Al alumno Aukat Cañizales, mi querido nieto
Es propicia la celebración del 180° aniversario del Liceo Lisandro Alvarado, para evocar la extraordinaria importancia, de este centro educativo, que inicia en la región la etapa del sistema educativo superior, ostentado rango de sistema superior y dar comienzo a los cursos universitarios de medicina, abogacía y ciencias eclesiásticas, que se estuvieron dictando, a partir de septiembre de 1884, hasta septiembre de 1901 Don Eduardo Blanco, autor de Venezuela Heroica Y ministro de Educación, a la sazón, es la mano querubricó el triste decreto.
La creación del Primer Colegio Federal, de rango republicano, fue obra del gobierno republicano presidido por el General en Jefe José Antonio Páez. No imaginó el eximio prócer de la Independencia, la extraordinaria obra educativa que cumpliría esta atalaya del pensamiento en función cultural y cívica, que hoy descuella como delicada flor de gloria, en la diestra férrea del centauro.
A la vida cultural y docente del Liceo Lisandro Alvarado nos sentimos profundamente ligados. Llegamos a la Dirección, por la decisión limpia y clamorosa de la juventud liceísta, a la salida de la Cárcel de Ciudad Bolívar, por la gesta cívica del pueblo, el 23 de Enero 1958.
Como en aquellos días de infatigables luchas, ahora recordamos, con honda efusión, el plástico testimonio de José Alfredo Lugo, que nos presenta la silueta del Liceo Lisandro Alvarado, emergiendo de un cerco de ametralladoras desafiantes. Lo que tiene directa relación, con las acciones y la gesta incesante de la muchachada liceísta, cuando con gran sentido de la rebeldía y asomo de la santa cólera del pueblo, de responsabilidad cívica y generoso idealismo juvenil, llevó a cabo, acciones propias del momento y de las emociones experimentadas para manifestar, sus consientes rechazos, contra de dictadura perezjimenista y sus secuaces de toda índole.
Eran, naturalmente, acciones que se manifestaban en hojas volantes a profusión: algunas decían Juventud Sin Rebeldía Servidumbre Precoz. Otras que alcanzaban imprevisible circulación. Las más audaces denunciando crímenes y protestas de salvas de gritos “muera el tirano”, de repulsa erguida contra los atropellos de régimen, aprovechando toda oportunidad, para generalizar un estado de rebeldía en el recinto liceísta. Así como también, la incesante tanda de acciones y gestos enardecidos, como el de Marina Requena, iniciando el desfile de lazos negros en señal de luto estudiantil. Expresión de nuestro hondo pesar y enérgica protesta por el vil asesinato, de la gentil novia del Liceo Fermín Toro de Caracas.
Las acciones iban especialmente dirigidas contra los Directores Manrique Carrillo y Antonio Peña Peña, aliados incondicionales de la abominable Seguridad Nacional. Unas veces esta manifestación de repudio se hacía desde un periódico mural, como aquella larga conmoción que desencadenó el “el Novum Organum”, donde aparecieron acusadores y valientes escritos de Miguel Vivas Aguilar y de José María Cadenas y una reproducción poemática de Hughes, que incendiaron los ánimos y que el Director Peña Peña. Preso de miedo, clausuró en el número inicial.
Otro hecho criminal y alevoso, tuvo lugar, cuando Peña Peña dio la irresponsable orden de ocupar el Liceo, por una veintena de oficiales de la Seguridad Nacional. Dictaba clase, cuando me percaté de tan grave asunto, sin reparo en las consecuencias a que me exponía, fui a protestar a la dirección, por esta presencia armada y el inminente riesgo a que se exponían los alumnos, por el desplante de los gatillos alegres.
La acción cívico-militar del 23 de Enero de 1958, nos devolvió la libertad y la plural decisión estudiantil, a la dirección. Sea propicio un saludo de referencia y cordialidad a la directora actual, profesora Milexa Colina, a la alegre muchachada de hoy, a los lisandristas y lisandristas de ayer, con quienes anhelábamos seguir librando la jornada de la cultura, docencia y libertad, para grandeza y gloria de la patria heredad.
