Angustia entre amas de casa: Ya estamos cansadas de hacer tantas colas (Fotos)

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“Esto no se puede aguantar más. Ya estamos cansados de tantas colas para poder conseguir a veces, la comida; y lo peor es que no se ve que el gobierno haga algo para resolverle ese problema a los venezolanos”.

Expresiones como esas, y otras peores, se escuchaban durante toda la mañana del viernes en los alrededores de expendios de artículos de la canasta básica o alimentaria en diferentes sectores de Barquisimeto.

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En las extensas colas podían observarse rostros agotados, señal de que las personas habían pasado la noche en vela con la esperanza de conseguir en la mañana leche en polvo, aceite, pañales, toallas, papel sanitario, pollos o harina precocida.

Desde temprano había personas congregadas frente a PDVAL de la Brigada de Infantería, todo en orden.

“No es posible que tengamos que perder días de trabajo para tratar de encontrar algo que llevar a la casa”, manifestó Armando mientras formaba parte de la larga cola para ingresar al supermercado de Arena Plaza.

Explicó que el día anterior lo hizo su esposa y ayer le tocó el turno a él para que ella pudiera acudir a su empleo pues no quieren quedar desempleados.

Dijo que venía de la farmacia del CC Las Trinitarias donde intentó conseguir pañales, pero le tocó el número 127, lo que le hacía dudar que llegara al establecimiento antes de que se agotaran esos artículos indispensables para los niños.

“Esta semana yo he andado del timbo al tambo, de un sitio a otro, buscando pañales y hasta ahora no he podido conseguir ni un paquetico, espero que hoy pueda conseguir aquí o sino no sé qué voy a hacer, porque es algo indispensable para mi niña”, señaló una mujer que prefirió no identificarse argumentando que “trabajo para el gobierno”.

Pero si allí la cola era larga, la de la Feria de las Hortalizas de Cecosesola en Las Trinitarias era peor, además del congestionamiento por falta de alguna autoridad que pusiese orden.

“Yo llegué anoche a las once y todavía a esta hora (9 am), no había podido ingresar al establecimiento para adquirir algunos artículos, especialmente víveres.

Semanas anteriores ha sido común la permanencia de personas en ese establecimiento desde el jueves para adquirir hortalizas o víveres, sobre todo este renglón, pero esta vez la cantidad se multiplicó.

“Hay que prepararse con lo que se pueda porque dicen que la escasez será peor y aunque mejor es no creer en esos rumores lo conveniente es tomar precauciones”, se le escuchó a un sexagenario que había logrado llenar dos bolsas con hortalizas y se marchaba.

Aquí se notó la ausencia de funcionarios de los cuerpos de seguridad y los que se vieron andaban como compradores y no en servicio.

En la Feria de las Hortalizas de la misma cooperativa en la Zona Industrial no era diferente la situación.

“Antes no pasaba esto; la gente venía y compraba sin ningún problema, pero ahora viene gente de todas partes porque los precios son más bajos que en el comercio”, manifestó Nelly Palencia, una ama de casa procedente del barrio Los Luises.

“Yo vengo de Los Cerrajones, que estuve tres días tratando de hallar harina Pan, pero me cansé y me vine para acá; espero conseguirla aquí”, dijo por su parte Yajaira Franco, su compañera de fila.

“Lo único bueno de esto es que se conoce gente y se hacen nuevas amistades”, gritó otra ama de casa a corta distancia.
Allí hubo algunos problemas el jueves entre los que hacían cola, pero este viernes la Guardia Nacional se hizo presente para mantener el orden.

Algunos de los presentes denunciaron que el jueves llegaron unos sujetos ocupando los puestos principales en las filas y luego los ofrecían a los recién llegados a 400 o 500 bolívares, pero fueron auyentados por los uniformados.

Otra de las ferias de hortalizas de Cecosesola donde había gran cantidad de mujeres y hombres era la de Ruíz Pineda, al suroeste de la ciudad.

También allí muchas personas llegaron desde la noche anterior tratando de estar adelante cuando comenzaran las ventas en la mañana.

“Yo dormí aquí, junto a unas cuantas personas que nos cuidábanos unos a otros por los malandros, pero no pasó nada, gracias a Dios”, expresó Domingo Peña, un jefe de familia que había leido la declaración de la ministra Carmen Meléndez afirmando que no era necesario madrugar para comprar artículos de la cesta básica.

“Estoy seguro que esa ministra no hace mercado, que le llevan todo a su casa. La invitamos a que se venga a Barquisimeto para que vea la realidad, y que haga su colita pa’ que sepa lo que es bueno”, agregó.

