Es preocupante la situación de anarquía que en la actualidad se vive en la UPEL-IPB producto del desconocimiento de la máxima autoridad por parte de grupúsculos que sólo persiguen satisfacer sus intereses políticos y personales.
Es deprimente ver en lo que quieren transformar nuestra magna casa de estudio, donde el respeto por la institucionalidad y la academia que otrora nos hacía sentir orgullosos, en los actuales momentos pareciera ser que no le importa a las personas que están generando el caos institucional.
Es lamentable que el secuestro, intimidación y humillación ocurran en la única Universidad Pedagógica de Venezuela, donde la consigna debería ser “Formar Pedagogos que iluminen las sendas que deben transitar nuestros hijos para que se conviertan en los seres dignos que reclama nuestra patria”. Sin embargo no es así, este sueño es efímero y se convierte en una utopía, cuando notamos que algunos docentes y estudiantes hacen todo lo contrario, fundamentados en una serie de antivalores que justifican las actuaciones patéticas que contradicen su formación académica. No permitamos que nuestra universidad sea otro ejemplo de la crisis nacional que sumerge actualmente a nuestro país, recordemos que somos docentes que debemos preparar a nuestros hijos para enfrentar los retos que reclama la sociedad.
Estimados colegas, debemos apoyar la institucionalidad y evitar que se salga de control lo que con tanto esfuerzo hemos construido. La Universidad Pedagógica es nuestra esencia y la razón de ser de todos los que hacemos vida académica. Hay situaciones que se presentan en el ámbito universitario que competen a ciertas instancias resolver, estamos obligados acatar las decisiones que de manera consensuada los expertos señalen al respecto. Imaginen por un momento que todos en la universidad hagamos los que nos viene en ganas, evidentemente el caos se apropiaría de nuestro campus universitario y eventualmente nos llevaría a una degradación lenta y progresiva que conllevaría a la anhelada intervención por parte del gobierno. En nuestras manos está el hecho de mantener lo construido y mejorar lo existente, somos los llamados a impedir que los manejos políticos de un grupo de colegas y estudiantes que no le importa lo académico imperen sobre la ética de la misión y visión de nuestra universidad. Nuestro norte es la academia, dejemos atrás aquellos que quieren sobreponer sus intereses políticos y personales por encima de los institucionales.
Estimados colegas debemos reflexionar al respecto y frenar la implosión que puede generar el hecho del poder que le estamos brindando con nuestras acciones a los grupos que quieren adueñarse de nuestra autonomía. Cualquier docente que tenga un sentido de pertenencia por nuestra universidad debería hacer una prospección de lo que se avecina.
Si no frenamos a tiempo las consecuencias que nuestras disputas internas pueden ocasionar vamos a complicar notablemente la autonomía que con mucho esfuerzo hemos logrado. “Lo lamentable es que la avaricia de pocos pueda complicar el futuro de muchos”.
