los orígenes geográficos y el estado de hibridación de los individuos fundadores que viven en cautiverio en el Parque Zoológico y Botánico Bararida.

Los protocolos de análisis genéticos desarrollados para estudiar cardenalitos permitirán el establecimiento de poblaciones cautivas saludables, representativas de la variabilidad natural de la especie, libres de contaminación genética proveniente de especies exóticas y con niveles bajos de endogamia (reproducción entre individuos emparentados entre sí).

La iniciativa es financiada por el Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) a través del Programa de Estímulo a la Innovación e Investigación (PEII). Además, cuenta la colaboración de ornitólogos del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Universidad Central de Venezuela, así como especialistas del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente y el Instituto Smithsonian de los Estados Unidos.

“Antes de iniciar un programa de conservación ex situ necesitamos desarrollar herramientas de diagnóstico para identificar a la especie, a fin de comprobar si se trata de un cardenalito real o si estamos en presencia de un híbrido con fenotipo de cardenalito. Hasta tanto la presión cese, lamentablemente lo que podemos hacer es apoyar los esfuerzos institucionales para mantenerlos en cautiverio”. Así lo explicó la Dra. Kathryn Rodríguez-Clark, investigadora del Laboratorio de Ecología y Genética de Poblaciones del Centro de Ecología del IVIC y coordinadora del proyecto.

Tales herramientas diagnósticas consisten en marcadores moleculares, es decir, segmentos específicos de ácido desoxirribonucleico (ADN) con una ubicación conocida en el genoma, por lo cual son fáciles de rastrear y resultan de gran utilidad en análisis de herencia genética. En este sentido, se obtendrán muestras de ADN provenientes de poblaciones silvestres de cardenalitos (principalmente de museos) y de ejemplares cautivos de las especies potencialmente contaminantes, entre ellos, el canario doméstico (Serinus canaria domestica).

Patrimonio criollo

El trabajo de campo incluye la búsqueda de ejemplares silvestres, y en el caso de que se dificulte la captura, la toma de plumas, sangre y medidas morfológicas estándares; asimismo, se hará la identificación del sexo y edad aproximada de cada animal, los cuales serán liberados inmediatamente. El rojo característico del cardenalito no será considerado indicador confiable de hibridez o pureza “porque su color no solo está influenciado por la genética sino también por la dieta. El cardenalito necesita fuentes ricas en carotenoides para poder expresar el color; muchos alimentos rojos o anaranjados contienen ese pigmento”, acotó Rodríguez-Clark.

Según la experta, los canarios serán muestreados por el personal veterinario del Parque Zoológico y Botánico Bararida, con una amplia experiencia en la canaricultura. “La idea es construir el perfil genético de todos los individuos allí presentes para aprobar con seguridad su ingreso al programa de conservación ex situ del cardenalito”. En paralelo, se realizará la búsqueda de muestras conservadas en museos, “muy valiosas para el proyecto porque estamos casi convencidos de que esos ejemplares sí son puros, ya que fueron recolectados hace casi 100 años aproximadamente y en localidades conocidas de la naturaleza”, afirmó.

Si bien el cardenalito es mayoritariamente venezolano, se han encontrado pequeños asentamientos en otros países caribeños, como Cuba, Puerto Rico, Colombia, Trinidad y Tobago (donde se cree se extinguió) y recientemente Guyana. Aunque las poblaciones cubanas y puertorriqueñas fueron introducidas por el hombre, el reciente descubrimiento de los poblados guyaneses sorprendió a los especialistas. “Como es una especie muy traficada, no sabemos si esa población de Guyana fue introducida o es natural de allá”, aclaró la investigadora del IVIC. En nuestro país se sospecha la existencia de al menos tres poblaciones silvestres de cardenalitos, pero los sitios exactos donde han sido observados no serán revelados para evitar su captura y venta ilícitas.

“Venezuela es uno de los países megadiversos de la Tierra y el cardenalito es un miembro más de la familia venezolana. Las especies no tienen que ser útiles a la gente para tener derecho a existir. Por eso es tan importante la labor del Parque Zoológico y Botánico Bararida en materia de protección y educación ambiental”, aseguró la Dra. Rodríguez-Clark.

 

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