Los grupos de jefes de familias, muchos cansados por las horas de espera, permanecían sentados en las aceras, resguardándose de las inclemencias del sol con toallas, sábanas, paraguas o cartones, esperanzados en que cuando ingresaran a los expendios de hortalizas o víveres aún quedara algo de lo necesitado.

Pero este viernes las colas no eran sólo para adquirir víveres, artículos de limpieza u hortalizas, pues también las había en busca de gas doméstico.

Detrás de Makro la fila se extendía prácticamente por toda la calle entre las avenidas del Ferrocarril y Las Industrias.
A las diez y media de la mañana no había llegado el camión de la empresa Vengas desde el que les entregarían los cilindros del combustible.

Franklin Acevedo, uno de los jefes de familia presentes, explicó que antes compraban gas en la estación de distribución en la Zona Industrial, pero los mudaron a ese sitio para mayor comodidad, aunque allí no cuentan con ningún servicio y la protección de los organismos de seguridad no es óptima, pese a ser un sitio oscuro.

Acevedo afirmó que los compradores con sus cilindros o bombonas llegaron poco después de la media noche y a la hora señalada seguían esperando.

Marielba llegó a las tres de la mañana, con una niña en brazos, y la bombona de gas que sustituiría. Su esposo tenía que trabajar.

“Si el se queda sin empleo es peor que venir yo a comprar el gas”, explicó.

“Ahora dicen que a partir del lunes nos van a mudar para los alrededores de la Casa Sindical, pero no nos ofrecen ningún servicio, especialmente sanitario”, agregó.

Unos estaban pendientes de la vecina tienda para mayoristas pues vieron llegar dos gandolas, supuestamente cargadas con harina precocida y papel sanitario.

Situación similar se registraba en los alrededores de la empresa Servigás, en la Zona Industrial 3, cerca de Mercabar.

También allí muchas personas hicieron vigilias obligadas porque el servicio a domicilio que existía anteriormente desapareció.

“Ahora es difícil comprar la bombona hasta en la distribuidora porque tiene uno que pasar hasta un día con la noche, y pensar que antes se lo llevaban a uno a su casa, ah tiempos aquellos de la llamada Cuarta República”, manifestó uno de los presentes.

Y si ayer había cola para la cesta básica, también ocurría en algunos expendios de medicamentos.

“Aquí dijeron que iban a vender acetaminofén y por eso estamos en esta cola, porque de pronto hay, uno no sabe”, expresó una mujer que sólo dijo llamarse Eugenia.

Conforme transcurrían los minutos el número de personas crecía, aunque la mayoría ignoraba lo que iban a vender.
Pero las colas no sólo se podían observar en Iribarren pues también las había en las otras capitales municipales, como El Tocuyo, Quíbor y Cabudare.

En esta última ciudad, la aglomeración la hubo en el supermercado Megalucky, avenida Libertador.

“Dijeron que estaban vendiendo harina Pan y aquí estoy, porque uno, guaro, no puede vivir sin arepa”, expresó Lucía Meléndez mientras esperaba su turno para ingresar al establecimiento, aunque aún le faltarían unas dos horas para hacerlo.

Allí, uniformados de la Guardia Nacional se encargaban de mantener el orden, evitando la actuación de los tradicionales coleados que nunca faltan.

En El Tocuyo, algunos negocios se vieron congregados por mujeres y hombres en las avenidas Fraternidad y Lisandro Alvarado, aunque sin tumultos.

En los otros automercados de asiáticos, en Palavecino, las actividades se desarrollaban con normalidad, mientras en el de Valle Hondo, como ha ocurrido esta semana, las compras nerviosas continuaban.

En cada una de esas filas, los comentarios negativos hacia el desabastecimiento no se hacían esperar.

“Uno antes iba al mercado o supermercado y compraba lo que quisiera, y siempre había”.

“No se hasta cúando vamos a seguir escuchando a ministros decir que hay suficiente abastecimiento, pero no dicen donde están los productos porque uno lo que ve son estantes vacíos”.

“Ellos le echan la culpa a los comerciantes pero no les garantizan a ellos los suministros para que le vendan a la gente, eso no puede seguir así”.

¿Hasta cuándo tendremos que esperar para que el gobierno normalice las entregas de la comida o los artículos para la higiene?

“Uno ve las colas y se pone en en ellas sin saber lo que va a encontrar. Si hay harina, mantequilla, azúcar, aceite, leche en polvo o cualquiera de los artículos que están desaparecidos, es una suerte”.

“Esto se va a normalizar pronto porque el gobierno está haciendo los esfuerzos necesarios, pero hay que tener paciencia, no desesperarse”.

Lógicamente que entre los desesperados compradores había de los dos bandos, aunque los partidarios del sector oficialista preferían mantenerse de bajo perfil, a pesar de estar padeciendo las mismas dificultades de los demás.

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