Adolescentes: ¿víctimas o victimarios?

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La inseguridad en Venezuela ha pasado de ser una “sensación” a una realidad innegable.

En muchas ocasiones, cuando cualquier persona circula en su vehículo, en transporte público o a pie, al escuchar un motorizado u observar que se le acerca, se asusta, pues generalmente los delitos se cometen en dos ruedas.

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Los protagonistas de estos hechos, generalmente son jóvenes entre 14 a 25 años de edad, quienes no solo son los victimarios, sino en muchas ocasiones se convierten en víctimas. A juicio de Carmen García de Mármol, criminóloga y jueza jubilada, esto se debe a la falta de política criminal, definida por Fran Von Liszt, como «el conjunto sistemático de principios, con arreglo a los cuales deben organizar el Estado y la sociedad la lucha contra el crimen».

Para el sociólogo larense Nelson Fréitez, a la juventud en el país le hace falta “una escuela que los estimule, pues en Venezuela aumenta, cada día, la deserción escolar. Más del 80% de las instituciones que tenían el programa de alimentación escolar, hoy no cuentan con él, se ha reducido, y era un atractivo para los jóvenes que tenían el almuerzo en la escuela”.

La política criminal pudiera ser considerada como una sección de la política social del Estado, sin embargo, los especialistas aseguran que no se atiende, aunado a la falta de educación y estímulos para que las personas culminen una carrera profesional.

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“Cuando los muchachos salen de la escuela, caen en el ocio y no tienen preparación técnica para un trabajo u oficio; entonces, se paran en las esquinas y llega la banda que los reclutas para la distribución minorista de droga. Hay un potencial delictivo, porque hay ocio y no están estimulados”, aduce Fréitez.

Por su parte, García de Mármol, explica que entre los 14 y 25 años, las hormonas de las personas están en su máximo esplendor, por lo cual es necesario, desde la educación, canalizar estos ímpetus juveniles.

“Va en cosas tan simples como explicarles que no deben llevar la tarea sucia, que no pueden sentarse en la mesa sin franela o que le pidan la bendición y mantengan un respeto por los abuelos”.

Fréitez atribuye la situación, también a la impunidad que existe en el país, porque a su juicio, “no hay sanciones a quienes delinquen, asesinan… todo este cuadro de inoperancia y negligencia del sistema judicial, efectivamente contribuye al delito. Aquí hemos tenido masacres terribles. En enero de 2013 hubo 61 homicidios en la cárcel de Uribana, y aún esperamos el informe; eso es impunidad. Tampoco hubo responsable ante la intoxicación masiva de internos”.

El sociólogo cita las palabras del criminólogo Elio Gómez Grillo: “Cuando los delitos no son sancionados eso se convierte en un factor criminógeno porque estimula a nuevos delitos”.

Esto, asevera, ha ocurrido en Venezuela.

Hay otro factor social que pudiera tomarse en cuenta a la hora de analizar el por qué de la participación de la juventud en hechos criminalísticos y pudiera ser la tasa de pobreza. “Ante las situaciones de exclusión social y carencia de empleos, las personas buscan una forma de sobrevivir”, dice Fréitez.

A su juicio, no hay políticas de Estado para el uso de tiempo libre, lo cual no les permite desarrollar su potencialidad en cuanto a lo físico, cultural o deportivo.

Señala que en el barrio deberían existir sistemas de protección de los sectores más vulnerables, lo cual supone enseñar a usar el tiempo libre, incentivar la creación de grupos juveniles o lograr ofertas de actividades que les permita cambiar ocio por productividad.

Ciudad peligrosa

Según la ONG mexicana, Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, Barquisimeto fue catalogada como la cuarta ciudad venezolana con mayor índice de peligrosidad.

De acuerdo al estudio, Barquisimeto registró más de 800 asesinatos, con una tasa de 46,46 por cada 100 mil habitantes. Mientras en la lista mundial se ubica en el puesto número 21.

Nelson Fréitez alega que se trata de un desvío de funciones que ha habido en los cuerpos de seguridad, además asegura que la impunidad hace que la delincuencia aumente, “pues de cada 100 casos, en 94 no hay ni un detenido en Lara. Hay inoperancia y negligencia del sistema judicial”.

Más de 1.800 personas captadas por IJL

Dairon Jiménez, presidente del Instituto de la Juventud en Lara, informó que han realizado diferentes planes a fin de incorporar a jóvenes a través de planes como el Fénix.

“En 2014 registramos a más de 1.800 y la meta para este año es de cinco mil, a quienes integramos en actividades de talento tradicional y urbano, que es el que más le gustan y de esa manera que dejen el ocio, también para que hagan vida en las canchas artificiales”.

Además imparten una serie de talleres de formación, como el de reparación de teléfonos. Son cursos rápidos. Se les entrega un kit para que comiencen a trabajar.

“Tenemos un censo en cada municipio y por ejemplo, en Camino al Campo, al gobernador se le acercan y piden herramientas, porque sus necesidades son distintas a las de los jóvenes de la ciudad”.

Explicó que realizarán una alianza con la Escuela de Agronomía de la UCLA a fin de darles mayores beneficios a fin de evitar que caigan en la delincuencia.

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